Enlaces accesibilidad
Entrevista

Parasto Hakim, activista afgana: "No nos sorprende la actuación de los talibanes, sino el silencio del mundo"

  • Parasto Hakim, activista afgana por los derechos de la mujer, fundó y dirige SRAK, una red clandestina de escuelas
  • Tuvo que huir de Afganistán y vive como refugiada en un país europeo
Fotografía de la activista afgana Parasto Hakim
Fotografía de la activista afgana Parasto Hakim.
PILAR REQUENA (Directora de Documentos TV)

Parasto Hakim nació en 1997, en Pakistán, donde sus padres estaban exiliados. Tuvieron que regresar ante las dificultades para permanecer en el país vecino cuando ella apenas tenía seis meses, en pleno régimen talibán. Su madre le contó lo que supusieron aquellos años de totalitarismo misógino para las niñas y mujeres. Nunca pensó que a ella también le iba a tocar pasar por lo mismo.

Hace cuatro años, cuando los talibanes regresaron al poder, creó una organización clandestina para la educación de niñas y mujeres. Hoy estudian en sus 35 escuelas secretas más de 2.800 niñas y mujeres en todo el país. Pero, en febrero de 2023, se vio obligada a abandonar Afganistán tras recibir llamadas amenazándola y sufrir un intento de asesinato. Estaba en la lista negra de los talibanes y su detención podía producirse en cualquier momento.

Estudió relaciones internacionales y su sueño es ser diplomática. Trabajaba como consultora en educación y asesoraba a la oficina del presidente antes de la caída de Kabul. En 2023, fue nominada al premio Sajárov del Parlamento Europeo.

PREGUNTA: ¿Por qué fundó SRAK?

RESPUESTA: En 2021, cuando el presidente afgano abandonó el país y los talibanes tomaron el poder, como otros colegas y mujeres educadas, no tenía ningún plan alternativo, no queríamos abandonar nuestro país, teníamos esperanza. No queríamos aceptar que los talibanes realmente no habían cambiado. Me quedé por propia decisión, aunque tampoco tenía ninguna vía para salir de Afganistán. En su segundo día en el poder, los talibanes anunciaron que no abrirían las escuelas para las niñas hasta nuevo aviso. Eran las mismas palabras que habían utilizado en 1996.

Lo recordaba porque mi madre fue víctima de las normas de los talibanes de entonces. Pensé en mí misma, una joven que había recibido educación, y en cómo podía devolver a mí país lo que me había dado. No quería trabajar con los talibanes, en esos días todavía se podía trabajar en las oficinas. Y no me veía en casa sin hacer nada. Pensé que quizá sería una buena idea convertirme en profesora. Y enseñar a las niñas a las que se les prohíbe la educación.

Esa noche hice unas 70 u 80 llamadas, buscaba una profesora para educación superior. Y encontré una que sigue en la organización. Fui a verla, ella ya tenía una escuela en su casa. Le propuse colaborar con ella, dar clases y proporcionarle lo que necesitara, porque tenía un poco de dinero, e intentar y traer a más niñas y tal vez crear un pequeño centro de educación. Ella aceptó. Solo quería tener una escuela, habría sido suficiente. Pero al tercer día, vi que las madres de las niñas también venían a nuestra escuela. No habían podido ir al colegio y querían una segunda oportunidad. En ese momento, supe que debía crear un programa para ellas, lo llamé el "programa de la segunda oportunidad". Y montamos un aula para ellas.

Una de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK

Una de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK.

En septiembre de 2021, al cabo de dos o tres semanas, estaba gestionando ocho escuelas. Necesitaba un nombre para la organización y a una colega se le ocurrió SRAK. Es una palabra pastún que significa "la primera luz de la mañana, antes del amanecer". Para nosotras es como la luz en la oscuridad, realmente estamos tratando de llevar la luz a la oscuridad a través de la educación.

P: ¿Cómo fue evolucionando SRAK?

