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Los sindicatos europeos divididos entre sus bases y los mercados

  • La posibilidad de una acción conjunta de sindicatos europeos, parece descartada
  • Grecia e Italia son los dos Estados con mayor fuerza sindical

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Cuarta huelga general en Grecia
Los comunistas griegos del PAME durante una manifestación en defensa del sistema de pensiones en Atenas.

Los sindicatos europeos se enfrentan a un terrible dilema estos días: acatar las medidas de austeridad que están tomando los gobiernos -con la posibilidad de molestar a sus bases- o convocar huelgas que pueden provocar una reacción negativa de los mercados, empeorando la situación económica.

En un extremo nos encontramos a Irlanda, en donde los sindicatos han evitado la huelga general tras los recortes adoptados por el Ejecutivo. Lo han hecho, en parte, por el temor a que una valoración negativa del mercado pudiera volverse en contra de los trabajadores.

La responsabilidad irlandesa

Así lo explica Jack O'Connor, líder del Congreso de Sidicatos irlandés, quien asegura que su mayor temor es que los inversores interpreten las manifestaciones como un gesto de que el país no está unido contra la crisis. Si esto ocurriera, dice, podría extenderse la creencia de que Irlanda no puede asumir sus compromisos de pago y, por tanto, se cierre el grifo del crédito.

"Aunque ganes la huelga, puede volverse en tu contra" dice, aunque no descarta tomar medidas si continúan los recortes en los próximos meses.

En el otro extremo se encuentra Grecia -a la que la Unión Europea y el FMI han exigido un riguroso plan de ajuste- donde los sindicatos ya han llevado a cabo las primeras movilizaciones, y quieren impulsarlas a nivel europeo.

"Vamos a luchar hasta el final para evitar lo peor". Así habla Yarnis Panagopoulos, líder de la Confederación General de Trabajadores de Grecia, quien promete "acciones" contra la intención del Gobierno de Papandréu de reformar el sistema de pensiones y retrasar la edad de jubilación.

Acción europea

Unas medidas que quiere extender al conjunto de los 27, y así se lo va a hacer saber a sus colegas el próximo 1 de junio en Bruselas donde habrá una reunión de todos los sindicatos europeos.

Las principales reivindicaciones se centran en un sólo aspecto: que el coste de la crisis lo vayan a asumir los trabajadores públicos y los jubilados.

Por eso en Italia ya se han convocado las primeras protestas para el mes de junio, mientras que en España alertan de posibles movilizaciones si el Gobierno aprueba una reforma laboral sin el acuerdo de los agentes sociales.

Falta de unidad

El problema al que se enfrentan los representantes de los trabajadores a nivel europeo, es el descontento que hay en el electorado del norte del club comunitario por tener que sacar de apuros a Grecia. Algo que hace disminuir la esperanza de que pueda existir una campaña concertada de solidaridad obrera. 

Para David Lea, analista para europa Occidenta en 'Control Risks' resulta "improbable que la gente salga a la calle en Liverpool o Lübeck". Cree además que el "ejemplo irlandés es muy instructivo". Existe, dice, un pensamiento introspectivo de los sindicatos sobre lo que está ocurriendo, y el papel del mercado como árbitro está pesando en sus mentes más de lo que pueden admitir. 

La alarma generalizada de las bolsas -que afecta a Grecia, pero también al euro- que siguió a las protestas en Atenas provocando tres muertos, han servido como advertencia de lo que puede suceder. 

Responsabilidad

"Los sindicatos de irlanda han hecho lo correcto". Así se pronuncia Elizabeth Stephens, jefe de crédito y riesgo político en Jardine Lloyd Thompson.  "Mi preocupación es que los sindicatos griegos puedan ganar a corto plazo y pongan fin a las reformas del Gobierno", ya que esto puede provocar una falta de confianza. 

Esto generaría un "daño económico que dejaría a los agentes sindicales fuera de juego" por mucho tiempo. 

Prueba de esa prudencia que empieza a pesar en Grecia, es que las últimas marchas han registrado menos participantes que las que se celebraron a primeros de mayo. 

Sin embargo, los analistas consideran que los representantes de los trabajadores tendrán que tomar algún tipo de medida para que no se les acuse de irrelevancia. 

Jornada europea

Quizá un día de protesta en todo Europa -probablemente no vinculado a Grecia- es factible, dicen, aunque lo normal es que la participación sea mayoritariamente de izquierda. 

Sobre todo en Italia, país que se considera como el siguiente en el que puede haber revueltas sociales contra las medidas adoptadas por el gobierno Berluscconi. Sin embargo, se habla de que puedan ser paros por horas, y no jornadas enteras, lo que frenaría su impacto sobre el mercado. 

En el caso de España los sindicatos ven factible salir a la calle, aunque están dispuestos a aceptar los recortes en última instancia. Además, según el analista de  Reuters Pepe Egger, "los sindicatos saben que si derrocan al gobierno de izquierdas, la derecha volverá al poder".

Sea como sea parece que una acción coordinada entre los agentes sindicales europeos resulta complicado. Hasta el mismo líder de la Confederación General de Trabajadores de Grecia lo hace: "la forma de actuar de los escandinavos y los europeos del sur es distinta. Pero es que los centroeuropeos también tienen su forma de pensar". Por tanto, resulta "muy difícil" que exista unidad.