Enlaces accesibilidad

Carmen Martín Gaite en diez libros indispensables

  • La escritora salmantina habría cumplido 100 años este 8 de diciembre
  • Espíritu inquieto, cultivó la poesía, el cuento, el ensayo, la novela y el collage
Carmen Martín Gaite en diez libros imprescindibles
Foto de Martín Gaite en el Centro Internacional del Español. EFE/J.M.GARCIA

Carmen Martín Gaite habría cumplido cien años este 8 de diciembre, pero la cuenta de sus días se acabó antes de llegar a los tres cuartos de siglo. La escritora salmantina fue un espíritu inquieto, cultivó el cuento, el ensayo, la novela, la poesía, el teatro o el collage. Entre sus reconocimientos, logró el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1988 y obtuvo en dos ocasiones el Premio Nacional de Literatura.

Siruela le rinde homenaje con Leer a Carmen Martín Gaite: La interlocutora añorada, un volumen editado y prologado por Lola Lapaz que recoge ocho visiones sobre su obra. La editorial también publica Páginas escogidas, una selección de José Teruel, con textos de poemas, cuentos, novelas y cuadernos personales en una antología de la escritora que concebía el ensayo como "una auténtica autobiografía espiritual".

"Las historias son su sucesión misma, su encenderse y surgir por un orden irrepetible, el que les va marcando el interlocutor, aunque no interrumpa (...); el que oye, sí, ése es quien cataliza las historias, basta con que sepa escuchar bien, se tejen entre los dos, ‘dame hilo toma hilo’. Y cada mirada incuba una historia".

Repasamos diez títulos indispensables de la extensa obra de Carmen Martín Gaite.

El balneario

El balneario

El balneario obtuvo el premio Café Gijón de novela corta en 1954, un relato magistral que da título al libro. Un volumen que también recopila otros nueve cuentos en los que se descubre la mirada aguda, profunda y lúcida de Martín Gaite sobre lo cotidiano.

"A este absorbente que me condiciona, que limita y atrofia mis palabras, que va a mi lado en el autobús, ¿hace tanto tiempo que lo conozco, que me lo encuentro a mi lado al volver la cabeza? Lo primero que no sé es el tiempo que va durando este viaje".

Dividido en dos capítulos, en el primero, una voz femenina en primera persona narra el viaje en autobús, la llegada al balneario y una búsqueda por los alrededores del hotel. En la segunda parte, se resuelven las dudas suscitadas anteriormente, con un relato en tercera persona. Con una historia aparentemente anodina, la escritora aborda la soledad, la rutina, la vida mezquina y vacía.

Entre visillos

Entre visillos

Entre visillos ganó el Premio Nadal en 1957 con el retrato del ambiente conservador y la hipocresía que impregna una ciudad de provincias española de mediados del siglo pasado.

Las conversaciones aparentemente banales entre las jóvenes protagonistas de esta novela nos irán dando a conocer sus angustias, su miedo a quedarse solteras, la monotonía de sus vidas y esa tristeza que se oculta tras el aburrimiento y la falta de imaginación.

Dominadas por las tareas domésticas y sometidas a la autoridad paterna, van al baile, al casino, al paseo principal, al cine y a la iglesia, todo lo que está socialmente bien visto. La llegada del nuevo y atractivo profesor de alemán provocará el deseo de liberarse del conformismo y de esa atmósfera opresiva.

Entre visillos fue adaptada como una teleserie de 15 capítulos por TVE (ver en Play), dirigida por Miguel Picazo y con Charo López en el reparto. Se emitió por primera vez entre febrero y marzo de 1974.

El cuarto de atrás

El cuarto de atrás

Durante una noche de insomnio, la escritora protagonista de esta historia, alter ego de la propia autora, recibe la visita de un desconocido interlocutor, cuya identidad permanecerá oculta; juntos inician una larga conversación en un cuarto apartado de la casa, el cuarto de atrás.

En este diálogo, libre y espontáneo, Carmen Martín Gaite deja espacio para recordar su infancia y juventud en Salamanca, su ciudad natal, para reflexionar sobre el oficio de escribir, sobre la condición asfixiante y llena de limitaciones que implicaba ser mujer en aquella época, sobre sus sueños y aspiraciones. También aborda otros temas que vertebran toda su obra: el amor, la memoria y el olvido.

