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Europa

Una nueva oleada de partidos verdes busca echar raíces en Europa

  • La Alianza Libre Europea, con Keller y Eickhout a la cabeza, abogan por la "acción climática, la justicia social y la democracia"
  • En España, EQUO continúa siendo el partido de referencia en cuanto a las medidas que buscan combatir el cambio climático

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Reunión de Donald Tusk con Ska Keller y con Philippe Lamberts en Bruselas
Reunión de Donald Tusk con Ska Keller y con Philippe Lamberts en Bruselas

Los resultados en las elecciones europeas de mayo salpicaron algo más el mapa de verde. La Alianza Libre Europea, que agrupa a los partidos ecologistas, obtuvo 70 escaños en total, 20 más que en los anteriores comicios, lo que representa un aumento del 9,32%. No obstante, en España esta corriente aún no ha dado muestras de florecer a corto plazo: con solo cuatro escaños, apenas superaron el 0,53%. Además, desde hace años, la alternativa ecológica en nuestro país, EQUO, confluye con Unidas Podemos e Izquierda Unida, por lo que no llega a despuntar como una opción de gobierno, al menos de momento.

Esta irrupción de los verdes en Europa, más esperada que en ocasiones anteriores, evidencia la ruptura en la hegemonía que por primera vez pierden la mayoría absoluta en el Parlamento. Tras hacer un repaso por todos los países (Rumanía o Grecia), mientras que en otros la subida es más bien modesta (en Irlanda obtuvieron dos escaños, al igual que en Lituania). Sin embargo, su penetración en países grandes como Alemania (22) o Francia (12) revela un posible posible rumbo dentro de la Unión Europea.

Zuzana Caputova con Milos Zeman, que no aparece en la imagen, en Praga

Zuzana Caputova con Milos Zeman, que no aparece en la imagen, en Praga REUTERS/Bundas Engler

El triunfo de Zuzana Caputova en Eslovaquia podría ser el referente que busca la plataforma. Definida como ecologista liberal, abandera el mensaje político “a favor de la justicia, la transparencia y la decencia en la política”. En Austria, el caso Ibiza, entre otros, provocaron la destitución de Sebastian Kurz, mientras que Los Verdes, que salieron del Parlamento austriaco en 2017 tras no alcanzar el mínimo de representación (5%), se recuperaron y obtuvieron un 14%, similar a sus últimos resultados. Por su parte, en Alemania Angela Merkel continúa gobernando el país, pero los ecologistas se han situado en las encuestas como principal fuerza y por primera vez superan al bloque conservador, según el instituto demoscópico Forsa.

Dado este ascenso, Los Verdes parecen estar viviendo una segunda etapa de crecimiento, con fuerzas renovadas después de que se constituyeran los primeros partidos en distintos puntos de Europa.

La segunda etapa de crecimiento 'verde'

El movimiento empezó con protestas juveniles ('Fridays for Future', la iniciativa estudiantil para llamar a la acción contra el cambio climático, recoge esta idea) en países fuertemente industrializados, en los que se observaba que los gobiernos priorizaban el crecimiento económico en vez de la sostenibilidad ecológica y medioambiental dentro de los Estados.

Fue a partir de los años 70 cuando las primeras asociaciones aparecieron a nivel local en países como Alemania, Reino Unido y en el norte de Europa, asumiendo los ideales que las formaciones del momento, especialmente de izquierdas, no integraban en sus bases y que los activistas consideraban fundamentales para sus objetivos. El primer partido de esta índole fue People, en Inglaterra, en 1973, que fue el antecesor del Partido Verde del país.

No fue hasta los años 80 cuando comenzaron a adquirir representación parlamentaria y en los posteriores comicios incluso obtuvieron puestos en algunos de los gobiernos, como ocurrió en Finlandia, en 1995, con la Liga Verde. Sin embargo, esos resquicios que se abrieron en la política mundial empezaron a taponarse poco a poco por distintos motivos, entre ellos la llegada de la crisis económica en 2008, que volvió a poner los asuntos financieros gubernamentales y de las grandes empresas por encima de la adopción de medidas para combatir el cambio climático.

Las escisiones internas también han sido una constante dentro de estas iniciativas. , en las que siempre han convivido dos tendencias. Una que abogaba por no asumir las reglas del juego de aquellos que no aprueban medidas a favor de mantener el medio ambiente; esto es, no inmiscuirse en política. Y otra que sostiene que participar en las instituciones abre una posibilidad para cambiar la forma en la que hasta ahora se hacen las cosas; esta última es la que triunfa en estos momentos.

