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Rajoy va a la investidura apoyado por un pacto con C's que no le sirve y con el 'no' rotundo del PSOE

  • El candidato ofrecerá este martes su discurso para convencer a la Cámara
  • Salvo sorpresas, obtendrá 170 votos a favor y 180 en contra en las votaciones
  • El PSOE no ha cedido a la presión de PP y C's, y se mantiene en su 'no'
  • Podemos lanza el guante para el gobierno alternativo pero PSOE no lo coge
  • Rajoy ya piensa en una segunda investidura en la que el PNV podría ser clave

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El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy.
El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy.

El Congreso de los Diputados será escenario a partir de este martes de una nueva sesión de investidura, la segunda de este 2016 y de la que nuevamente, salvo milagro, saldrá un candidato sin ser proclamado presidente del Gobierno. Otra vez.

El candidato del PP a la Presidencia, Mariano Rajoy, ofrecerá su discurso de investidura a partir de las 16:00 con el objetivo de conseguir una mayoría suficiente que le permita quedarse en La Moncloa. Salvo cambios de última hora no previstos, las cartas ya están boca arriba y Rajoy no gana la partida, de momento. Sumará 170 votos afirmativos- los de PP, Ciudadanos y Coalición Canaria- frente a los 180 en contra de PSOE, Unidos Podemos, ERC, CDC, PNV y EH Bildu.

Resignado al 'no' del PSOE, Rajoy no esconde que, de momento, la formación de Gobierno es a día de hoy "más un deseo que un hecho". Y ya se sitúa en el día después de la investidura para avanzar que, si fracasa, perseverará en el intento y seguirá intentado convencer al PSOE a partir del 2 de septiembre, tal y como dijo este mismo lunes, tras intentar por última vez que Sánchez cambiase su voto, sin éxito.

Segundas elecciones, segunda investidura...¿terceras elecciones?

Si en marzo fue el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien fracasó en su intento de obtener la confianza de los diputados; ahora le toca el turno al presidente en funciones y del PP de pasar por el trago de ir a una investidura fallida. El primero se presentó sin haber ganado las elecciones del 20D. El segundo fue el vencedor tanto en diciembre como en junio pero todo apunta a que tampoco será investido, lo que vuelve a poner de manifiesto que ganar las elecciones en España- con un Congreso fragmentado y tetrapartidista y sin mayorías absolutas- ya no es sinónimo de presidir el país.

Segunda sesión de investidura tras la segunda convocatoria de elecciones generales, con la vista puesta en unas posibles terceras para el día de Navidad si ningún candidato, Rajoy u otro, consigue ponerse al frente del Ejecutivo antes de la fecha límite, marcada en el calendario el 31 de octubre. Todo ello, con un Gobierno en funciones desde hace más de ocho meses.

Nunca antes en España un Gobierno había estado tanto tiempo en funciones y nunca antes con menos ministros- diez- tras la salida de José Manuel Soria, Ana Pastor y Alfonso Alonso, que no han podido ser reemplazados.

Rajoy dijo 'sí' esta vez, aún sin apoyos

La falta de apoyos para ser reelegido presidente fue precisamente el argumento que Rajoy esgrimió ante el rey el 22 de enero para declinar el ofrecimiento para ir entonces a la investidura, lo que provocó que Sánchez intentase su gobierno alternativo.

¿Por qué acepta ahora Rajoy someterse al voto de la Cámara, si tampoco tiene los apoyos suficientes? Fue una de las primeras preguntas lanzadas al líder del PP cuando dijo hace escasos diez días: "Estoy en disposición de someterme a la sesión de investidura". ¿Lo estaba?

Rajoy respondió en ese momento que en enero tenía la "certeza" de que no iba a ser elegido y por eso dijo 'no' al rey. Eso se traducía en que Rajoy veía posible el 18 de agosto convencer al PSOE de que cambiara su tajante 'no' por la abstención y cerrar un acuerdo con Ciudadanos, dispuesto a cambiar su abstención técnica por un 'sí', y todo ello en escasas dos semanas.

Quince días que solo le han servido para llegar a la misma certeza que entonces: no suma. Ha consegurido cerrar un pacto con Ciudadanos, que le dará su voto afirmativo, tal y como se lo dieron a Pedro Sánchez, pero los socialistas mantendrán el voto en contra del que no se han bajado desde las elecciones de junio.

