Carmen Martín Gaite desvela sus secretos de mujer de letras en una exposición de la Biblioteca Nacional
- La Biblioteca Nacional celebra el centenario del nacimiento de la escritora salmantina
- Carmen Martín Gaite. Un paradigma de mujer de letras puede verse hasta el 14 de junio
Sofía Veloso es el nombre de la abuela materna de Carmen Martín Gaite y el seudónimo con el que se presentó al Premio Nadal para desmarcarse de su marido, que lo había ganado dos años antes. Una estrategia "muy inteligente" de una escritora que nació hace 100 años, murió hace 25, pero sigue muy viva. La Biblioteca Nacional de España le dedica por su centenario la exposición Carmen Martín Gaite. Un paradigma de mujer de letras, abierta al público hasta el 14 de junio.
"Y cuando muera,
mi pozo seguirá todavía lleno.
no mudado, profundo,
y desembocaré." (Después de todo, Poesia a rachas, 1993)
La muestra recorre los hitos de su trayectoria vital e intelectual, desde su primera foto con dos años a su imagen icónica como la reina de las nieves y su boina inseparable. El visitante puede curiosear entre retratos, manuscritos, mecanoscritos y cuadernos, cartas, collages, libros de su biblioteca personal, materiales audiovisuales u objetos personales con una gran carga sentimental, como la pluma, heredada de su padre, que ocupa un lugar central en la última sala.
"Durante este tiempo yo [...] he seguido aferrada tercamente, como única aguja de navegar, a la pluma estilográfica que heredé de mi padre..." (Dar palabra, 1988)
El comisario de la exposición, José Teruel, invita a buscar la pluma, reproducida como marcapáginas en el catálogo, en las fotos y dibujos del recorrido y subraya el papel del padre de Carmiña en su educación liberal, amigo de Unamuno y contrario a los colegios de monjas. Su casa natal en la Plaza de los Bandos de Salamanca fue demolida, en la serie de TVE Esta es mi tierra dice Martín Gaite: "Me hubiera gustado por lo menos que me dejasen hacer una foto, pero qué importa una foto cuando hemos perdido tantas cosas".
Los curiosos pueden ver una foto de la casa y también del coche familiar, un Pontiac negro, que fue requisado en la Guerra Civil y acabó en un cementerio de chatarra en Burgos. Martín Gaite estudió el bachillerato en un instituto público, con su amiga Sofía Bermejo creó el refugio imaginario de la isla de Bergai (BERmejo y GAIte) y llenaba cuadernos con las críticas teatrales o cinematográficas de los espectáculos que veía en sus viajes a Madrid.
En orden cronológico, se despliegan sus antecedentes familiares, su infancia y juventud (Guerra Civil, Instituto Femenino de Segunda Enseñanza, primeros escritos y lecturas, su orla de la Universidad de Salamanca o sus pinitos como actriz), su llegada a Madrid en 1948, la aventura de Revista Española (núcleo del grupo de jóvenes prosistas madrileños de los años 50) o su matrimonio con Rafael Sánchez Ferlosio.
Dolor y gloria
Es conmovedor ver una foto de Carmen Martín Gaite que mira a su hijo Miguel, un bebé sonriente de seis meses de edad, muerto de meningitis en mayo de 1955, un mes después de tomarse la instantánea. Teruel ha explicado que, tras ganar el Premio Nadal de 1957 por Entre visillos, la autora escogió su imagen de perfil recortada para la cubierta de la novela. En una vitrina se expone La charca, el manuscrito de la primera redacción de Entre visillos.
El comisario indica que el padre de la autora esperaba que, por su brillantez académica, fuera catedrática, pero estaba orgulloso de su carrera literaria y enmarcó su primer poema publicado "La barca nevada" con dos fotos, una del motivo de los versos y otra con un retrato de Carmen a los 22 años. Teruel apunta que, en realidad, ella siempre fue una universitaria y volvió a retomar lo que había dejado a medias.
Así, tras publicar Ritmo lento, sintió la llamada del ensayo histórico al que dedicó varios años al sumergirse en la vida del conde de Macanaz, más tarde presentó su tesis que publicaría íntegra como Usos amorosos del dieciocho en España con una dedicatoria a Sánchez-Ferlosio: "A Rafael, que me enseñó a habitar la soledad y a no ser una señora".
