Violencia contra las mujeres en la Guerra Civil y la dictadura: del sueño de la igualdad a la represión
La guerra golpeó a todos, pero en el caso de las mujeres españolas la Guerra Civil supuso, además, la interrupción abrupta de su movilización política y un retroceso en su andadura hacia la igualdad.
Muchas, tanto a derecha como izquierda, participaron de alguna manera en la contienda, en el frente, como las milicianas, o en la retaguardia. Pero las que no estuvieron en primera fila tampoco se libraron: fueron asesinadas por sus ideas, o simplemente por ser hijas, hermanas, esposas o madres de republicanos.
La República, "esperanza de una mayor igualdad"
“La Segunda República representaba la puesta en marcha de la esperanza de una mayor igualdad social que recogiera los derechos de ciudadanía para el colectivo femenino”, explica a RTVE.es Vicenta Verdugo, doctora en Historia por la Universidad de Valencia.
La República trajo el voto femenino, la escuela mixta, el matrimonio civil y el divorcio, además de avances hacia la igualdad real en el trabajo.
María Domínguez Remón ejemplifica ese progreso de las mujeres. Periodista y política socialista, fue nombrada en 1932 para presidir el ayuntamiento de Gallur (Zaragoza), convirtiéndose en la primera alcaldesa en democracia en la historia de España.
En su libro Opiniones de mujeres relataba los malos tratos de su primer marido y su formación autodidacta, y se mostraba esperanzada en el futuro. “La mujer será respetada, podrá departir amigablemente con el hombre, su compañero, porque será igual a él, diferenciándose solamente en el sexo genérico; tomará parte activa en la política, haciendo uso de sus derechos civiles (...)”. Y añadía: “Si sucumbimos en el transcurso de la lucha, las que nos sigan ocuparán la brecha que nosotras dejemos, pero nosotras caeremos con la conciencia tranquila (...)”.
Al producirse el golpe, María se refugió en su pueblo, Pozuelo de Aragón. “Pensó que iba a pasar desapercibida, y no fue así: la metieron en la cárcel tres días y ni mis tíos ni nadie pudieron salvarla”, cuenta Juan José Espligares, sobrino biznieto de María.
Tenía 54 años cuando fue ejecutada por los sublevados el 7 de septiembre del 36. "Todos decían que estaba enterrada en el cementerio de Fuendejalón, en una esquina. Siempre tenía flores secas", recuerda Juan José. Sus restos fueron identificados en 2021.
"Por ser mujer murió, por ser mujer la asesinaron, por tener la osadía de querer la sociedad", declaró a TVE Pilar Gimeno, presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Asesinados y Enterrados en Magallón.
Menos mujeres en las fosas, pero una represión específica
Las mujeres republicanas fueron asesinadas extrajudicialmente, sometidas a juicios sumarísimos y condenadas a muerte, al igual que los hombres, aunque en menor número: un 3% de los cuerpos encontrados en fosas son de mujeres.
Sin embargo, sufrieron una represión específica, con prácticas como el rapado de pelo, la ingesta de aceite de ricino, la violencia sexual o la amenaza de quitarles a los hijos.
Desde los micrófonos de Unión Radio, el general golpista Queipo de Llano animaba a sus tropas a violar a las republicanas. "Esto está totalmente justificado, porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre", decía.
Los motivos para la represión iban desde su militancia política a su comportamiento moral o a su parentesco con hombres republicanos.
En el cementerio de La Caridad, en El Franco (Asturias) se cree que fueron enterradas las hermanas Ferrer: Luz, de 21 años; Mercedes, de 20 y Maura, de 17. Eran hijas de Manuel Ferrer, presidente del Sindicato de las Artes Gráficas de Luarca. El padre logró huir, y un grupo de falangistas fue a por las hijas. Las violaron, vejaron y fusilaron. Maura sobrevivió y buscó ayuda, solo para ser apresada y asesinada.
Jerónima Blanco Oviedo, ama de casa de 22 años, fue asesinada el 23 de agosto de 1936 en Ponferrada, embarazada y junto a su hijo Fernando, de tres años. Fue una venganza contra su marido, que había huido a la zona republicana.
También hubo violencia física contra las mujeres en la retaguardia republicana, aunque de forma "excepcional y no sistemática", según Verdugo. "Se dio un tipo de violencia sobre mujeres católicas, conservadoras, falangistas. Se les castigaba por la militancia o la identidad religiosa, porque representaban el orden que se quería barrer con la revolución".
Tras la guerra, el régimen franquista anuló todas las leyes igualitarias y reimplantó el Código Civil de 1889. “Las mujeres casadas dejaban de tener capacidad de decisión y quedaban absolutamente subordinadas a sus maridos –recuerda la doctora de la UV–. El franquismo no iba a admitir mujeres que no estuvieran sometidas a la maternidad. Pilar Primo de Rivera en mayo de 1939 afirmaba que ‘la única misión que la patria asigna a las mujeres es el hogar’”.
¿Cómo se identifica el sexo de una víctima?
En ocasiones, los arqueólogos encuentran que en una fosa solo o mayoritariamente hay mujeres. Es el caso de fosas en Grazalema, Gerena, Albarracín o el Barranco de Víznar.
La documentación previa y los testimonios pueden apuntar a que en un fosa concreta fueron enterradas mujeres. Una vez iniciada la excavación, la aparición de unos zapatos de tacón, una peineta o unos pendientes también son pistas para conocer el sexo de las víctimas.
"En el caso de la fosa 128 de Paterna, las dos mujeres exhumadas presentaban la melena todavía trenzada y engarzada con alfileres", relata a RTVE.es Gema López García, antropóloga física y forense, y miembro de la Asociación Científica Arqueoantro.
"Normalmente –añade– nos lo dice el propio esqueleto, porque hay una serie de características por las cuales podemos determinar el sexo del individuo", fundamentalmente por las diferencias del cráneo y el coxal (el hueso de la cadera).
Sin embargo, cuando los restos aparecen dispersos o en mal estado, “siempre va a ser mucho más fiable la genética: el test de la amelogenina [una proteína presente en los dientes] lo resuelve".
En algún caso, como el de las mujeres de Guillena, incluso es posible confirmar que alguna de las víctimas estaba embarazada, porque los huesos del feto son visibles desde el cuarto o quinto mes de gestación. "Ahí es más importante la documentación previa para saber de antemano si es posible que aparezca una mujer embarazada, porque los restos óseos de bebé o de feto son extremadamente pequeños y frágiles", explica la antropóloga.
Los esqueletos femeninos, como los masculinos, muestran las lesiones dejadas por las torturas físicas y la ejecución (contusiones, agujeros de bala). Pero, como señala Gema López, “todas las vejaciones, las violaciones, los rapados de pelo… Todo eso no deja marca en el hueso”. Aunque sí en la memoria.
Especial Fosas de la Guerra Civil y franquismo: otros reportajes
- Memoria de un país: una fosa común a menos de 50 kilómetros de donde estás
- Sindicalistas, alcaldes, maestros, religiosos, o maquis: las víctimas de la violencia política durante la guerra y después
- De Lorca y Muñoz Seca a Blas Infante o Aurora Picornell: personajes de una época que acabaron en la fosa común