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Análisis

El cambio de la opinión pública en Estados Unidos, el gran padrino de Israel

Estados Unidos, el gran padrino de Israel
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en la Casa Blanca. AP / EVAN VUCCI

"A la base de nuestro apoyo en los Estados Unidos la desafían sistemáticamente (...) Tenemos que contraatacar, ¿cómo lo hacemos? Con nuestros influencers, es una comunidad muy importante, y con los instrumentos de batalla. Las armas cambian con el tiempo y tenemos que luchar con las de este terreno: las redes sociales. La compra más importante que se está produciendo es Tik Tok y espero que se realice porque puede tener consecuencias, y el otro arma importante es X, así que tendremos que hablar con Elon [Musk], que no es un enemigo, es un amigo. Si logramos ambas cosas será muy importante". Es una reflexión reciente del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.

La dijo en Nueva York ante un grupo de jóvenes proisraelíes después de su controvertida intervención en la Asamblea General de la ONU el pasado 26 de septiembre, y demuestra lo importante que es para Israel que se mantenga el apoyo de los Estados Unidos y, para ello, es necesario que también lo haga la opinión pública.

La batalla por la opinión pública

En su conversación con influencers estadounidenses, Netanyahu pide revertir una tendencia que los sondeos de opinión han constatado: que el apoyo incondicional a Israel por parte de la sociedad estadounidense va en retroceso, algo que ya se vio hace un año en las elecciones presidenciales, cuando muchos votantes tradicionalmente demócratas abandonaran a la candidata y vicepresidenta, Kamala Harris, como protesta a la política del Gobierno Biden respecto a Israel y la represalia sobre Gaza tras la matanza del 7 de octubre de 2023.

Según un sondeo realizado por el Pew Research Center a finales de marzo, en tres años la mala imagen de Israel ha crecido 11 puntos y ya es mayoritaria entre los estadounidenses: un 53% tiene una opinión desfavorable del Estado judío, especialmente entre los votantes demócratas. Un dato importante para entender mejor la sociología de los Estados Unidos y la postura del presidente Donald Trump es que, por creencia religiosa, los dos grupos más favorables a Israel, con diferencia, son, además de los judíos (73%) los evangélicos blancos (72%). Los evangélicos blancos son la base electoral más sólida de Trump. En el polo opuesto se sitúan, como era previsible, los musulmanes, con un 81% desfavorable a Israel.

En cuanto a la confianza que genera Netanyahu, esa misma encuesta de hace medio año arroja un saldo negativo: un 52% dice tener poca o ninguna confianza en él, frente a un 32% que aún confía algo o mucho. Los estadounidenses judíos están divididos, 53 a 45, siendo mayoría los que no confían en Netanyahu.

Sobre la cuestión de Gaza, según un sondeo publicado en agosto por The Economist / YouGov, para un 41% de estadounidenses los ataques de Israel no están justificados, frente a un 32% que así lo cree. Sólo un 27% apoya al dirigente israelí. También son más quienes consideran que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza (43%) que quienes discrepan (28%).

Este mismo fin de semana, el diario The Washington Post ha publicado sus propios datos, especialmente alarmantes para Netanyahu porque se ha centrado en la opinión de los judíos de Estados Unidos. Una amplia mayoría (61%) de judíos estadounidenses considera que Israel ha cometido crímenes de guerra en Gaza, y un 39% considera que comete genocidio. El primer ministro sale mal parado, menos de un tercio (32%) de los judíos de EE.UU. aprueba su gestión.

Estos datos sobre la desafección creciente de la sociedad estadounidense, que hace mucho dejó de ser monolítica étnica y religiosamente, han llevado a Netanyahu a pedir que la batalla por "el relato" se dé con fuerza en las redes sociales.

Otro dato, según el tabloide New York Post, una de las personas que advirtió en mayo a Netanyahu de que Israel estaba perdiendo el apoyo entre los jóvenes fue el activista de extrema derecha Charlie Kirk, asesinado el mes pasado.

La web Responsible Statecraft ha publicado esta semana una información, que la prensa israelí da por buena, según la cual el Gobierno de Netanyahu paga a unos 14-18 creadores de contenido 7.000 dólares (unos 6.000 euros) por cada publicación en redes sociales que promocione la imagen de Israel en los Estados Unidos.

En la encuesta del Post, ha bajado el número de judíos que respaldan el apoyo que da su Gobierno a Israel, en los últimos cinco años han pasado del 54 al 47%. Simultáneamente ha subido diez puntos el porcentaje de judíos que consideran excesivo el apoyo de Washington, de un 22% a un 32%.

Apoyo económico, militar y diplomático

Con el paso dado por Francia y el Reino Unido, los Estados Unidos son el único miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU que no reconoce el Estado de Palestina. Allí, EE.UU. es el bastión con que Israel puede contar siempre que se plantea alguna declaración crítica con el Estado judío.

"Israel es el mayor receptor de ayuda exterior de los Estados Unidos desde la Segunda Mundial", proclama un documento del Congreso que en mayo revisó la ayuda extra dada a partir de la matanza del 7 de octubre de 2023. "Esta asistencia refleja el apoyo sólido de la sociedad estadounidense a Israel y su seguridad, objetivos comunes en Oriente Medio y lazos históricos que se remontan a la creación del Estado de Israel en 1948". Hasta la fecha, el país ha dado 174.000 millones de dólares [310.000, ajustados con la inflación, según cálculos del Consejo de Relaciones Exteriores] (...) En 2016 ambos países acordaron un plan por el cual EE.UU. se compromete a dar a Israel 38.000 millones de dólares para gasto militar de 2019 a 2028 (3.800 millones/año). Porque a eso va dedicada la ayuda económica de Washington, a comprar armamento y equipamiento militar. Por una mano sale, por la otra se recibe. E Israel tiene lo último en Defensa.

