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El delicado debate en el PP sobre el aborto: cuatro décadas de idas y venidas

  • Vox vuelve a evidenciar la división en el PP tras sacar adelante con apoyo de los 'populares' una iniciativa 'provida' en Madrid
  • El PP evitó fijar una postura común en el último Congreso Nacional del partido el pasado mes de julio
El aborto, un tema espinoso para el PP: cuatro décadas de idas y venidas
El último Congreso Nacional del PP encumbró a Alberto Núñez Feijóo como líder pero no fijó una postura común sobre el aborto ante las distintas sensibilidades. EFE/Javier Lizón
ROCÍO GIL GRANDE

La relación del PP con el derecho al aborto es la historia de un funambulista que debe hacer equilibrios entre un lado y otro de la cuerda para no caer al vacío. Hay dos corrientes que dividen al partido por la mitad, entre quienes han normalizado ya la interrupción voluntaria del embarazo y quienes piden preservar la vida del feto. Y gestionar esta fisura, con la presión añadida de Vox y sus constantes llamadas al electorado 'provida', ha llevado a las distintas direcciones del Partido Popular a dar algunos bandazos en los últimos años. Unas contradicciones que han vuelto a quedar ahora en evidencia tras el apoyo del PP a una moción de Vox en el Ayuntamiento de Madrid para informar a las mujeres que vayan a abortar del 'trauma postaborto', un supuesto síndrome que no está respaldado por la ciencia.

El propio alcalde de Madrid, el 'popular' José Luis Martínez Almeida, ha acabado admitiendo este jueves que "el síndrome postaborto no es una categoría científica reconocida", tras el revuelo surgido y las críticas entre asociaciones feministas. El propio Gobierno está estudiando "impugnar" por la vía legal la iniciativa de Madrid. Con todo, ha defendido que se ofrezca información a las mujeres que decidan abortar, sin obligarlas a recibir dicha información, de las "consecuencias" y "efectos" de una "intervención quirúrgica".

Un día antes, Génova respaldó la iniciativa aprobada por el Ayuntamiento de Madrid a través de la portavoz del PP en el Congreso, Ester Muñoz, que dijo que "la información nunca es un problema" y añadió que "quien tiene que explicar por qué es un problema es quien tiene que explicar por qué está en contra de que las mujeres estén informadas". Este jueves, el número dos del partido, Miguel Tellado, ha suscrito las palabras de Almeida respecto a que no hay evidencia de este supuesto síndrome y ha dicho que "no se puede obligar a ninguna mujer" a recibir información.

Vox vuelve a llevar al PP a la encrucijada como en 2023

La situación que afronta al PP, a la que en definitiva le ha llevado Vox, es similar a la que se dio en 2023. Entonces, el gobierno de coalición de PP y Vox en Castilla y León anunció una serie de medidas "provida", promovidas por los de Santiago Abascal, para reducir los abortos, entre ellas hacer que las mujeres que decidan interrumpir su embarazo puedan escuchar el latido fetal y ofrecerles una ecografía 4D. Entonces, ya hubo un choque entre PP y Vox sobre la obligatoriedad de estas medidas y el Gobierno remitió un requerimiento al ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco para que diera marcha atrás.

Más tarde, en una entrevista en Telemadrid, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, dijo que "en ningún lugar donde gobierne el PP se puede coaccionar a una mujer durante su embarazo" y "ningún médico, y mucho menos un político, puede interferir" en la toma de decisiones de una mujer.

Por aquellas fechas, el presidente 'popular' tuvo también que lidiar con el aval del Tribunal Constitucional a la ley del aborto de 2010, 13 años después del recurso que presentó el PP a esta ley de plazos. Todo, mientras el Gobierno y Vox le instaban a posicionarse. El aborto, dijo Feijóo, "no es un derecho fundamental", pero avaló la "correcta" ley de plazos y el derecho de la mujer a ejercerlo en el marco de la legislación española. Una posición que chocaba entonces con algunas voces fuertes en su partido, como Cuca Gamarra o Borja Sémper, que habían asegurado que el aborto no era un "derecho" sino un "fracaso".

También en febrero de 2023, el PP votó en contra de la última reforma de la ley del aborto, que entre otras cuestiones eliminaba la obligatoriedad del consentimiento de los progenitores para menores de 16 años.