R: Pronto tuvimos más de diez escuelas en todo el país. Encontré un trabajo como traductora para medios de comunicación internacionales. Ganaba lo suficiente para comprar material para todas. El 70% de mis ingresos lo destinaba a eso. Todo iba bien, las escuelas funcionaban. En diciembre de 2022, los talibanes anunciaron que prohibían a las jóvenes ir a la universidad. Esa noche me senté con mi equipo y abrimos un grupo de WhatsApp. Queríamos crear un programa universitario en línea para chicas de todo Afganistán. En una hora se habían unido 700 personas.

Mi mayor preocupación era también cómo crear una plataforma para las niñas y mujeres por si un día los talibanes decidían prohibirles salir de sus casas como hicieron en 1996. Lo más importante era conseguir que fueran independientes económicamente. Mi mayor temor era que, si no les permitían salir de casa, ni ir al colegio, ni a la universidad, ni trabajar, sus familias les dirían: "No tienes futuro, tienes que casarte". Y podían tener 14, 13, 12, 11 años. Había que conseguir que pudiesen aportar algo a sus familias, para que no se vieran obligadas a casarse. Así que les damos formación. Les proporcionamos lo que necesitan y así ellas toman sus decisiones. Si las familias las obligan a casarse, no reciben dinero de nuestra organización. Ellas ahora gestionan los programas de capacitación (costura, tejer alfombras) desde sus casas en las provincias, den las que no podemos crear escuelas.

P: ¿Cómo hacen para que los talibanes no encuentren las escuelas?

R: Durante estos cuatro años, toquemos madera, no hemos tenido problemas. Somos muy cuidadosas. Ellos mienten para mantener cerradas las escuelas. Nosotras mentimos igual para mantenerlas abiertas. No puedo hablar sobre nuestras medidas de seguridad porque, por supuesto, se enterarían y encontrarían las escuelas. Pero algún día, cuando los talibanes se hayan ido, escribiré un libro sobre eso y la mayoría de la gente quizás se sorprenda o se ría. Pero no soy solo yo quien se encarga de la seguridad. Las propias niñas también colaboran. Nos hemos enfrentado a muchos desafíos. Los talibanes nos han seguido, nos han visitado muchas veces, pero son las niñas y las maestras sobre el terreno las que consiguen no ser detenidas.

Una de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK

Una de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK.

P: ¿Cómo describiría la situación actual en Afganistán, especialmente para las mujeres y las niñas?

R: Es un lugar muy oscuro. Es un cementerio, un túnel de oscuridad por el que las niñas caminan con la esperanza de llegar a la luz. No es un entorno humano, es muy inhumano, estás privado de tus derechos básicos. Es como un apartheid de género. No nos sorprende la actuación de los talibanes ni sus atrocidades. Nos sorprende el silencio del mundo. Es muy decepcionante y nos plantea una gran pregunta: ¿por qué no hacen nada? Una de las preguntas que me hacen es: "¿Por qué no haces nada? La gente tiene que salir a la calle y protestar".

Los talibanes son un grupo terrorista. No puedes, cuando tienes siete o seis hijos en casa esperando, pensar en la libertad. Así es la dictadura. Te privan de tus derechos básicos para que no pienses en otras cosas, como la libertad o la paz. Sí, mucha gente dice que hay paz en Afganistán, resulta muy gracioso. ¿Esperan que los talibanes se maten entre ellos? Si les das el país, por supuesto que no habrá guerra, los terroristas son los responsables de la paz, pero no hay libertad, nadie puede ni siquiera imaginar vivir en ese entorno.

Mujeres afganas e iraníes piden que se reconozca el 'apartheid' de género como delito

P: ¿Qué piensa sobre la comunidad internacional?

