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Los líderes de la Eurozona retrasan su decisión sobre el refuerzo del fondo de rescate

  • La remiten al Consejo Europeo de los días 24 y 25
  • Han alcanzado un principio de acuerdo sobre el "Pacto por el Euro"

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Los líderes de los 17 países del euro han aplazado una vez más su decisión definitiva sobre la flexibilización y el refuerzo del fondo de rescate europeo diseñado para ayudar a los países más frágiles de la Unión Monetaria. Ese acuerdo final se espera llegará durante la cumbre en Bruselas de los próximos días 24 y 25.

Lo que sí han alcanzado este viernes ha sido un principio de acuerdo sobre el llamado "Pacto por el Euro", con el que se pretende mejorar la competitividad del bloque a través, sobre todo, de mayor control del gasto y de moderación salarial en el sector público, según ha confirmado el presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, a través de su cuenta de Twitter.

Este "Pacto por el Euro" suaviza el propuesto por Alemania y Francia, pero recoge muchas de las medidas exigidas por Angela Merkel, como la de que los países de la Zona euro prohíban por ley que su déficit público sobrepase el 3% del PIB y que su deuda no supere el 60%.

Según el borrador final, "los Estados miembros de la Eurozona se comprometen a trasladar las reglas fiscales de la UE incluidas en el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento en su legislación nacional". El documento deja a la elección de cada país la forma en que hará esa trasposición, aunque sí advierte que "deberá asegurarse de que se tiene suficiente fuerza vinculante".

Compromisos anuales sobre competitividad

También se incluyen otros objetivos, como adaptar la edad de jubilación a la esperanza de vida, controlar los costes salariales y alinearlos con la productividad, flexibilizar el mercado de trabajo y una mayor coordinación del impuesto de sociedades.

En virtud del acuerdo, los países del euro deberán anunciar compromisos anuales sobre estos aspectos y tendrán que presentar resultados en 12 meses, aunque se da libertad a los gobiernos para decidir las medidas que adoptarán para alcanzar esas metas, con objeto de salvar las reticencias de algunos socios a las imposiciones alemanas.

Los primeros compromisos nacionales deberán ser presentados al máximo nivel durante la cumbre del próximo 24 de marzo o en la siguiente reunión, en junio.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha mostrado favorable a la adopción de este pacto, que considera necesario para "eliminar las rigideces de las economías domésticas" europeas y ganar competitividad, según afirma en una carta que envió al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy.

Van Rompuy aclara en su mensaje que este "principio de acuerdo" sólo se hará  efectivo cuando se aprueben el resto de las medidas que se discuten  todavía en el seno de la Zona euro para diseñar un mecanismo anti-crisis  completo. Ya lo explicó hace semanas el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, al advertir que "no hay nada acordado hasta que todo esté acordado".

Las exigencias de Alemania retrasan el acuerdo sobre el fondo de rescate

La aprobación del pacto era la condición impuesta por la canciller alemana para apoyar el refuerzo del fondo de rescate europeo, discusión que ha sido retrasada de nuevo, lo que puede poner en problemas a los países más débiles ante los mercados, como es el caso de Portugal.

La lentitud en la gestión de la crisis y en la adopción de una decisión sobre el fondo de rescate ha aumentado la presión sobre Portugal, al que los mercados ven como el siguiente país de la Zona euro -tras Grecia e Irlanda- que deberá recurrir a la ayuda internacional para garantizar el pago de sus deudas.

Para tratar de convencer a los inversores de la sostenibilidad de sus finanzas y evitar el rescate, el primer ministro luso, José Sócrates, ha anunciado este mismo viernes un nuevo plan de recortes por valor del 0,8% del PIB, así como reformas estructurales como la del mercado laboral.

El actual fondo de rescate -el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, que sirvió para ayudar a Irlanda- está dotado con 440.000 millones de euros, pero en realidad solo puede prestar 250.000 millones, ya que el resto debe reservarse como garantía para mantener su calificación de solvencia en el máximo, la triple A.

Hasta ahora, Alemania se ha mostrado muy reticente a aumentar la capacidad de préstamo del fondo. Este mismo jueves, Merkel aseguró a los diputados de su partido que Berlín solo aceptaría incrementar las garantías que ha aportado, si los países que no cuentan con la máxima calificación de solvencia no ponen también más capital. Por el momento, algunos de esos países se oponen a esa condición.

Además de incrementar su capacidad, la reforma permitiría otorgarle  nuevos usos para que los países en apuros pudieran acogerse a la  solidaridad de sus socios sin tener que hacer frente a las duras  exigencias de los rescates al uso, como los aplicados para Grecia e  Irlanda.

Ese debate, por tanto, se mantiene abierto para la cumbre convocada dentro  de dos semanas, donde el resultado dependerá de la valoración que Merkel  y los suyos hagan sobre lo conseguido en el "Pacto por el Euro" acordado  este viernes.