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Los secretos de las telarañas

  • Las arañas son animales expertos en emboscadas
  • Todas las arañas fabrican seda, pero sólo la mitad de las especies tejen telarañas

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¡Qué animal! - Los secretos de las telarañas

En la naturaleza, hay auténticas expertas en tender emboscadas. Todas las arañas fabrican seda, pero sólo la mitad de las especies tejen telarañas. Son trampas mortíferas para los incautos que tienen la mala suerte de meter la pata en una de ellas…

Una red circular

La araña tigre confecciona una red circular. En el centro teje una estructura en forma de zigzag llamada stabilimentum. La comunidad científica todavía desconoce su función: algunos apuntan que atrae a los insectos. Otros, que sirve para que los animales grandes vean la telaraña y no la dañen en un descuido. Y eso que una hebra de su seda es más resistente a la tensión ¡que un hilo de acero del mismo grosor!

La araña tigre está en contacto continuo con su red, y nota hasta la más mínima vibración gracias a unas células muy sensibles ubicadas en sus patas delanteras. En cuanto percibe que una presa roza la trampa, se abalanza sobre ella y la envuelve con más seda para inmovilizarla. A través de unos apéndices en su boca, los quelíceros, le inyecta entonces el veneno. La víctima se descompone, y la sorbe.

La velocidad y visión, sus ventajas

Otras especies de araña no tejen telas para capturar a su botín. Cazan de manera activa. La tarántula europea o araña lobo es una excelente corredora, y aprovecha sus dotes de velocista para echar el guante a sus víctimas. Puede recorrer nada menos que hasta 60 centímetros en un segundo, 20 veces su longitud. Es como si cualquiera de nosotros corriese 33 metros en un solo segundo. Pulverizaría todos los récords mundiales de velocidad, de hecho seríamos ¡el triple de rápidos que el mismísimo Ussain Bolt!

La tarántula europea posee además una vista prodigiosa. Tiene ocho ojos dispuestos en 3 filas.  Así obtiene una magnífica visión periférica, de gran ayuda para moverse por el entorno, evitar depredadores, y, por supuesto, ¡cazar!