Según la agencia israelí Jewish News Syndicate, "esta ayuda realmente no es tal, sino una inversión que revierte miles de millones de dólares más en beneficios a Estados Unidos de lo que le cuesta, beneficios para las industrias de Defensa y Seguridad (...) El apoyo a Israel es crucial para los EE.UU. porque los enemigos de Israel -Irán, Hamás, Hizbulá, los Hutíes- son enemigos de los EE.UU. y, a menudo, Israel hace el trabajo sucio. Es más, cuando EE.UU. interviene directamente en Oriente Medio u otro lugar, lo hace apoyándose en inteligencia y la experiencia en el campo de batalla de Israel".

Según publicó la Universidad Brown, al año de los atentados de 2023, EE.UU. había entregado 17.900 millones de dólares a Israel. Un récord. En marzo, el secretario de Estado, Marco Rubio, hizo público que, desde que Trump había tomado posesión, se habían aprobado 12.000 millones de dólares para gasto militar de Israel, y anunciaba una nueva partida de 4.000 millones, "un signo más de que Israel no tiene mayor aliado en la Casa Blanca que Donald Trump".

El amigo Trump

Siempre que tiene ocasión, Netanyahu elogia a Trump, calificándolo como "el mayor amigo que Israel ha tenido jamás en la Casa Blanca". La semana pasada, en la rueda de prensa en la que se presentó el acuerdo entre ambos sobre Gaza, añadió: "Y ambos sabemos que me quedo corto".

En su vuelta a la Casa Blanca, Trump ha levantado las mínimas restricciones que el Gobierno Biden impuso en su ayuda a Israel, pero ya en la primera presidencia Trump fue mucho más allá que cualquier otro presidente: reconoció Jerusalén como capital de Israel y trasladó allí su embajada, matando así de un plumazo las esperanzas de un Estado Palestino con capital en Jerusalén Este. Trump, además, reconoció los Altos del Golán como territorio israelí.

En su segundo mandato, Trump ha nombrado embajador en Israel a un destacado político, exgobernador, ex candidato presidencial y sacerdote, pastor, evangélico, Mike Huckabee, que defiende la represalia sobre Gaza, y se refiere a Cisjordania con los términos bíblicos de Judea y Samaria, la terminología que usan los israelíes judíos. Según Huckabee, Israel no está cometiendo ningún genocidio en Gaza "porque, de pretenderlo, lo habría logrado en dos horas y media, además, avisa antes de dónde va a bombardear".

Huckabee mantiene una relación estrecha con la derecha y la extrema derecha israelíes desde hace 40 años y forma parte de quienes consideran que la existencia de un pueblo palestino es una invención contemporánea para quitarles la tierra a los judíos, y que, de haber un Estado palestino, debería ser dentro de alguno de los países árabes que rodean Israel, no en el territorio actual.

¿Netanyahu se confió demasiado? Tensiones en la amistad

En las últimas semanas han aparecido algunas desavenencias entre la Casa Blanca y el Gobierno israelí, aunque no parece que ello vaya a alterar el vínculo estrecho entre ambos. Esa tensión parte de una acción de Israel en la que todo indica que se extralimitó en su confianza en el apoyo incondicional de Washington: bombardeó Catar.

Atacó uno de los principales aliados de Estados Unidos en Oriente Próximo, con la intención de matar a dirigentes de Hamás que estaban negociando con los intermediarios cataríes un posible alto el fuego, paso previo a un plan de paz. Israel no logró el propósito de eliminar a la cúpula negociadora, pero sí enfureció al Gobierno catarí, a los Al Thani, que lo consideró una traición. Según testimonios recogidos por The New York Times, igualmente enfurecidos estuvieron el presidente Trump y su equipo sobre Oriente Próximo. La reacción de la Casa Blanca fue utilizar esa "metedura de pata" de Netanyahu para forzarlo a aceptar el plan de paz propuesto por la Casa Blanca después de negociar con varios dirigentes árabes. Además Trump obligó al primer ministro israelí a pasar por la humillación de pedir perdón a Catar y dejar constancia gráfica de ello, no se pierdan la foto que la Casa Blanca hizo pública. Pasar por esa humillación fue una exigencia de Catar que Trump asumió y Netanyahu acató.

Es más, ese mismo día, el presidente firmó un decreto que ampliaba y explicitaba su alianza con el país del Golfo: "Los Estados Unidos consideraran cualquier ataque armado en el territorio, la soberanía o las infraestructuras de Catar como una amenaza a la paz y la seguridad de los Estados Unidos". Mensaje para Catar y para Israel. En Catar no es un detalle menor, Washington tiene su principal base militar en Oriente Próximo, que ejerce como Comando Central, y la familia Trump tiene negocios.

Las consecuencias del bombardeo israelí han sido, según un columnista del periódico progresista Israelí Haaretz, que "Trump ha humillado a Netanyahu, recompensado a Catar y acabado con las fantasías mesiánicas de la derecha [israelí]".

Como solía decirse en los comics y relatos por entregas, continuará.