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Detenidos, criminalizados y deportados: a qué se exponen los miembros de la flotilla a Gaza tras ser interceptados

Flotilla de Gaza: qué puede pasar
Tripulación de uno de los barcos de la Global Sumud Flotilla frente al islote de Koufonisi, en Grecia STEFANOS RAPANIS
RTVE.es

Israel ha interceptado a parte de la Global Sumud Flotilla (GSF), hasta ahora el mayor intento marítimo para romper el bloqueo naval israelí sobre Gaza, poco después de que entrara en la zona calificada "de alto riesgo" por el Estado hebreo. El Ministerio de Exteriores israelí, que ha relacionado a la misión humanitaria con Hamás, ha confirmado que sus tripulantes están siendo trasladados a su territorio "sanos y salvos".

Aunque en el plano legal esa zona delimitada por Israel está todavía de aguas internacionales, Tel Aviv actúa en la región de forma autónoma tras aplicar desde 2007 un bloqueo naval a Gaza. Los miembros de la tripulación ya habían adelantado que era cuestión de tiempo que fueran interceptados, pues en los días previos a su llegada a la región ya fueron hostigados por ataques que, sin embargo, no fueron reivindicados por ningún actor.

"A las 4 de la mañana se han avistado barcos y nos hemos puesto alerta", ha relatado a RTVE la exalcaldesa de Barcelona y miembro de la GSF, Ada Colau. "Creemos que están esperando a que nos acerquemos un poco más a Gaza para interceptarnos", ha vaticinado.

Ada Colau, desde la Flotilla de Gaza: “Están esperando a que nos acerquemos para interceptarnos”

El objetivo del convoy es puramente humanitario, como han defendido en todo momento sus organizadores. La GSF aspira a llevar ayuda humanitaria y forzar a la comunidad internacional a reaccionar frente al "genocidio" contra el pueblo gazatí. Uno de los portavoces y coordinadores, Saif Abukeshek, subrayó al inicio de la misión que el grupo actúa dentro de la legalidad internacional y que seguirán intentando llegar a Gaza "pase lo que pase" .

¿Cuál es el procedimiento habitual de Israel?

El escenario inmediato al que se enfrentan los activistas es el abordaje forzoso por parte de comandos israelíes, con la presencia de buques de guerra preparados para "tomar el control" de los barcos, según filtraciones de la emisora pública israelí Kan.

El procedimiento habitual, de acuerdo con los antecedentes, consiste en la paralización del convoy mediante maniobras agresivas y su abordaje por soldados que reduzcan en cubierta a los pasajeros. En ocasiones, como en 2010, la interceptación puede escalar a violencia letal, con tripulantes heridos o muertos.

Posteriormente, se efectúa su traslado forzoso a puertos israelíes y, según las circunstancias, pueden someter a los activistas a interrogatorios que duran horas o días. Por último, se lleva a cabo la deportación de los miembros. En función de los delitos de los que se les acusen, esto puede significar prohibirles la entrada al Estado judío durante años.

Además, se añade la amenaza pública de que Israel no remolcará los casi 50 barcos de la misión, lo que deja abierta la posibilidad de hundimientos deliberados. Un riesgo que, en caso de que Israel llegue al extremo de considerar el abordaje como una "operación antiterrorista", multiplicaría el potencial de víctimas.

¿Qué escenario enfrentan los miembros de la GSF?

En términos diplomáticos, el escenario más previsible es la criminalización de los activistas, que serán acusados de violar un bloqueo "legal", pese a que la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar y el Manual de San Remo permite el paso de ayuda humanitaria incluso en situación de bloqueo marítimo.

A pesar de la amenaza de que puedan ser considerados como "terroristas", el almirante retirado Juan Rodríguez Garat ha explicado en una entrevista a RTVE que no existe procedimiento legal en el Estado judío para condenar a personas por "crímenes que no han cometido". Semanas atrás, el ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, advirtió que "cualquier persona que elija colaborar con Hamás y apoyar el terrorismo recibirá una firme respuesta por parte de Israel". Por su parte, Abukeshek señaló que Tel Aviv los trata como terroristas "para justificar sus crímenes".

La vulnerabilidad es todavía mayor porque, aunque están siendo monitorizados por buques militares español e italiano, ninguno de estos entrará en la zona crítica. Eso significa que, llegado el momento, los activistas se enfrentarán solos a la maquinaria militar israelí.

¿Qué ocurrió con las flotillas anteriores?

