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Elecciones Turquía

Claves de las elecciones en Turquía: la prueba de fuego para Erdogan con una economía en horas bajas

  • Erdogan se enfrenta a una oposición unida en los comicios que se celebran este domingo
  • El país otomano presenta una alta inflación desde hace meses que podría ser decisiva para decantar el voto

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Erdogan se juega la presidencia en Turquía tras 20 años en el poder

Turquía celebra este domingo las elecciones presidenciales y parlamentarias más reñidas de los últimos años. La carrera por el 'Palacio Blanco' presidencial enfrenta al actual líder, Recep Tayyip Erdogan, que busca su reelección tras 20 años en el poder, con una oposición unida pero muy diferente entre sí.

Desde las 08.00 de la mañana (05.00 GMT), unos 61 millones de turcos depositarán su voto en las 192.000 urnas dispuestas en todo en país, pero el tablero electoral es tan compleja que no se descarta una segunda vuelta. Está en juego el cambio del sistema presidencialista en el país, impuesto desde 2017 por Erdogan, el reto de reflotar una economía sumida en la inflación, la reconstrucción tras los terremotos más devastadores del siglo y conjugar las diversas identidades sociales del país en un contexto muy polarizado.

Tampoco hay que pasar por alto el efecto de la política exterior en las urnas. Mientras Turquía vota, mira de reojo al norte, donde su papel como mediador en la guerra entre Ucrania y Rusia parece diluirse ante China; y al sur, por el largo conflicto kurdo y sirio. También su relación con la Unión Europea, de la que nunca ha llegado a ser miembro, y con la OTAN, donde mantiene su veto a la entrada de Suecia.

"Es una elección muy igualada y podría haber resultados sorprendentes", explica a RTVE.es la investigadora del Instituto de Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, Melike Akkaraca, sobre los sondeos que dan a la coalición opositora una ventaja de entre tres y diez puntos frente a Erdogan, pero no está claro si logrará la mayoría absoluta.

Erdogan o Kiliçdaroglu: ¿Qué dicen las encuestas?

Estas elecciones se caracterizan por enfrentar al Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan, con el candidato socialdemócrata del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, que encabeza una coalición de seis partidos, entre ellos, formaciones nacionalistas, de izquierdas y de centro-derecha. "Mucha gente no se siente representada por los valores del Gobierno y la oposición está utilizando esta carta. Hay mucha polarización en temas importantes", indica Ilke Toygur, profesora en la Universidad Carlos III de Madrid.

En este sentido, destaca la importancia de "reforzar la democracia" en Turquía, convertida en un sistema presidencialista desde 2017. La jefatura de Gobierno y del Estado se concentra actualmente en una única figura, la de Erdogan, quien además puede legislar o hacer nombramientos sin aprobación de la Cámara o el Poder Judicial.

La oposición critica la falta de transparencia y debate y pretende volver al sistema anterior en el que el presidente tiene atribuciones ceremoniales, con un primer ministro dirigiendo el Ejecutivo. También pretende devolver el poder a la Asamblea Nacional, parlamento unicameral turco, de la que este domingo también se elegirá a sus 600 miembros en las elecciones legislativas.

Fuera de la coalición opositora, otra incógnita es qué ocurrirá con los votos de la principal formación prokurda y hasta ahora tercera fuerza parlamentaria en Turquía. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP), de corte izquierdista, se enfrenta a la amenaza de ilegalización acusado de tener vínculos con el grupo armado PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán), que Ankara considera terrorista y que aspira a la creación de un Estado kurdo independiente (Kurdistán) en el territorio.

Numerosas personas del HDP han sido detenidas en los últimos años, pese a que aseguran que sus demandas van encaminadas a la obtención de derechos democráticos y locales y no a la separación. La situación de los kurdos - población con cultura y lengua propia que se reparte entre cuatro países: Turquía, Siria, Irak e Irán – ha sido desde hace años un profundo tema de debate en la sociedad, con sangrientos ataques por parte de las facciones más radicales y una fuerte represión gubernamental.

La economía, protagonista de la campaña

La caza del voto económico ha sido uno de los leitmotiv de la campaña electoral. Los números no han sido buenos para Turquía en los últimos años y la inflación ha llegado a situarse en un 85% en octubre de 2022. Erdogan apostó de manera decidida por la bajada de los tipos de interés, argumentando que facilitaría el crédito a las empresas nacionales y las exportaciones turcas, aprovechando la depreciación de la lira, que llegó a bajar un 40% en algunos momentos. También se han anunciado otras medidas como la subida del salario mínimo entre el 30 y el 50% en función del sector, aunque parece que no terminan de paliar el problema.

En los últimos meses, la inflación se ha ido moderando y ha disminuido hasta situarse en el 43% en abril, según datos del Instituto de Estadística turco, algo utilizado como baza por el actual Gobierno. Los altos precios siguen, sin embargo, pasando factura a la cesta de la compra de los votantes.

