Mario Casas y Alberto San Juan le preparan 'La cena' a Franco en la nueva película de Manuel Gómez Pereira
- Mario Casas y Alberto San Juan protagonizan La cena, la nueva película de Manuel Gómez Pereira
- La cinta, participada por RTVE y que han presentado en Las mañanas de RNE, se estrena en cines el 17 de octubre
Abril de 1939. Madrid aún huele a pólvora, miedo y dolor. La Guerra Civil ha terminado hace apenas dos semanas, pero poco importa. A Franco le ruge el estómago. Tiene hambre de celebración. Y nada parece más urgente. Ni más peligroso.
Al menos, no para el maître Genaro (Alberto San Juan) y el teniente Santiago Medina (Mario Casas), encargados de preparar el banquete perfecto en tiempo récord. Sin margen de error.
¿El menú? Arriesgado. En la ficción se sirven "huevos a la Aurora", "sopa al cuarto de hora" y "ternera con guarnición de patatitas y vino", según recuerdan Alberto San Juan, Mario Casas y Manuel Gómez Pereira en Las mañanas de RNE, con Juan Ramón Lucas y Mamen Asencio. Puede que hubiera más platos, pero la memoria es frágil y las elaboraciones —en cocina y rodaje— se reparten entre todo el staff.
Y en el Estudio 101 de la Casa de la Radio faltan varios de esos miembros —Asier Etxeandia, Nora Fernández, Antonio Resines, Elvira Mínguez, Eva Ugarte, Óscar Lasarte, o Carmen Balagué—. Igual que en el Hotel Palace de la trama, reconvertido en hospital, no queda ni un solo cocinero disponible. Los mejores son republicanos encarcelados, a punto de ser ejecutados. Pero "los dictadores son muy caprichosos y cuando deciden algo y lo quieren, todo el mundo se pone a sus pies".
En la realidad, La cena (La fuga está servida) —la nueva película de Gómez Pereira, participada por RTVE y con estreno el 17 de octubre— ofrece un menú diferente, pero también contundente: una comedia ácida, cocinada a fuego lento.
"Partimos de la obra de teatro La cena de los generales, de José Luis Alonso de Santos, que me pasó Sancho Gracia en 2008", señala su director.
La receta ya era buena entonces. "Me llegó el guion hace cuatro años y quise participar. Me encantaba. Era muy inteligente, estaba muy bien escrito y me enamoré", confiesa Mario Casas. Gómez Pereira solo tuvo que ajustarla "no esclavizándose de la historia, pero mantenido su espíritu" para hacerla de estrella.
Y eso, a veces, supone añadir nuevos ingredientes. Por ejemplo, "la muerte y el miedo". "Necesitábamos que estuvieran presentes porque no acaban en la posguerra. Siguen las ejecuciones. Por tanto, pusimos personajes en la película que no estaban en la obra, como el oficial Alonso (Asier Etxeandia)", explica. Otras veces, implica probar mezclas.
"Alberto y yo no habíamos trabajado juntos. Fuimos creciendo y construyendo esa relación entre dos personajes que parecen distintos, pero no lo son tanto", apunta Casas. Sin ir más lejos, "ninguno está haciendo lo que realmente quiere, aunque sean eficientes en ello", añade el director.
En otras ocasiones, sin embargo, la receta exige prescindir de algunos elementos. "También hay cosas que hemos desechado", reconoce Gómez Pereira.
Pero no pasa nada. El resultado funciona. La combinación de quitar, agregar y mezclar ha sido la ideal. "Esta película es muy coral. Quizá la relación entre Genaro y Medina sea el eje principal, pero hay muchas derivadas", destaca San Juan.
La confraternidad es una de ellas. "Esta cinta es la historia de una amistad y de cómo la vida pone a dos personas que, en principio no tienen nada que ver, en una circunstancia común y problemática de la que surge una amistad. Es un viaje de los protagonistas hacia sí mismos a través de su encuentro".
"La comedia es un vehículo fantástico para abordar hasta el tema más trágico"
El emplatado, por tanto, es algo distinto al original, pero la esencia del menú sigue siendo la misma: platos difíciles de preparar que muchos, aún hoy, prefieren no digerir. O no masticar. Se trata de una sátira marinada con memoria histórica, sobre una base de reflexión moral y una pizca de actualidad.
"En este país hemos tenido un problema para mirar de frente a nuestro siglo XX. Y todavía lo tenemos", sostiene Alberto San Juan, que concreta: "Entre la población joven y adolescente existe mucho desconocimiento sobre el asunto. Es peligroso. Las historias sobre interrupciones de la democracia y dictaduras hay que conocerlas bien para prevenirlas y que no vuelvan a suceder".
Por eso, La cena (La fuga está servida) es, según Gómez Pereira, una "película necesaria en clave de comedia para que la gente joven vea las consecuencias de una guerra". Es útil —insiste—, importante y hasta sano. "El humor es un arma de defensa y de ataque que hay que practicar".
Porque el sentido del humor, completa San Juan, "es imprescindible para vivir, desarrollar la inteligencia, convivir, relativizar y mirar las cosas desde distintos puntos de vista. Es un medio fantástico para abordar cualquier tema, hasta el más trágico, y hacerlo accesible a todos los públicos".
Las mañanas de RNE