La historia de estas misiones humanitarias ofrece un patrón claro: las flotillas han sido interceptadas una tras otra desde 2010, en ocasiones con violencia extrema. El único convoy que fue capaz de romper el cerco fue en 2008, cuando dos barcos del Movimiento Gaza Libre lograron arribar a la Franja.

El abordaje de la Flotilla Mavi Marmara en 2010 se considera el episodio más sangriento. Comandos israelíes asaltaron el barco turco en aguas internacionales, matando a 10 activistas y dejando decenas de heridos. El hecho desató indignación mundial y tensó las relaciones entre Israel y Turquía.

Entre 2011 y 2015, las Flotillas de la Libertad II y III fueron interceptadas sin llegar a Gaza. Sus barcos fueron desviados a Ashdod, puerto habitual usado por Israel en las operaciones de traslado de flotillas interceptadas. En 2018, la misión "Un futuro justo para Palestina" también fue detenida en alta mar.

La operación de abordaje más reciente ocurrió en julio de este año, cuando la Flotilla de la Libertad y sus tres barcos fueron capturados a menos de un centenar de millas de Gaza. Previamente, una de las embarcaciones, el Conscience, fue atacado por drones frente a Malta, sin causar víctimas.

¿Qué papel desempeñarán los buques militares de España e Italia?

Antes de la llegada de la Global Sumud Flotilla a la "zona de riesgo", España e Italia desplegaron dos buques militares con el argumento de garantizar labores de salvamento y evitar tragedias mayores. Sin embargo, ambos Gobiernos han sido explícitos en que no entrarán en la zona de exclusión autoimpuesta por Israel.

Madrid y Roma sostienen que no pueden arriesgarse a implicar a sus Fuerzas Armadas en una confrontación directa con Israel, quien es a su vez aliado estratégico de Estados Unidos. Italia llegó incluso a proponer que la ayuda se entregase a Israel bajo el argumento de no dañar el plan de paz de Trump ni tensar aún más la región.

En un comunicado, la flotilla aclaró que que el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano les dio "la oportunidad" el martes de abandonar sus barcos y regresar a tierra antes de llegar de ingresar en la llamada "zona crítica". En respuesta, los activistas calificaron abiertamente la acción como un "sabotaje".

Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha expresado públicamente que espera que Israel "no suponga un peligro" para las embarcaciones. Sin embargo, según ha reiterado la ministra de Defensa, Margarita Robles, "la flotilla sabe lo que tienen que hacer, saben que asumen una situación de riesgo y tendrán que valorar y ya es su responsabilidad el riesgo que asumen".

El resultado es un acompañamiento simbólico, más disuasorio que protector. Las fragatas se mantienen a distancia, con la instrucción de intervenir solo en caso de naufragio o emergencia vital, pero nunca para evitar un abordaje israelí.

¿Qué derecho ampara la intervención israelí?

En suma, no existe derecho internacional que ampare la ejecución israelí del bloqueo, pese a que sí reconoce la legalidad del mismo. El almirante retirado Juan Rodríguez Garat ha afirmado en una entrevista ante el Canal 24h que su aplicación incumple obligaciones humanitarias fundamentales.

Según Rodríguez Garat, los bloqueos son legales si cumplen con ciertas condiciones, como ser efectivos, estar anunciados y no impedir el tráfico neutral hacia puertos no implicados. Sin embargo, Israel, como potencia ocupante, tiene la obligación de garantizar la entrada de ayuda humanitaria (una vez realice la supervisión de las embarcaciones) a Gaza, algo que no estaría respetando.

Juan Rodríguez Garat: "El bloqueo marítimo israelí en Gaza es legal, otra cosa es cómo se lleva a cabo"

También ha advertido que acciones como hundir barcos o tratar a activistas como terroristas constituirían crímenes de guerra, y ha insistido en que las operaciones de interceptación deben regirse siempre por el principio de mínima fuerza.

Desde la ONU, la relatora de para Palestina, Francesca Albanese, ha insistido en todo momento que el convoy está en aguas internacionales y que a 12 millas náuticas entraría en aguas palestinas, por lo que nunca pasaría por israelíes. "Es una línea imaginaria de Israel. Cualquier intervención en esas aguas es ilegal", ha indicado.

Sin embargo, la ausencia de voluntad de los Estados para confrontar y presionar a Israel deja a los activistas vulnerables ante posibles violaciones durante las intercepciones.