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El negocio de los apartamentos turísticos se tambalea tras el coronavirus: ¿ha llegado la hora de reinventarse?

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El futuro de los apartamentos turísticos, en el aire por el coronavirus
El futuro de los apartamentos turísticos, en el aire por el coronavirus

El estado de alarma decretado hace más de siete semanas ha supuesto un duro revés para el turismo, que solo en marzo ha perdido el 64,3% de sus visitantes internacionales, según los datos de la encuesta Frontur del Instituto Nacional de Estadística (INE) conocidos este miércoles.

A las medidas de confinamiento se ha unido el cierre de fronteras, lo que ha provocado la caída de los ingresos en negocios como los hoteles y restaurantes, que se han visto obligados a cerrar, aunque previsiblemente volverán a la actividad en las próximas semanas de acuerdo al Plan de desescalada aprobado por el Gobierno.

Mayor incertidumbre hay en el sector de los pisos turísticos, que en los últimos años había experimentado un auténtico 'boom', especialmente en ciudades como Madrid y Barcelona o en las Islas Baleares. En línea con los datos anteriores, según un estudio del proveedor de datos turísticos Airdna, desde febrero y hasta mediados de abril, las reservas en apartamentos vacacionales en España se han reducido en más de un 60 %: en solo dos meses España ha pasado de las 141.000 reservas semanales a apenas 55.000.

Mientras, la cancelación de reservas crece al mismo ritmo que caen las contrataciones. Y es que, durante el mismo periodo, la anulación de este tipo de alojamientos aumentó hasta casi el 90 %, si bien se espera que disminuyan a lo largo de las próximas semanas hasta volver a niveles previos al coronavirus en agosto.

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2.900 millones de pérdidas

Aunque aún es pronto para prever a cuanto ascenderán las pérdidas totales, la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos (FEVITUR) cifra en 240 millones de euros el impacto que las cancelaciones están teniendo sobre las viviendas turísticas.

Según los datos de la patronal, las estimaciones a medio y largo plazo se sitúan alrededor de los 1.800 millones de euros directos e indirectos. Mientras, si nos fijamos en los costes de la estancia, las pérdidas podrían ascender a los 2.900 millones de euros.

Las previsiones tampoco son optimistas para el empleo. Según los datos del INE correspondientes al mes de marzo, el número de empleados en apartamentos turísticos ha descendido más de un 44 %.

Viajar será diferente en el nuevo mundo

Este mismo martes la plataforma Airbnb anunció el despido de un cuarto de sus empleados en el mundo, cerca de 1.900 personas, como consecuencia del impacto negativo que la pandemia del coronavirus está teniendo en sus cuentas. Mientras, en España, la compañía ha rescindido el contrato con su centro de atención telefónica en Barcelona, en el que trabajan un millar de personas.

El gigante de los alquileres turísticos, que prevé que sus ingresos en 2020 se reduzcan a la mitad respecto al pasado año, justifica la medida atendiendo a la incertidumbre sobre cuándo volverán los viajes y la forma en que lo harán. Según el cofundador y CEO de la plataforma, Brian Chesky, “viajar será diferente en el nuevo mundo” tras la pandemia y la compañía “necesita evolucionar de acuerdo a ello”.

¿Un cambio de modelo?

Ante esta tesitura, muchos propietarios se plantean dar el salto al mercado de alquiler tradicional. Entre otros motivos, por la incertidumbre acerca del futuro del sector, que teme una mala acogida durante la fase de desescalada.

Es el caso de Marc, que alquila su piso en Barcelona durante la temporada vacacional. Asegura a RTVE que el 80 % de las reservas que tenía hasta julio han sido canceladas y cree que el 20 % restante lo hará en las próximas semanas. “En este momento es imposible competir con un hotel en condiciones de seguridad e higiene”, lamenta.

Y es que la dificultad para garantizar que en estos alojamientos se cumplen los protocolos estipulados por el Gobierno es uno de los mayores obstáculos al que se enfrentarán los propietarios hasta que haya una vacuna.

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Otras como Susana, que cuenta con un piso turístico en el madrileño barrio de Malasaña, ven “con vértigo” la idea del alquiler como vivienda habitual pues “comprometerse durante tanto tiempo con otra persona” le parece “aún más arriesgado que meter a un turista durante una semana”, nos explica.

Tal como recoge el último Real Decreto-ley aprobado sobre el alquiler, que introduce modificaciones en la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) en los contratos firmados a partir del 6 de marzo de 2019, su duración es en principio libre, pero si se firma por un tiempo inferior a cinco años, el arrendatario tendrá derecho a prorrogarlo año a año hasta cumplir con dicho límite temporal.

Por ello, Susana nos cuenta que, durante este tiempo, optará por alquilar su vivienda durante periodos vacacionales de mínimo un mes para evitar la afluencia de un gran número de personas, aumentando así la confianza de sus inquilinos mientras llega la esperada vacuna y retornen los “buenos datos” de estos últimos años.

Un trasvase “poco significativo”

En este sentido, según los datos del portal inmobiliario Idealista en Efe, el número de nuevos anuncios en los centros urbanos se mantiene estable, aunque su tipología sí hace pensar que algunos son viviendas de alquiler vacacional.

"Aún es pronto para asegurar que esas viviendas vuelven definitivamente al mercado de alquiler de larga estancia", señala Fernando Espinar, su cofundador, que cree que muchos propietarios valoraban ya cambiar de mercado "y la pandemia les ha ayudado a tomar la decisión."

Sin embargo, para el presidente de la patronal, Tolo Gomila, el porcentaje de propietarios que han optado por reinventar su vivienda de alquiler vacacional y pasarse al mercado tradicional es “poco significativo” y los pocos que lo han hecho “volverán de nuevo a ser de uso turísticos”.

Entre los principales motivos, destaca Gomila, lo harán porque estos alojamientos serán los primeros en reabrir, ya que los hoteles necesitan de una ocupación mínima para no perder dinero; las ofertas son de "arrendamiento de temporada" y en estos casos el propietario no puede recuperar el inmueble "de forma inmediata".

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Se recuperará la normalidad en 2021

La patronal es consciente de la situación que atraviesa el sector, por lo que reclama al Gobierno una mayor definición del plan de desescalada y garantías para el cumplimiento de medidas anunciadas como el pago de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), la liquidez a las empresas, pymes y autónomos o que se establezcan mecanismos de control ante los avales suplementarios exigidos por la banca.

Sin estas cuestiones, asegura su presidente, el sector estará condenado, provocando la desaparición de empleos y negocios de todas las actividades auxiliares del turismo. No obstante, se muestra optimista y espera que la actividad se reinicie en el último trimestre del año y se recupere la normalidad en la Semana Santa de 2021.