"Las palabras son para la luz, de noche se fugan, aunque el ardor de la persecución sea más febril y compulsivo a oscuras, pero también, por eso, más baldío. Pretender al mismo tiempo entender y soñar: ahí está la condena de mis noches".

Carmen Martín Gaite logró el Premio Nacional de Literatura por El cuarto de atrás, en 1978. Además en 1994 consiguió el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra.

Nubosidad variable

Nubosidad variable

Sofía Montalvo y Mariana León fueron amigas en el colegio, pero se distanciaron tras enamorarse del mismo chico. Sofía, joven imaginativa, de carácter abierto, está atrapada en una anodina existencia de esposa y madre de familia. Mariana se ha convertido en una brillante psiquiatra de moda. Al cabo de más de treinta años, el azar las hace coincidir en una exposición de pintura y el recuerdo de su amistad desencadena en ambas una revolución interior.

En el encuentro, Mariana anima a escribir a Sofía, que estrena su primer cuaderno dispuesta a ordenar miedos, presencias y fantasías. La psiquiatra se marcha de Madrid y compone para su amiga cartas que no se atreve a echar al correo, donde va tomando el pulso a su desintegración psicológica.

La novela epistolar es la historia de dos escrituras y la reconstrucción de una amistad. Carmen Martín Gaite sabe captar con maestría los cambios de postura y los giros del alma de sus personajes en esta novela.

Caperucita en Manhattan

Caperucita en Manhattan

Sara Allen es una niña de diez años que vive en Brooklyn, Nueva York. Su mayor deseo es ir sola a Manhattan para llevar a su abuela un tarta de fresa. La abuela de esta moderna Caperucita ha sido cantante de music-hall y se ha casado varias veces.

"Sueñan con cruzar de puntillas el puente que une Brooklyn con la isla que brilla al otro lado y donde imaginan que toda la gente está despierta bailando en locales tapizados de espejo, tirando tiros, escapándose en coches de oro y viviendo aventuras misteriosas. Y es que cuando la estatua de la Libertad cierra los ojos, les pasa a los niños sin sueño de Brooklyn la antorcha de su vigilia. Pero esto no lo sabe nadie, es un secreto".

El lobo es míster Woolf, un pastelero multimillonario que vive cerca de Central Park en un rascacielos con forma de tarta. Pero el hilo mágico de este relato se centra en miss Lunatic, una mendiga sin edad que vive de día oculta en la estatua de la Libertad y que sale de noche para mediar en las desgracias humanas o, si es necesario, proporcionar un elixir capaz de vencer el miedo.

El éxito de esta novela ha llevado a una excelente adaptación al cómic con dibujos de Helena Bonastre y guiones de Catalina González Vilar.

Visión de Nueva York

Visión de Nueva York

Visión de Nueva York, publicado por Siruela por primera vez en 2005, fue elaborado como una colección de collages durante la estancia de Carmen Martín Gaite en la Gran Manzana entre septiembre de 1980 y comienzos de 1981.

La autora (por medio de imágenes y pequeños comentarios) recorre su día a día neoyorquino, sus actividades, sus contactos con la sociedad estadounidense de la época y se echa la bronca por no centrarse en la escritura. Una obra original, que ofrece una visión íntima y sensible de la escritora y permite al lector ejercer de voyeur, en un volumen que no estaba destinado a editarse.

El hallazgo se produjo cuando su hermana, Ana María, descubrió el cuaderno en su casa de El Boalo como ejemplo de "cóctel creativo". En una página, resume su visión de la literatura: "A espaldas de los hombres y de sus pretenciosos pedestales, la mujer "ventanera" siempre ha sabido observar por su cuenta, escaparse de lo interior a lo exterior y meter dentro lo de fuera, a su modo, sin ruido ni alharacas".

El cuento de nunca acabar

El cuento de nunca acabar

El cuento de nunca acabar (apuntes sobre la narración, el amor y la mentira) permite conocer y disfrutar el rico pensamiento y el extraordinario mundo que caracterizaron la obra y la vida de Carmen Martín Gaite. Un texto con un aire de divagación que recuerda a sus cuadernos de todo, en los que iba apuntando lo que se le ocurría y cuyo nexo de unión era su mirada única.

