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Santander y Caixabank recortan beneficios en el primer trimestre

  • Santander gana 1.840 millones hasta marzo, un 10% menos y Caixabank 553 millones, un 24% menos

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Una sucursal del Santander en Brasil
Una sucursal del Santander en Brasil.

Los bancos Santander y Caixabank han visto como sus beneficios se reducían en el primer trimestre del año. La caída es más acusada en el caso de la entidad catalana que gana un 24,3% menos por la ausencia de extraordinarios, mientras que el Santander recorta sus ganancias un 10%.

La entidad que preside Ana Botín registra un beneficio neto atribuido de 1.840 millones de euros, lo que supone un descenso interanual del 10% (8% en euros constantes) al haberse contabilizado un cargo neto de 108 millones de euros por la venta de activos y reestructuraciones.

En concreto, este cargo incluye 150 millones de euros de plusvalías por la venta de la participación del 51% de Prisma en Argentina y 180 millones de euros de pérdidas derivadas de la venta de una cartera de inmuebles residenciales en España, más un cargo de 78 millones de euros por los costes de restructuración en Reino Unido y Polonia.

El beneficio ordinario creció en siete de sus diez principales mercados. Estados Unidos fue de nuevo el que más creció, un 46% respecto al mismo periodo de 2018. Brasil es el que más contribuye, con un 29% del beneficio atribuido, seguido de España con un 16%, Santander Consumer Finance con un 13% y Reino Unido con un 11%.

La entidad elevó su margen de intereses un 3% en el primer trimestre (un 5% en términos constantes), hasta los 8.682 millones de euros, y aumentó los préstamos y los depósitos un 4% y un 5% en euros constantes, respectivamente.

En los últimos doce meses Santander ha conseguido cinco millones de clientes más hasta un total de 144 millones. La morosidad cayó 40 puntos básicos, hasta el 3,62%, y las dotaciones por insolvencias se redujeron un 5%, hasta 2.171 millones de euros. El grupo cerró el trimestre con un ratio de capital CET1 del 11,25%.

Menos extraordinarios para Caixabank

Caixabank ha obtenido un beneficio de 533 millones de euros de enero a marzo, un 24,3% menos que en el mismo período del año anterior, a causa de la ausencia de ingresos extraordinarios, como los vinculados a la venta de Repsol.

Si no se tiene en cuenta el impacto de estos extraordinarios, el resultado de la entidad bancaria crecería un 4,3%, según ha informado este martes Caixabank a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El beneficio de la entidad se ha basado en la mejora de los ingresos del negocio bancario, que suponen el 96% de las entradas de recursos. Los activos bajo gestión se incrementaron un 3,7%, hasta los 97.454 millones; con avances del 3% en el patrimonio gestionado en fondos de inversión, carteras y sicavs.

Los ingresos core generaron 2.027 millones (0,9%), apoyados por un aumento del margen de intereses del 2,9%, hasta los 1.237 millones, y a pesar del descenso de las comisiones del 2,2%, hasta los 612 millones. La morosidad se redujo en 13 puntos básicos en el trimestre, hasta el 4,6%. Respecto a la solvencia, el ratio CET1 se situó en el 11,6%, una décima más que al cierre de 2018.

El consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, se ha mostrado crítico con la posibilidad de nuevos impuestos a la banca en el escenario político que se abre tras las elecciones y ha afirmado: "Nosotros no somos responsables de los errores y del dinero que han costado otras entidades. Es importante separar las cosas".

Gortázar ha insistido en que "no tiene sentido" que unas tengan que devolver ayudas públicas de entidades "que ya no están porque fueron insolventes o porque fueron adquiridas por otros".

Recuerda que Caixabank "ya ha contribuido con 4.700 millones de nuestros bolsillos" en concepto de devolución de preferentes, contribución al fondo de garantía y al fondo único de resolución, además de abonar cada año el impuesto de sociedades.

Respecto a sus peticiones para el nuevo Gobierno, Gortázar cree que se debe dar prioridad al crecimiento económico y el mantenimiento de "la disciplina presupuestaria", además de la mejora del mercado laboral, un pacto sobre las pensiones y la reducción de las desigualdades.