Rajoy y Rivera, en la última reunión para cerrar el pacto de investidura.

Rajoy y Rivera, en la última reunión para cerrar el pacto de investidura. EFE

Las gélidas relaciones entre PP y PSOE

La última reunión 'in extremis' entre Rajoy y Sánchez, solo un día antes del comienzo del pleno, solo ha servido para hacer la fotografía del desencuentro y para que el socialista le diga, otra vez, 'no' al líder del PP. La cita duró apenas media hora y en ella Sánchez le dijo que tras la firma del acuerdo PP-C'S encontraba aún más motivos para negarse al apoyo. Quiso dejar claro, además, que solo habrá una responsable de la investidura fallida: la "incapacidad" de Rajoy para articular una mayoría suficiente.

Rajoy volvió a insistir en la necesidad de acabar con la "situación de anomalía y bloqueo" en España y alertó de que la situación no se puede mantener por "mas tiempo", volviendo a situar al PSOE como "llave del Gobierno" y responsable último del bloqueo.

Rajoy ridiculizó y ninguneó el pacto de investidura entre PSOE y C's hace meses y criticó que Sánchez fuera a una sesión, que calificó de "ficticia" e "irreal", sin ninguna posibilidad de sacarla adelante. Ahora Sánchez le replica que "hace lo mismo que criticó".

Se repite ahora el escenario aunque cambian los actores: si el PSOE pactó con Ciudadanos para forzar entonces a Podemos a que le apoyara, sin éxito; ahora el PP ha pactado con la formación de Albert Rivera para forzar al PSOE a unirse y tampoco le ha servido. Dos pactos de investidura condenados a no prosperar.

Rajoy y Sánchez se reúnen en el Congreso.

Rajoy y Sánchez se reúnen en el Congreso. EFE

El PP ha mantenido durante el verano la esperanza de que con 170 diputados a su espalda (137 del PP, 32 de C's y 1 de CC), el PSOE no se atrevería a impedir el Gobierno 'popular'- algo que incluso socialistas ilustres han pedido- pero lo cierto es que Pedro Sánchez se ha mantenido firme y tajante en su negativa.

Son muchas las voces que apuntan a un cambio de postura tras las elecciones vascas y gallegas, donde el escenario puede cambiar radicalmente con necesidad de apoyos en los parlamentos autonómicos que deriven en contrapartidas a nivel nacional.

Si el PNV cambia su 'no' por el 'si' tras los comicios vascos, Rajoy sumaría 175 diputados y ya solo le haría falta un voto más para ser proclamado presidente.

El PSOE aguanta la presión

Pase lo que pase en el futuro próximo, parece que al PSOE nadie le va a quitar la satisfacción de ver a Rajoy salir del Congreso este viernes- fecha prevista para la segunda votación- sin ser reelegido presidente del Gobierno.

Hasta la fecha, el secretario general del PSOE ostentaba el dudoso honor de ser el primer candidato que fracasaba en una sesión de investidura. José Luis Rodríguez Zapatero, en 2008, y Leopoldo Calvo-Sotelo, en 1981, necesitaron de una segunda votación pero fueron elegidos finalmente. En el caso de Zapatero, incluso con menos apoyos de los que tiene ahora Rajoy. Ganó la votación con solo 169 votos a favor.

La llave está en el PSOE que, con 85 diputados y el peor resultado de toda su historia, decidirá quién gobierna. Hasta la fecha, los socialistas no quieren ser los responsables de que Rajoy se quede en La Moncloa, conscientes de que eso pondría en bandeja a Podemos apropiarse del espacio de la izquierda, e invitan al PP a que busque apoyos en partidos nacionalistas "afines ideológicamente", esto es, PNV y CDC, que también han anunciado que votarán 'no' a Rajoy.