La escritora vuelca su amor por la literatura en un libro de cuentos, de iniciación y meditación, lleno de aforismos. Un ensayo seductor que entreteje reflexiones, recuerdos, visiones y relatos, que se eleva hasta lo más abstracto, sin dejar el hilo vital con que se va bordando la labor. La narración, o sea la aventura del conocimiento, es relatada como un viaje errabundo, como extravío de una exploración que nunca encuentra fin.

El libro, escrito a lo largo de nueve años, se estructura en “Siete prólogos”, “A campo través”, “Ruptura de relaciones”, “Rio revuelto” y un remate, que muestran el gran sentido del humor de la autora.

"Sacar algo del caos es, claro, traicionar ese claro. La sangre hecha cuento. La oscuridad hecha luz. La vida hecha palabra".

De hija a madre, de madre a hija

De hija a madre

De hija a madre, de madre a hija recoge dos de las piezas más emotivas de la obra de Carmen Martín Gaite: un sueño con su madre, María Gaite Veloso, y una evocación de su hija, Marta Sánchez Martín. Ambos textos, de difícil clasificación, están datados en fechas muy próximas al fallecimiento de las dos mujeres más importantes en su vida.

La aleación entre lo personal y el artefacto literario se sostiene con un particular pulso narrativo ante el temblor en estos dos escritos, poco conocidos, y que Siruela edita, con motivo del centenario, en un volumen único que reúne "De su ventana a la mía" y "El otoño de Poughkeepsie".

"Supe que cuando abandonaba sobre el regazo la labor o el libro y empezaba a mirar por la ventana, era cuando se iba de viaje: "No encendáis todavía la luz -decía-, que quiero ver atardecer". Yo no me iba, pero casi nunca le hablaba porque sabía que era interrumpirla".

En las palabras de Martín Gaite conviven en perfecta sintonía la dimensión de hija y madre, la experiencia del vínculo y la pérdida, el diario íntimo y la ficción, la realidad y el sonambulismo. La intimidad debe pasar el filtro del sueño o la fabulación: "No se dice lo secreto, se cuenta".

Usos amorosos del XVIII en España

Usos amorosos del XVIII

A la vez original ensayo e investigación histórico-literaria, este trabajo examina esa especie de adulterio galante que era el cortejo y otras costumbres que regulaban las relaciones entre los sexos en la España de la segunda mitad del siglo XVIII.

Usos amorosos del dieciocho en España nace de la tesis doctoral de Carmen Martín Gaite. Un empeño académico, que culminó el 11 de junio de 1972, con 46 años, cuando leyó su tesis titulada Lenguaje y estilo amorosos en los textos del siglo XVIII español. El libro fue publicado al año siguiente.

La autora analiza de forma amena algunas de las transformaciones del entorno privado y doméstico con la monarquía de los Borbones, como las primeras reivindicaciones feministas, la pérdida del sentimiento tradicional del honor o los albores del amor romántico.

A rachas

Portada de 'A rachas'

Carmen Martín Gaite siempre fue fiel a la poesía. Siguió escribiéndola y recitándola, en cafés y centros culturales, desde su primer poema "La barca nevada" publicado en la revista Trabajos y Días en 1947, aún firmado por Carmiña, una autora que buscaba su voz.

"Nos hemos despertado,

y la luz de invierno amanecía

de nuevo en las rendijas.

Por caminos de aire, leve y tímida,

se despeinó la nieve

y durmió en la ventana." Inicio de "La barca nevada"

Esta edición de A rachas, publicada por La Bella Varsovia está ilustrada con una selección de sus collages. El catedrático José Teruel defiende el papel central de la poesía en la escritura de la autora salmantina, cuyos versos comparten temas y atmósferas con algunas de sus narraciones.

La propia Carmen Martín Gaite señalaba que la poesía la visitaba de forma fugaz y estremecedora: "Irrumpía en mi casa sin previo aviso, como un amigo calamitoso y algo enfermo que busca cobijo en un raro recinto aún milagrosamente indemne del naufragio, donde nadie le va a echar en cara sus ausencias. Se presentaba y lo inundaba todo con su olor a eucaliptus, intempestivamente, igual que se largaba luego sin despedirse: a rachas".