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Arropado por el núcleo duro de su Gobierno, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado en una comparecencia que ha atacado "con éxito" tres instalaciones nucleares iraníes (Isfahán, Natanz y Fordow). El Pentágono dice haber usado bombas antibúnker lanzadas desde bombarderos B2, las únicas capaces de penetrar fortalezas subterráneas. El Organismo Internacional de Energía Atómica no ha detectado por el momento un aumento en los niveles de radiación en ninguna de las plantas nucleares. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, le ha dado las gracias a Trump, mientras que Irán ha asegurado que responderá. Foto: EFE/EPA/WHITE HOUSE

Son vitales para el programa nuclear iraní... Ubicadas en centro del país, Israel y Estados Unidos tenía estas tres plantas en su punto de mira desde hace años. La de Fordow es considerada un búnker frente a ataques convencionales. Construida en la ladera de una montaña a 100 metros de profundidad, era el blanco más difícil de alcanzar. En esta planta, el Organismo Internacional de la Energía Atómica detectó enriquecimiento de uranio de casi el 90%, lo que hizo saltar todas las alarmas. Donald Trump asegura que Fordow ha "desaparecido".

La central de Natanz ya había sufrido daños parciales estos días. Con plantas subterráneas y otras en la superficie, sus instalaciones son más vulnerables a los bombardeos. Las centrifugadoras más avanzadas se ubican allí, por lo esta instalación es clave para producir posibles material armamentístico.

La otra planta atacada ha sido la de Isfahán, pieza indispensable en el engranaje nuclear iraní. Esta planta alimenta a las centrales de Natanz y Fordow. Lo hace gracias a su capacidad de conversión de uranio natural en gas hexafluoruro de uranio, el más pesado de todos. Sin este elemento, no se puede llevar a cabo el enriquecimiento uranio.

La agencia nuclear de Irán confirma los ataques, pero insiste en que su trabajo no se detendrá.

Foto: Maxar Technologies

El Congreso vota hoy la iniciativa del PP para mantener abiertas las centrales una década más y lo previsto es que salga adelante como quieren las grandes empresas, que se reunirán el viernes para abordar la posibilidad del cierre. En Las Mañanas de RNE hablamos con el alcalde del municipio de Almaraz, Juan Antonio Díaz: "Luchamos por la continuidad de nuestra central nuclear, que es la primera en el calendario de cierre previsto por las empresas y el Gobierno desde 2019. Llevamos con ella más de 40 años". En Extremadura todos los partidos "abogan por la continuidad de la central nuclear". Desde el municipio cacereño se sienten con "esperanza de que en la reunión de el viernes saquen una conclusión para tener la tranquilidad de que la central siga funcionando", concluye.

Las grandes eléctricas no culpan a las renovables del apagón, pero sí creen que han cambiado el sistema y ven necesario modificar su funcionamiento, reincorporando a la energía nuclear. El primer paso, a su juicio, es extender la vida útil de la central nuclear de Almaraz, en Cáceres. De momento, no ha habido una petición oficial a este respecto, aunque sí se han pronunciado en un foro económico, en el que Red Eléctrica ha defendido el papel de las renovables en el sistema.

"Esto no se hace de la noche al día, vamos a gastarnos una serie de millones para ver qué cosas hay que hacer en Almaraz y más pronto que tarde haremos la petición formal", ha anunciado José Bogas, consejero delegado de Endesa.

Tanto Endesa como Naturgy e Iberdrola han afirmado que es pronto para pedir responsabilidades por el cero energético que provocó el apagón y para hipotetizar sobre las posibles causas. Por su parte, Red Eléctrica ha pedido tiempo, aunque ha defendido su actuación: "En el momento previo al incidente las tensiones en la red de transporte estaban dentro de los rangos que establece la normativa para operar", ha explicado Beatriz Corredor, presidenta de Redeia.

  • El fallo masivo del 28 de abril ha reavivado una polémica arraigada en la sociedad española desde hace décadas
  • En España existen cinco centrales nucleares que podrían dejar de funcionar antes de 2035, aunque este plazo es ampliable