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Mundial de Rusia 2018

Hierro apaga el fuego en la ciudad de los cosacos

  • El exjugador se hace cargo del equipo antes de debutar ante Portugal
  • La crisis provocada por el fichaje de Lopetegui puede afectar al partido
  • Los jugadores han cerrado filas en torno a Hierro, que no hará retoques
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El nueve seleccionador nacional de fútbol, Fernando Hierro.
El nueve seleccionador nacional de fútbol, Fernando Hierro.

Suele decirse que la realidad supera a la ficción y estás últimas 24 horas han demostrado que el dicho no es en balde. Esta es una historia de locos que comenzó con un terremoto en Madrid que abrió una brecha en medio del corazón de Krasnodar.

El Real Madrid anunció el martes por la tarde la contratación de Julen Lopetegui como nuevo entrenador de Real Madrid, que también quedó huérfano de banquillo tras la también inesperada marcha de Zidane.

Esta noticia, publicada en el twitter del club blanco, cayó como una bomba atómica en el corazón de la selección, una realidad que ocurría a solo tres días de que España empezase su camino en el Mundial de Rusia ante Portugal, la peor situación que se podía esperar.

Esa misma tarde de martes, la selección española tenía un entrenamiento a puerta cerrada y las cámaras de un medio español captaron un momento en el que se apreciaba una discusión entre Lopetegui y Fernando Hierro, quién iba a suponer en ese momento que se estaba asistiendo a una entrega de cartera.

La crisis adquirió tal magnitud, que en la misma madrugada del miércoles, el presidente de la RFEF, Luis Rubiales, cogió un vuelo desde Moscú, donde se encontraba en unas charlas de la FIFA, para intentar apagar un fuego que empezaba a estar fuera de control.

Rubiales no quiso hacer declaraciones a su llegada a la ciudad de los Cosacos y remitió a la rueda de prensa programada de urgencias, para el miércoles a primera hora de la mañana en España, casi mediodía en Krasnodar.

Destitución sorpresa de Lopetegui

La mañana del miércoles llegó bajo una tremenda expectación de los medios, no solo españoles, sino también portugueses. Antes de que los periodistas empezasen a llegar a la sala de prensa, la RFEF anunció un retraso de una hora en la comparecencia.

Los 'cuchillos largos' rezumbaban en el interior del estadio de Krasnodar. Su parecido con el coliseo Romano, hizo recordar a la muerte de Julio César. En un principio iban a comparecer Rubiales y Lopetegui, luego se especuló por separado y, tras media hora de retraso sobre el retraso, por la puerta solo apareció el presidente de la RFEF.

Rubiales no se hizo esperar y ante la traición de Lopetegui, que renovó como míster de la Roja el pasado día 22 de mayo, cinco días después de su elección como máximo mandatario del fútbol español, la guillotina cayó sobre su cabeza.

El que fuera representante de los futbolistas en la AFE anunció por sorpresa la destitución de Lopetegui como entrenador del equipo que se proclamó campeón del mundo en 2010, según confirmó él mismo, por "coherencia" y porque "nadie está por encima de las normas", pero el sentimiento de traición y la sombra de sus rivales eran mayúsculos.

Hierro, la solución

Ese frente habría otro nuevo, solo quedaban dos días y la selección no tenía míster, y Rubiales no quiso anunciar a su sustituto, solo dijo que sería alguien de dentro, por lo que las miradas reposaron sobre Celades y Hierro.

Y si el día no estaba siendo esperpéntico, apenas una hora después, la RFEF anunciaba a través de la cuenta de twitter de Sefútbol que el recambio del vasco sería el malagueño. Era pasado el mediodía en Krasnodar y la RFEF convocó a la prensa para presentar al nuevo seleccionador.

Hierro salió con una sonrisa, quitando miga al asunto y con el convencimiento de querer poner fin a una situación muy complicada y que podía por terminar socavando todas las esperanzas de España en el Mundial. Rubiales le escoltó todo el rato.

El nuevo entrenador, respetado y admirado por todos los jugadores, lanzó un mensaje claro, el pasado había que dejarlo atrás, solo quedaban dos días para comenzar un camino que se lleva fraguando dos años y en el que se han invertido mucho trabajo y, sobre todo, la ilusión de todo un país.

La respuesta a cómo ha afectado toda esta crisis a la selección española se verá en el partido ante Portugal, el choque más difícil del grupo y el que hay que salvar sí o sí, aunque los fantasmas de Brasil y la goleada ante Holanda sobrevuelan sus cabezas.