"El incremento de salarios está muy por debajo del precio de bienes de consumo, la gente está pasando hambre, hay protestas por el aumento de precios y el descenso en el poder adquisitivo. Creo que este es uno de los peores periodos que he visto en mi vida. Diría que afectará a los votos a Erdogan, pero obviamente hay un cierto grupo de gente que no está afectado por esas dificultades", explica la profesora adjunta del Instituto Atatürk de Historia Moderna de Turquía de la Universidad del Bósforo, Seda Altuğ.

La oposición ha sido crítica con la 'erdonomía' y opta por cambiar de rumbo, pero el despegue prometido también podría verse afectado por los terremotos. "Ha sido un gran golpe para la población y la reconstrucción se complica con este escenario económico, lo que genera mucha inquietud en los afectados", dice Melike Akkaraca. La catástrofe natural ha dejado más de 44.000 muertos en el país, así como miles heridos y personas sin hogar.

¿Habrá un acercamiento con Siria?

Siria también está presente como telón de fondo en estas elecciones. En diciembre se produjo un primer acercamiento entre Ankara y Damasco, que rompieron sus relaciones con el estallido de la guerra civil siria en 2011 por el rechazo turco al régimen de Bashar Al Assad tras su fuerte represión a las protestas antigubernamentales. El rumbo de estas negociaciones podría tener un reflejo importante en la política turca en dos frentes: la migración y la lucha contra el terrorismo.

Respecto al primero, en los últimos años, el sentimiento contrario a los refugiados sirios, utilizándolos como diana de sus discursos por la situación económica, de vivienda o laboral en Turquía o por algunos episodios de violencia. En este sentido, tanto Erdogan como la coalición opositora tienen posiciones más igualadas y apuestan por frenar el flujo migratorio y el regreso de miles de personas.

Sobre el segundo, está pendiente la situación de las milicias prokurdas en el norte de la frontera sirio-turca. Ankara califica también a estos grupos como terroristas por atentados como el Estambul en noviembre. Erdogan incluso amenazó con realizar una nueva incursión militar en el norte de Siria (la cuarta desde 2016) con el objetivo de debilitar el poder de estas formaciones en la zona, reforzadas tras su victoria en algunos territorios contra el ejército de Bashar Al Assad y los grupos yihadistas durante la guerra.

Ankara pretende así controlar una franja de unos 30 kilómetros en el norte del Siria, pero en este territorio también comparten posiciones algunas unidades nacionales y otras de Rusia, país aliado del presidente sirio. De no llegarse a un acuerdo y realizarse la incursión podría abrir una nueva herida en Siria o contrariar al Kremlin, que ejerce de mediador entre Turquía y Siria.

Moscú y Ankara, además, tienen importantes vínculos energéticos, así como negociaciones para el comercio de grano en el Mar Negro por la guerra de Ucrania, un conflicto que también podría salpicar las elecciones turcas y el posterior mandato.

¿Afectaría el cambio de liderazgo a la mediación en Ucrania?

Desde el comienzo de la guerra en Ucrania, Turquía ha intentado posicionarse como mediador y, aunque ha conseguido algunos acercamientos entre Moscú y Kiev, ha visto diluido su papel en las últimas semanas debido a la entrada en escena de China, que ha emitido un plan de paz y ha comenzado contactos con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.

"La oposición está reivindicando que quiere fortalecer su alianza con Occidente, incluyendo Estados Unidos y la OTAN, y esto podría tener un impacto importante en su posición de la guerra si hay un cambio de liderazgo", considera Ilke Toygur. "Eso no significa que vaya a dejar a Rusia de lado, pero sí que puede haber un enfriamiento, incluso por parte de Moscú, hasta conocer al nuevo gobierno en el caso de que gane otro candidato diferente de Erdogan", matiza Akkaraca.

Turquía, que es miembro de la OTAN, también mantiene su veto a Suecia en la Alianza Atlántica, al acusarla de albergar "terroristas del PKK" en su territorio, si bien sí ha despejado el paso a la entrada de Finlandia.

En cuanto a las relaciones con la UE, de la que es candidato en 2005, podrían producirse nuevos enfoques, aunque las expertas consultadas por RTVE.es no creen que se aumente la presión para unirse a los Veintisiete.

"Las relaciones entre la UE y Turquía son una pieza clave para la reconstrucción de Europa como continente, pero hay que buscarle el encaje correcto para que el puzzle funcione. Esto va a ser un gran debate si hay un nuevo gobierno", reflexiona Toygur.

El final de esta intensa jornada electoral coincidirá con una luna menguante – reflejada en la bandera turca – que será quien observará el rumbo del país del Bósforo en los próximos cinco años de mandato.