La letra pequeña de tu vida laboral: errores, mitos y derechos olvidados
- La experta en derechos laborales, Tania Delgado, presenta en Economía de bolsillo El libro que tu jefe no quiere que leas
- En él, resuelve algunas de las dudas más habituales y repetidas en el mundo profesional
¿Lees tu nómina con calma o solo compruebas la cifra que acabará en tu cuenta? Haz la prueba: ¿sabrías explicar el significado de las "contingencias comunes" que aparecen en ella? ¿Sabrías en qué circunstancias debes hacer horas extraordinarias obligatorias? ¿O cómo tendrías que actuar si mañana tu jefe te pone delante una carta de despido?
Si tus respuestas son negativas, no estás solo. "A todos nos pasa: firmamos contratos de trabajo al igual que las políticas de las cookies en las webs, sin leer", reconoce la experta en derechos laborales y recursos humanos Tania Delgado, en Economía de bolsillo, con Lourdes Castro.
Y es justo ahí donde reside el riesgo. Aunque parezca que todo está en orden, ese papel que llega cada mes —o los contratos, o las entrevistas o las destituciones— puede esconder errores, trampas e incluso condiciones que, por desconocimiento, terminan jugando en nuestra contra.
"Tenemos que pararnos y darle la importancia que posee, porque una relación laboral puede durar desde tres o cuatro meses hasta toda una vida. No sabemos cuánto será, pero siempre debemos estar a gusto con todo lo que aceptamos", aconseja la autora de El libro que tu jefe no quiere que leas.
Porque no se trata de desconfiar, sino de estar bien informado "para así tomar las riendas de nuestro presente y futuro laboral y triunfar en el trabajo". Da igual el puesto —junior, senior o hasta becario—, el mundo laboral está lleno de mitos y controversias que, en el fondo, se parecen mucho entre sí.
Los cargos y responsabilidades pueden variar —y de hecho varían—, pero las dudas apenas difieren. Tarde o tempano, todos nos enfrentamos a los mismos interrogantes.
En verano, por ejemplo, abundan las consultas sobre las vacaciones. "No es cierto que 15 días los elija la empresa y los otros 15 el trabajador; siempre deben acordarse y comunicarse con, al menos, dos meses de antelación ", aclara Delgado—. En septiembre, en cambio, se multiplican las relacionadas con la conciliación.
"Dependen de la época", resume, aunque es cierto que hay inquietudes que nunca desaparecen y "se repiten a durante todo el año": "'¿Qué ocurre cuando me despiden?' y '¿Qué opciones tengo cuando se modifican diversas situaciones en mi trabajo?'" son las más comunes.
Despidos: qué firmar y qué no
Para el primer supuesto, lo más importante es tener claro que "firmar una carta de despido no significa mostrar conformidad con lo que nos está diciendo". Así que no, "no nos tiene que preocupar excesivamente el hecho de firmarla", tranquiliza la experta.
Ahora, en caso de hacerlo no pasa nada. A pesar de que no pongamos por escrito el famoso "no conforme" —algo que Delgado recomienda, pero no considera imprescindible—, nuestros derechos permanecen.
"Es un error pensar que por haber firmado ya no puedas reclamar", insiste. De hecho, "dispones de 20 días hábiles para que puedas asesorarte y decidir si finalmente estás de acuerdo o no con esa decisión de la empresa", explica.
¿Qué sucede si cambian mis responsabilidades o situación laboral?
En sentido inverso, sin embargo, ocurre con las modificaciones contractuales. La firma determina. Lo que no aparece por escrito no se puede reclamar después. Ni aquellas ventajas únicamente apalabradas acerca de los cursos de formación en horario laboral ni la posibilidad de teletrabajo, por ejemplo, tendrán por qué cumplirse si nunca se formalizaron.
"Todo debe figurar por escrito. Si algo no se firma en un inicio o a lo largo de la relación laboral, difícilmente se podrá luego exigir", advierte Delgado. Y pueden darse incluso casos "bastante graves". En ocasiones, ese vacío se convierte en fraudes.
Entre ellos, trabajar más cotizando menos. "Hay empresas que te ofrecen jornadas completas, pero al revisar la base de cotización o el contrato descubres que realmente es a tiempo parcial. El trabajador empieza con menos horas, a jornada parcial, con la promesa de ampliarlas. En cierto modo está siendo engañado porque no están aceptando las condiciones que inicialmente le habían dicho", denuncia la experta.
Entender lo que se firma y revisarlo cada mes
De ahí la importancia de revisar atentamente el contrato laboral en el momento de su firma. Y también la nómina cada mes. Al hacerlo es posible aclarar dudas o detectar errores. "No hay que dar nunca por sentado que una nómina esté bien", recuerda Delgado.
Quién sabe, quizá no estés percibiendo el sueldo correspondiente a tu grupo profesional. O tal vez el convenio por el que se rige tu empresa establezca que la jornada completa es inferior a las 40 horas semanales clásicas.
"Uno de los aspectos clave a la hora de interpretar una nómina es saber que estamos encuadrados correctamente. Es decir, que nuestra categoría, es la adecuada", sostiene la experta. "Partiendo de ahí —añade— deberíamos fijarnos en si el salario va acorde al convenio" y en cerciorarnos de que "todos los conceptos nos suenen más o menos".
Y, una vez pasada la lupa, si encontramos algo, lo que sea, que no nos cuadre, debemos preguntar. "No tengamos miedo a hablar con Recursos Humanos", recalca Delgado. Porque incluso las horas extra, a veces, requieren matices. No todas son voluntarias; existen las llamadas de "fuerza mayor", obligatorias en situaciones excepcionales de "sentido común en los que la empresa necesita que el trabajador esté por el bien del negocio", como en una catástrofe natural o un incendio.
Economía de bolsillo