Escritora profesional
Separada de su marido, vivió con su hija Marta, desde el otoño de 1970 y sus estancias en Estados Unidos fueron claves en su vida. Por primera vez, llegaban el reconocimiento, el dinero y se sentía "una escritora profesional", desde el punto de vista creativo cultivaba la conferencia, escribía El cuento de nunca acabar y vivía las experiencias que luego cristalizarían en Caperucita en Manhattan.
Martín Gaite visita la Estatua de la Libertad en abril de 1979. ACMG
Desde el primer momento sintió una conexión especial con la Estatua de la Libertad, en su primera visita en abril de 1979 dijo que la escultura la "había mirado con verdadera unción", según cuenta su biógrafo.
"La libertad siempre da algo de miedo cuando se ve de cerca. ¿No lo sabías?"
Entre sus documentos, el guion que escribió de Fragmentos de Interior junto con Pilar Miró, que nunca se estrenó. Su interés por la poesía, el cuento, la novela corta, la novela, el ensayo, el teatro o ese híbrido que su hija bautizó como cuaderno de todo. Cultivó la crítica literaria, desde el artículo de opinión al collage, adaptaciónes teatrales de los clásicos, escribió guiones para Televisión Española y tradujo textos literarios a seis lenguas (inglés, francés, italiano, portugués, gallego y rumano).
'Collage' para 'Caperucita en Manhattan'. ACMG
Una sala se dedica a la narración del duelo tras la muerte de su hija Marta, que comenzó con El otoño de Poughkeepsie, texto en el que no se cita su nombre, pero si sus pertenencias, que coincide con la traducción de Una pena observada de C.S. Lewis, estas dos reflexiones sobre la muerte, el dolor y los deudos cristalizan en "el cuento de hadas que salvó a Carmen Martín Gaite", dice Teruel y enseña un collage para Caperucita en Manhattan cuya cartela reza:
"Manhattan es una metáfora del bosque donde es tan fácil soñar la libertad como perderse".
Tras su estancia como profesora visitante en la neoyorquina Barnard College, la escritora fue entrevistada el 4 de abril de 1981 en TVE por Joaquín Soler Serrano, un vídeo que puede verse en la BNE. El comisario de la muestra señala que su estilo de vestir cambia tras su estancia en la gran manzana y se convierte en personaje, con sus boinas adornadas (hay una de color gris con un brillante broche en el que se lee jazz) y sus joyas llamativas.
Los reconocimientos públicos se acumulan en el último decenio de su vida o lo que ella llamaba con un deje de ironía "la edad de merecer" (expresión que habitualmente se usaba para las mozas casaderas). En el montaje expositivo se reproduce un vídeo con su discurso de agradecimiento del Premio Príncipe de Asturias de las Letras Españolas, que recibió en 1998.
Mujer de letras
Testigo del devenir de la España en la que le tocó vivir, con una curiosidad intelectual infatigable, mujer "ventanera" de convicciones feministas, rechazó entrar en la Real Academia y su figura constituye un paradigma de una "mujer de letras" por la variedad y calidad de su trabajo literario. En un rincón, se escucha su voz declamando versos y defiende la lectura en voz alta.
"Pertenezco a una época en la que se leía en alta voz mucho más que ahora, y se tenía a gala el hacerlo con claridad y sin atropello, cuidando el tono y las pausas..." (A rachas, 2000)
Hacer literatura presuponía para Carmen Martín Gaite la presencia de un destinatario, una representación compartida y todo lo contrario al discurso de los locos o de los vanidosos. Gracias a su interlocución con el público, que hacía colas interminables en la Feria del Libro, su palabra sigue muy viva, como lo demuestra la reciente adaptación al cómic de Caperucita en Manhattan.
La exposición Carmen Martín Gaite. Un paradigma de mujer de letras puede verse hasta el 14 de junio en la Sala Recoletos de la Biblioteca Nacional.
En una vitrina, su diario se abre por la página del 17 de julio de 2000, su última anotación recoge que le ha llegado un reloj de pulsera de Lucile con un hermoso deseo "que, con el reposo, entre un tiempo luminoso, apacible y nuevo". Ese tiempo fue muy breve, murió de cáncer cinco días después.