Conducir bajo los efectos del alcohol o drogas puede costar hasta un millón de euros
- Las aseguradoras no pagan si el conductor da positivo en alcohol o drogas y las indemnizaciones dependen de la gravedad de los daños
- Es obligatorio por ley que las instituciones usen un lenguaje claro en sus documentos
Conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas puede salir muy caro. En estos casos, las aseguradoras no tienen la obligación de indemnizar a las víctimas de un accidente, ya se trate de daños materiales o personales. Además, deben cubrir a terceros afectados si se circula sin carnet. En el programa Para todos La 2 analizan todas las caras de este problema que causa la muerte de miles de personas cada año.
Resulta clave elegir bien a quién se presta un vehículo, porque los daños ocasionados pueden repercutir en el titular del coche. Al venderlo, es imprescindible asegurarse de que se ha realizado el cambio de nombre en la Jefatura de Tráfico y de que la antigua propiedad queda desvinculada. De no ser así, cualquier accidente provocado por el nuevo conductor bajo los efectos de drogas o alcohol puede tener consecuencias legales y económicas para el anterior dueño.
¿Cuánto puede costar un accidente?
La indemnización de un conductor que choque contra un árbol rondaría entre 300 y 400 euros, al tener que asumir los trabajos de jardinería del Ayuntamiento. Sin embargo, la cifra se dispara cuando hay daños a personas. La cuantía depende de la gravedad de las lesiones y de las secuelas sufridas por las víctimas. Si la persona afectada fallece, la indemnización asciende a unos 300.000 euros; en casos de lesiones graves o invalidez, puede superar el millón. Igualmente, estas responsabilidades recaen sobre quienes conduzcan sin licencia.
Luces de un coche de policía con una ambulancia delante Getty Images
Las secuelas físicas y psicológicas
Los accidentes de tráfico marcaron la vida de David Pérez. Sus padres murieron cuando otro vehículo, que circulaba muy por encima del límite de velocidad, chocó contra el suyo. Desde entonces, su relación con la carretera cambió: conducía de forma temeraria y bajo los efectos del alcohol hasta que, a 160 km/h, se estrelló contra una farola. Permaneció clínicamente muerto tres minutos, aunque los sanitarios lograron reanimarlo. Tuvo que someterse a 15 operaciones y quedó con una grave lesión en la pierna derecha. Hoy es vicepresidente de Stop Accidentes, una ONG sin ánimo de lucro que asesora a víctimas y familiares y trabaja en la concienciación social.
En 2023 fallecieron oficialmente 1.805 personas en accidentes de tráfico, tanto en vías urbanas como interurbanas. A esta cifra se suman más de 9.200 heridos hospitalizados. Entre los muertos, 268 conductores dieron positivo en consumo de alcohol y 154 en drogas. Estas dos causas, junto con las distracciones al volante y el exceso de velocidad, concentran el 83% de los siniestros mortales. El objetivo, sin embargo, debería ser siempre cero víctimas.