El PP evitó fijar una posición común en su último congreso nacional

El Partido Popular tuvo ocasión de fijar una postura común en su último Congreso Nacional del pasado mes de julio, que reeligió a Feijóo como líder y fijó su ideario político. Sin embargo, Feijóo evitó un debate y un previsible choque en los temas del aborto, eutanasia y gestación subrogada. Su intención en aquel congreso era clara: rearmar al partido de cara a unas eventuales elecciones y exhibir una unidad sin fisuras ante un PSOE duramente tocado por el caso de corrupción vinculado a Santos Cerdán. Y entrar en estos temas no hubiera ayudado, por lo que la ponencia política del partido se aprobó sin hacer mención a estas cuestiones.

Y es que todavía hay voces con gran peso en el partido, como el PP madrileño de Isabel Díaz Ayuso, muy críticas con el aborto. "No puede ser un derecho, es acabar con la vida de un ser humano", dijo el pasado mes de enero la presidenta madrileña en una entrevista en El Debate, en la que habló también del aborto espontáneo que sufrió en 2023.

Una controvertida posición histórica que le costó la carrera a Gallardón

El Partido Popular lleva 40 años dando bandazos con el aborto, desde antes de la refundación de Alianza Popular en el PP. Ha votado en contra de las tres leyes relativas a la interrupción del embarazo hasta la fecha (la de supuestos de 1985, la de plazos de 2010 y la reforma de 2023), pero también los años han llevado a sus sucesivas direcciones a reconocer o respetar el derecho a decidir, como ocurrió históricamente con otros derechos (el divorcio o el matrimonio igualitario).

En 1985, fue José María Ruiz-Gallardón el encargado de defender el voto en contra de Alianza Popular a la ley de supuestos con una defensa férrea de la vida del no nacido. También fue quien presentó en nombre de AP un recurso de inconstitucionalidad contra esta ley, que acabó avalando el Tribunal Constitucional. Da la circunstancia de que aquel diputado era el padre de Alberto Ruiz-Gallardón, el exministro de Justicia al que su oposición al aborto le acabaría costando la carrera política.

José María Aznar, el primer presidente del Gobierno del PP, no derogó la norma en los ocho años que rigió el país. "El aborto no es ni será nunca un derecho, sino una perversión", llegó a decir en una entrevista en 2009, si bien defendió que decidió respetar la norma durante sus dos mandatos por ser de "consenso" y por mantener la interrupción voluntaria del embarazo "como un delito, con alguna excepción" y no como un derecho. La ley solo despenalizaba el aborto cuando el embarazo era consecuencia de una violación, suponía un riesgo para la salud física y psíquica de la madre y cuando hubiera malformación del feto.

La ley de plazos llegó en 2010, bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Un año antes, dirigentes del PP se sumaron a distintas manifestaciones por el país que contaron con el apoyo de los grupos 'provida' y la Iglesia Episcopal, que también salió a la calle.

Cuando Mariano Rajoy le sucedió en la Moncloa, intentó derogar la ley de plazos y volver a la anterior, pero recortándola aún más eliminando el supuesto de la malformación del feto. Aquello desató una ola de indignación en 2014 que se reflejó en las calles y la presión acabó no solo con la retirada de su proyecto, sino con la dimisión de Ruiz Gallardón como ministro de Justicia y de todos los cargos en el Partido Popular. Gallardón puso así fin a una carrera política de 30 años.

Por contra, había voces en el PP que sí se mostraban a favor del aborto, como la exministra de Sanidad Celia Villalobos, que en 2010 votó a favor de la ley de plazos de la socialista Bibiana Aído y que en 2014 votó precisamente junto con toda la izquierda en contra del Gobierno de Mariano Rajoy y de su contrarreforma de la ley del aborto. Villalobos fue sancionada por sus votos 'díscolos' no solo en esta cuestión, sino también a favor del matrimonio homosexual.

Rajoy no volvió a intentar tumbar la ley del aborto, pero su sucesor al frente del PP, Pablo Casado, sí manifestó su intención de volver a la ley de supuestos si llegaba a la Moncloa. "El aborto no es un derecho", dijo en los días previos a su candidatura a las primarias del partido en 2018: "No hay nada más progresista que defender la vida, ni nada más necesario que defender la natalidad. (...) Eso no es derechas ni de izquierdas, es la base social de cualquier país". Casado se ganó el apoyo de la organización ultraderechista Hazte Oír en aquella candidatura y se impuso a Soraya Sáenz de Santamaría como líder del PP. Pero, en 2019, Génova acabó apostando por esperar al dictamen del Tribunal Constitucional relativo al recurso del PP contra la ley de plazos para decidir si la derogaría en caso de llegar al Gobierno.

Casado perdió el liderazgo en 2022 tras su guerra fallida con Ayuso y, ahora, la papeleta del aborto está en manos de Feijóo, que tendrá que hacer frente a las distintas sensibilidades dentro del PP mientras Vox sigue presionando y marcando una postura clara contra el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.