Sánchez: 'no' a elecciones, 'no' a Rajoy y 'no' a Iglesias

Desde junio, el PSOE ha repetido que no investirá presidente a Rajoy, por activa y por pasiva, decenas de veces. Si en un principio algunos 'barones' como el extremeño Guillermo Fernández Vara y expresidentes como Felipe González y Zapatero abogaron claramente por permitir a Rajoy gobernar con la abstención o, por lo menos, abrir el debate en el seno socialista, el paso del verano ha ido acallando en parte esas voces para que casi en exclusiva se mantenga con fuerza la del 'no' al PP. Así lo decidió el Comité Federal el 9 de julio.

Sánchez contestó este lunes con un tajante 'sí' ante la pregunta de si todo el PSOE comparte el voto en contra a Rajoy. Lejos queda ya ese "¿quién es el guapo que le dice 'no' a Rajoy si se presenta con 170 escaños?" que dijo Vara en el inicio del verano.

La sensación en el PSOE es de calma tensa y muchos apuntan a que se piensa, y mucho, en el Congreso Extraordinario en el que se elegirá secretario general y al que se presentará Pedro Sánchez. La presidenta de Andalucía y líder del PSOE en esa comunidad, Susana Díaz, guarda un calculado silencio.

Desde el PSOE, convencidos de que es el tiempo de que Rajoy lo intente, tampoco han querido asomarse a la puerta abierta por Podemos para explorar la vía de un gobierno de izquierdas con el apoyo de los nacionalistas. Negaron, incluso, las palabras del líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien dijo que había acordado con Sánchez intentar un gobierno alternativo al de Rajoy, si este fallaba en la investidura. Tampoco ha recogido Sánchez el guante lanzado por PNV y CDC para que tome la iniciativa.

El líder del PSC, Miquel Iceta, muy cercano a Sánchez, es de los pocos que se ha mojado en los últimos días y ha planteado abiertamente otras opciones al dilema 'Rajoy o nuevas elecciones' como que el PSOE se replantee la abstención con un candidato que no sea Rajoy o abrir la vía a un gobierno alternativo al del PP.

La única premisa defendida por el PSOE de forma oficial es que no quiere terceras elecciones. Lo repitió este lunes Sánchez sin desvelar cómo piensa evitarlas. Desde Génova, reprochan a Sánchez que diga que no quiere elecciones, pero no explique claramente qué va a hacer a partir de ahora. "Hasta Podemos dice cuál es su alternativa", decían desde el PP la pasada semana.

Lo cierto es que el PSOE no puede mantener a medio y largo plazo los tres 'noes' a la repetición de elecciones, a investir a Rajoy y a intentarlo con Iglesias.

Ciudadanos, la llave que no abre

En su esfuerzo constante por erigirse como el partido 'desbloqueador' que solo piensa en los españoles y da de lado el tacticismo político, el partido de Albert Rivera ha firmado, igual que hizo con el PSOE, un pacto de investidura con el PP. Bienvenidos los votos para Rajoy, pero insuficientes.

Un pacto anticorrupción como condición previa, seis reuniones para resolver discrepancias en materias económicas y sobre regeneración, escollos que parecían insalvables y que al final no lo eran, y el compromiso final del PP para acometer 150 medidas posibilitarán el 'sí' de los 32 diputados 'naranjas' a Rajoy en la primera y en la segunda votación de esta semana.

Mucho se ha cuidado Rajoy de no caer en la escenografía del pacto entre PSOE y Ciudadanos, del que Rajoy se mofó diciendo que estábamos ante "una página de la historia solo comparable al Pacto de los Toros de Guisando", y fueron los portavoces parlamentarios los que este domingo rubricaron el pacto. Sí hubo foto de Rajoy y Rivera juntos, aunque con el resto de los equipos negociadores.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. EFE

Meses atrás Rivera llegó a pedir la cabeza del 'popular' como condición necesaria para sentarse a hablar con el PP y aseguró que no harían presidente a Rajoy con sus votos.

Para defender su radical cambio de argumento, Ciudadanos vende su "responsabilidad y sentido de Estado" frente a lo que consideran "irresponsabilidad y falta de altura de miras" de los demás partidos. Han llamado a Sánchez a sumarse al "pacto entre constitucionalistas" y le han afeado que ni siquiera estudie medidas que Sánchez y Rivera dieron por buenas en su pacto.

Rivera, tras la firma y con el fin de aumentar la presión en el PSOE, destacó que 100 de las 150 medidas firmadas con el PP, se incluían en el pacto con el PSOE. El socialista lo califica de "conservador y continuista".