Ahora, con 70 votos en Europa, Los Verdes se ven fuertes para cambiar la Unión. Sus líderes, Ska Keller y Bas Eickhout, priorizarán la "acción climática, la justicia social y la democracia" en esta nueva era, en la que socialistas y populares necesitarán sus apoyos si quieren sacar sus iniciativas adelante. De hecho, para los europeos, la preocupación por el clima se sitúa ahora en la cuarta posición entre los problemas más relevantes, según el Eurobarómetro de 2018.

Menor recorrido en España

Como se ha visto, la influencia y el peso de estos partidos no es el mismo en toda Europa. La preocupación por el medio ambiente es clara, como se ha demostrado con la aprobación de la directiva del Parlamento Europeo relativa a la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente. Sin embargo, hay países en los que la preocupación por la economía continúa estando en los puestos más altos, en detrimento de la ecología u otros asuntos. Es el caso de España, un país en el que Los Verdes no son, a día de hoy, una apuesta de gobierno.

La principal alternativa ecologista española es EQUO, el partido fundado en 2011 por Juan López de Uralde, exdirector de Greenpeace España. "En los países con una fuerte tasa de desempleo, los partidos verdes suelen tener resultados electorales modestos. Las preocupaciones relacionadas con la migración, el nacionalismo, el paro, la economía o la vivienda centran gran parte del debate político”, lamenta Loïc Alejandro, coportavoz de EQUO.

"De hecho, si comparamos el mapa de los resultados de Los Verdes en las elecciones europeas y el mapa de la pobreza en Europea, vemos una cierta complementariedad", explica.. A ello se suma la existencia de formaciones con un corte más radical que incorporan las medidas propias de la Alianza. Se crea entonces una competición por un mismo público objetivo que merma el resultado de estas plataformas.

Aunque están contentos con los resultados en Europa, son conscientes de que ese impacto es desigual entre los países, como ocurre con España. Hace cinco años, Equo se alió con Compromís y de esa unión se obtuvo un eurodiputado "rotativo" en 2014: 2,5 años con Jordi Sebastiá (Compromís) y la otra mitad para Florent Marcellesi (EQUO).

En los últimos años se ha presentado en las distintas citas electorales con Unidas Podemos e Izquierda Unida. No obstante, en los últimos comicios europeos no pudieron presentarse "debido a un problema interno y a complicaciones administrativas". Además, Compromiso por Europa, la alternativa elegida por sus bases, no obtuvo representación parlamentaria. "Sin embargo, entendemos que la presencia de Ernest Urtasun, integrado en la coalición Unidas Podemos Ganar Europa y, más aún, como vicepresidente del Grupo Verde, nos da esperanza de que las reivindicaciones españolas, en cuanto a medidas para paliar el calentamiento global, se escucharán con fuerza en el europarlamento", asegura Toñi Gómez, también coportavoz de EQUO.

Apuesta de futuro

Con una mayor concienciación por el planeta, "es lógico y esperable que cada vez más y más gente termine apostando por partidos políticos verdes como EQUO, en el caso de España", continúa Gómez. "A fin de cuentas, un partido político verde que fundamenta sus actuaciones y programas en la ecología política es un garante de compromiso, a diferencia de otras alternativas que se pueden vestir de verde cuando parece que es rentable a nivel electoral”.

Son conscientes de que el greenwashing o lavado de cara ecológico se extiende cada vez más por las instituciones, pero "si queremos llegar a soluciones para afrontar la emergencia climática que nos aqueja no sirven los atajos, sino que hay que ir al fondo del problema, con valentía y compromiso político", advierten.

Así, en esta segunda etapa verde, España no se ha subido a la tendencia de apostar por soluciones ecologistas en política, como reflejo de un mercado político que siempre ha estado más polarizado en torno el bloque izquierda-derecha, mientras que en Europa la dinámica empezó mucho antes a girar en torno a los bloques nacionalistas y a los movimientos más globales, en el que se insertarían los verdes.

"Si hace algunas décadas Los Verdes eran percibidos únicamente como los defensores de la naturaleza, ahora son percibidos como los realistas, los pragmáticos, porque son los que abordan el problema de la urgencia climática de la manera más exhaustiva y responsable”, concluye Loïc Alejandro.