Parwana Ibrahimkhali, activista afgana: "Empezaron a torturarme al detenerme y amenazaron con lapidarme"
- Parwana Ibrahimkhali Nijrabi fue arrestada por los talibanes tras organizar y participar en las protestas de mujeres en Kabul
- La afgana ha estado en España para prestar testimonio ante el Tribunal Permanente de los Pueblos (PPT)
Cuando los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021, Parwana Ibrahimkhali estudiaba Periodismo en la universidad. Fue una de las primeras jóvenes en salir a las calles, desafiando a los talibanes, para protestar por sus medidas contra las mujeres. La acusaron de promover la inmoralidad y la difusión de la cultura occidental. Fue detenida, encarcelada y torturada por los bárbaros de la sinrazón, incluso la amenazaron con matarla a pedradas. Llegó a sentirse una muerta viviente.
Tras salir de la cárcel, fundó el Movimiento de las Mujeres por la Paz y la Libertad y huyó de su país. Ahora vive en Alemania y asegura que no la callarán y se niega a permitir que el mundo ignore el sufrimiento de las mujeres afganas. Todavía sufre secuelas de las torturas físicas y psicológicas a las que fue sometida. Ha testificado ante el Tribunal Permanente de los Pueblos (PTT) que ha celebrado sus sesiones en Madrid para evaluar los crímenes cometidos por los talibanes contra las mujeres.
PREGUNTA: ¿Por qué cree que es importante llevar a cabo iniciativas como la del PPT?
RESPUESTA: Creo que es muy importante para nuestros ciudadanos en Afganistán porque no tienen contacto con ningún tribunal del mundo y es muy importante que podamos compartir todo lo que esto significa, que se están cometiendo crímenes contra la humanidad. He venido a hablar de mi experiencia y de todo lo que me pasó en Afganistán. Creo que puedo defender a otras mujeres y a otras personas en Afganistán y que el PPT tal vez cambie la idea de la comunidad internacional, de algunos países, de colaborar con los talibanes. Es muy importante para el futuro de Afganistán y este tribunal ejerce mucha presión sobre los talibanes.
P: ¿Por qué decidió prestar su testimonio aquí? Seguro que no le ha resultado fácil.
R: No ha sido fácil, me resulta muy difícil hablar de mi experiencia. Siento un gran trauma y todo vuelve. Pero no puedo guardar silencio, porque las mujeres de Afganistán no pueden alzar su voz. Acepto las consecuencias, también los problemas mentales. He venido aquí y hablo de mi experiencia porque creo en la justicia. Y creo que algún día conseguiremos la justicia y la libertad en nuestro país.
P: ¿Qué le sucedió cuando los talibanes llegaron al poder? ¿Qué significó para usted el 15 de agosto de 2021?
R: Fue un día terrible. En ese momento perdí mi país, mi esperanza y mis sueños. Los talibanes tomaron el control de Afganistán y para mí fue increíble, nunca pensé que un día los talibanes llegarían y se lo llevarían todo, también los deseos y sueños de las mujeres afganas. Tenía dos opciones: permanecer en silencio o despertar y empezar a luchar contra la injusticia y organizar protestas contra los talibanes. Elegí la segunda y organicé manifestaciones contra la injusticia y el apartheid de género.
La situación era difícil para mí. Y para otras mujeres, también. Al final, los talibanes me arrestaron. Me encarcelaron durante un mes y, durante ese tiempo, me torturaron y pegaron. Me dijeron que me apoyaban otros países, que me había levantado contra ellos y que no era musulmana. Querían matarme. Pensaban: "Oh, ella no es musulmana. Y está en contra de las normas. Y es un gran peligro para nosotros". Querían matarme a pedradas, lapidarme. También querían obligarme a grabar vídeos diciendo lo que ellos me ordenaban y comprometerme a no hablar de las protestas, ni de lo que viví en la cárcel. Me dieron golpes, me torturaron, me dieron descargas eléctricas, me pegaron con las armas, con todo lo que tenían.
P: Todavía sufre secuelas por la terrible experiencia…
R: Pago un precio muy alto. Ahora vivo con mucho dolor por las torturas. Y sigo muy traumatizada. Tenía mucho miedo. Sentí que iban a matarme. Sigo sintiendo miedo. Todos los días revivo todo el trauma. Durante la noche, me despierto y veo a los talibanes en mis sueños, como si fuese real. Y me despierto y grito: "Mamá, mamá".
P: ¿Y cuándo decidió irse de Afganistán?
R: Cuando salí de la cárcel, mi casa no era un lugar seguro para mí. Los talibanes seguían queriéndome matar. Todos los días recibía llamadas y mensajes amenazándome. Los talibanes me decían que querían venir a mi casa y hablar conmigo, pero lo que querían era matarme. Sentía que no estaba a salvo. El sufrimiento era demasiado fuerte para mí. Decidí que debía abandonar el país. Pero no solo abandoné el país, abandoné mi alma. Y mi esperanza.
P: ¿En qué año huyó?
R: En 2022. Ahora estoy en Alemania. Con la detención de las mujeres, los talibanes querían sembrar el miedo entre las personas que protestaban, quieren que guardemos silencio. Hoy siguen amenazándome por teléfono, incluso en el exilio.
P: ¿Sigue teniendo familia y contacto con Afganistán?
R: Toda mi familia está fuera, conmigo. Pero tengo un grupo de mujeres en Afganistán que organizan protestas contra los talibanes, pero no en lugares abiertos. Hablo con ellas. Su situación, como la de las demás mujeres en Afganistán, no es buena, es muy, muy mala.
P: ¿Se sienten abandonadas por la comunidad internacional? ¿La comunidad internacional ha abandonado Afganistán?
R: Sí, lo ha abandonado, ha dejado solo a Afganistán. Debería aumentar la presión sobre los talibanes, tomar medidas contra ellos, prohibirles viajar y cualquier contacto diplomático. Deberían apoyar a los afganos, no a los talibanes. Ellos no son representativos de Afganistán. Los talibanes nunca lo serán, no representan a la población afgana. Deberían ser llevados ante los tribunales. Deberían ser castigados por Dios.
P: ¿Cuál es su sueño?
R: Mi sueño es, en primer lugar, justicia para Afganistán y, en segundo lugar, libertad para el pueblo afgano. Y también espero poder regresar un día a mi país y vivir bajo la justicia y la libertad.