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El Sevilla confirma la alternativa ante el Madrid

  • Victoria del Sevilla (2-1) ante el Real Madrid
  • Casillas, con dos paradas casi imposibles, el mejor de los blancos
  • El partido no defraudó las expectativas en cuanto a calidad e intensidad
  • Así te lo hemos contado

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Kakà pelea un balón con Zokora ante la vigilancia de Renato.
Kakà pelea un balón con Zokora ante la vigilancia de Renato.

El Sevilla pasó de las palabras a los hechos, de reivindicarse como alternativa a Madrid y Barça a demostrarlo con goles, dos en concreto sobre los blancos que le sirvieron para ganar ante su afición (2-1) y de paso igualar con los de Pellegrini en la tabla. Ambos equipos están ya a tres puntos del Barça.

El partido no defraudó a las expectativas creadas en cuanto a intensidad y calidad en el juego. Quizá el único pero sea el resultado, corto si tenemos en cuenta las ocasiones. Uno de los grandes culpables de ello fue Iker Casillas, que evitó el 4-1 del Sevilla con dos paradas dignas del mejor portero del mundo.

Y eso que el Madrid también tuvo sus ocasiones, pero cayó por culpa de sus errores. Errores en defensa, en los dos goles, y errores en ataque en las ocasiones de las que dispuso.

Se esperaba la reacción de los de Pellegrini a la ausencia de Cristiano Ronaldo y se pudo ver a un equipo que por primera vez en la temporada funcionó como tal, pero que se llevó un suspenso donde había sacado matrícula las cinco jornadas anteriores: la pegada.

Pese a que la igualdad entre los dos equipos fue general a lo largo del encuentro, también es cierto que el resultado en el descanso (1-0) hacía justicia a lo visto en la primera parte. El Sevilla tuvo más ocasiones y más claras, aunque el gol llegó gracias a un regalo de Marcelo, que se confió en el centro de Fernando Navarro y no vio cómo se le colaba por detrás Jesús Navas.

Navas fue una pesadilla para el lateral brasileño, bastante nervioso a la hora de defender. También causaba estragos Perotti, aprovechando los huecos que dejaba Sergio Ramos con sus constantes subidas, pero nada comparable al duelo entre Navas y Marcelo, que ganó el sevillano por K.O.

Y eso que la ocasión más clara de la primera parte -de las que no acabaron en gol- llegó por la banda de Perotti, cuyo centro fue rematado a bocajarro por Renato, pero en ese momento apareció un providencial Casillas para frustrar el 2-0.

El Madrid también tuvo la suya en la bota de Benzema, pero como hiciera ante el Tenerife dio una patada al aire. No siempre está Guti para rematar y maquillar ese tipo de pifias. Fue una de las pocas apariciones del francés, que no tardó en ser sustituido por Higuaín.

El paradón de Casillas al final de la primera parte tuvo su reflejo en la segunda, tras otra internada de Navas que dio el pase de la muerte a Perotti. Cuando la grada del Pizjuán ya cantaba el gol, surgió la figura de Iker para reivindicarse como el auténtico galáctico del equipo. Su acción dio algo de moral al Madrid para salir a por el empate y el premio llegó a balón parado, cuando Pepe remató de cabeza una falta sacada por Guti. 

La igualdad dio algo más de confianza al Madrid, que disfrutó de sus mejores minutos a partir de entonces. Incluso Kakà parecía que ya no echaba tanto de menos a Cristiano Ronaldo y Xabi Alonso se atrevía a tomar el mando.

Pero, lo que son las cosas, cuando mejor jugaba el Madrid llegó una jugada colectiva del Sevilla ante una defensa muy pasiva. El centro de Adriano terminó en la cabeza de Renato, el más bajito de los que se encontraban en el área.

Ya no pudo hacer más el conjunto de Pellegrini, que al asumir mayores riesgos dejaba más desguarnecida a su defensa ante los contraataques de los locales. Eran los minutos más locos del partido.

Sin embargo, la última ocasión fue para el empate del Madrid, pero Sergio Ramos mandó al lateral de la red un gran centro de Kakà. Primera derrota del Madrid, aunque digna, ante el rival más serio que se ha encontrado hasta ahora, un rival de Champions. La Liga es cosa de tres.