Rivera también ha insistido en que Ciudadanos solo quiere ser oposición y que el pacto con el PP solo es de investidura, negando la posibilidad de entrar en el gobierno. Los 'populares', por el contrario, quieren convertir ese pacto de investidura en uno de gobierno y han pedido a C's que "solo sea el principio de un gran amor", en palabras de Rafael Hernando.

Podemos, del no 'sorpasso' al silencio

Tras el golpe de realidad sufrido por Podemos en las elecciones del 26J, que pasó de dar por hecho el 'sorpasso' al PSOE y hablar de tú a tú al PP a convertir los 71 diputados obtenidos en casi un fracaso, el partido de Iglesias ha dedicado el verano a lamerse las heridas, conscientes además de que poco podían aportar a las negociaciones para la investidura en las que los actores principales son PP y PSOE y C's, el invitado.

Acostumbrados en los últimos tiempos políticos a marcar, en muchos casos, los tiempos y las agendas políticas, han pasado a un segundo plano y al silencio estival. Su líder, Pablo Iglesias ha estado desaparecido.

En los últimos días, y tras el pacto de investidura, han lanzado críticas a PP y Ciudadanos, al que acusa de "blanquear la corrupción", y han pedido a Sánchez que mueva ficha para sentarse a hablar.

El 'no' de Podemos a Rajoy en la investidura es "inamovible" y, aunque no han perdido ocasión en no cerrar la vía del gobierno conjunto PSOE-Unidos Podemos, han reconocido que era el tiempo de Rajoy. El líder 'morado' llegó a decir que era "prácticamente imposible" un gobierno alternativo. Ahora lo ven más probable y animan a PSOE a que mantenga su 'no'.

La desconfianza y el recelo entre PSOE y Podemos no cesa, eso sí, y en los días previos a esta investidura las declaraciones cruzadas no hacen más que confirmar que no terminan de encontrarse. Además, necesitarían, en caso de plantearse abrir la vía de negociación, la aquiescencia de partidos nacionalistas e independentistas.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, junto con el coordinador general de IU, Alberto Garzón.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, junto con el coordinador general de IU, Alberto Garzón. EFE

El PNV puede ser clave tras las elecciones vascas

A nadie se le escapa que tras la investidura fallida los esfuerzos de los partidos irán a las dos citas electorales de este otoño- elecciones vascas y gallegas- cuyos resultados pueden variar la aritmética parlamentaria en el Congreso.

Puede haber cambio de cromos entre PP y PNV y que los nacionalistas cambien un apoyo a Iñigo Urkullu para que siga siendo lehendakari por un apoyo al PP en su segunda investidura. Aunque el propio Rajoy ha dicho que su segunda investidura no tiene por qué celebrarse tras los comicios autonómicos.

De momento, Urkullu vende caro el posible apoyo y ha preguntado este mismo fin de semana "por qué y para qué" va a apoyar a Rajoy que, según dice, "desprecia" las demandas de los vascos y se apoya en un partido- Ciudadanos- que "veta" al PNV y al resto de partidos nacionalistas.

¿Navidad electoral?

Así las cosas, y 21 días después de que Rajoy aceptase el encargo del rey, el 'popular' va este martes, miércoles y viernes a una sesión de investidura que, como diría Pedro Sánchez, pone en marcha el reloj de la democracia. Rajoy saldrá del Congreso, tras la segunda votación, camino de La Moncloa pero solo como presidente en funciones.

El reloj marca que si en los dos meses posteriores a la primera votación ningún candidato logra la confianza del Congreso de los Diputados los españoles tendrán que votar de nuevo. Y lo harían el 25 de diciembre con el rey Felipe VI dando su tradicional discurso navideño en plena jornada de reflexión.

La fecha no ha gustado a la oposición, que ha hablado de "chantaje y provocación" del PP, mientras que desde Génova presionan lanzando el mensaje: Si Sánchez no lo evita, a votar entre villancicos y turrón.

El PSOE plantea la posibilidad de proponer una reforma legal para que no se vote en una fecha tan señalada y los comicios se celebren, en caso necesario, el 18 de diciembre, con una campaña electoral reducida a la mitad.