R: Cuando en agosto de 2021 ocurrió lo que ocurrió, pensamos que habría alguna reacción por parte de las Naciones Unidas, de la Organización de Cooperación Islámica que diría algo como: "Perdonen, pero no es propio del islam privar a las mujeres de sus derechos". Pero hasta hoy, ningún país islámico ha dicho oficialmente nada sobre las atrocidades que los talibanes comenten en Afganistán contra las mujeres. Cuando los talibanes han ido emitiendo uno por uno todos los decretos, queríamos que el Tribunal Penal Internacional incluyera el nombre de todos los líderes talibanes, no uno, ni dos, todos, en esa orden de arresto que han emitido ahora, en 2025, después de cuatro años. Solo incluye a dos personas, una es el líder de los talibanes, que apenas sale de su casa o de dónde esté. No le conocen, no hablan con él, nadie tiene acceso a él. Nadie tiene su dirección de correo electrónico, ni su número de WhatsApp. Ni siquiera ve la televisión, según dicen. Así que, ¿qué efecto tiene exactamente esta decisión? Admiro el resultado del arduo trabajo de muchas mujeres activistas afganas que han presionado a la comunidad internacional para esa orden de arresto. Pero no es suficiente, especialmente para las niñas que nos preguntan todos los días: "¿Cuándo va a hacer alguien algo? Porque nosotras ya estamos haciendo nuestra parte".

Están allí, van a la escuela todos los días. Yo, como educadora, he hecho mi parte. Los militares del antiguo ejército han hecho su parte. Hay grupos luchando contra los talibanes. Los activistas hablan todos los días. Hacen su parte. En Afganistán, incluso hoy, las mujeres salen a las calles que la OTAN y las fuerzas internacionales abandonaron por miedo. Luchan en esas calles exigiendo sus derechos básicos a los talibanes, frente a sus Kaláshnikov y sus armas. Creemos que hemos hecho nuestra parte. ¿Cuándo va a hacer la suya la comunidad internacional?

El activismo de las mujeres afganas, huir o luchar: "No nos consideran seres humanos"

La comunidad internacional ni siquiera está dispuesta a hablar del apartheid de género. Y lo peor es que hay países que han entregado las embajadas afganas a los talibanes y están tratando de normalizar las relaciones. O la jefa de la UNAMA, que está en Kabul, va a Nueva York y a Ginebra y dice, en la ONU, que tal vez sea una buena idea que las niñas vayan a madrasas, si lo permiten los talibanes. ¡Pero no es consciente de que las madrasas talibanas no son madrasas islámicas! Les enseñan la teoría del talibanismo y les dan clases prácticas, les enseñarán a fabricar bombas con cualquier cosa. Estas madrasas solo se centran en los niños y los hombres. ¡Imagínese si llevaran a las niñas! Lo que podría hacer es pedir a Naciones Unidas que presionen a los talibanes. Pero ahora ella me ha puesto en una situación en la que le diría: "No quiero nada de ti, solo que no encubras a los talibanes. Y no le digas a mi gente que envíe a sus hijas a sus madrasas”.

P: ¿Cree que si la comunidad internacional presionara a los talibanes cambiaría algo?

R: Han pasado cuatro años y las niñas de Afganistán no pueden ir a la escuela en pleno siglo XXI. ¿No cree que el mundo tiene el poder suficiente para presionar a los talibanes y decirles que tienen que abrir las escuelas y que se debe crear un comité para elaborar el plan de estudios y no enseñarles nada de la mentalidad talibán? Ni siquiera han hecho eso. Antes de que llegara Trump, Estados Unidos enviaba 45 millones de dólares a la semana a los talibanes. Y cuando les pido que les presionen, me dicen que ya han hecho su parte. Y yo les respondí: "¿Por qué les envían dinero? Dejen de enviar dinero a los talibanes y se acabó".

Cinco continentes - Menos derechos que nunca para mujeres y niñas en Afganistán

Entonces llegó Trump y detuvo los envíos de dinero. Pero también los fondos para nosotros. Nadie habla de cuánta gente va a morir. La gran pregunta es quién tiene que asumir la responsabilidad sobre Afganistán. A muchos de los países que han tenido nacionales afganos como traductores, trabajadores, colegas, ni siquiera les importa que los maten. Quiero que se tomen sus responsabilidades un poco más en serio. Que tomen sus decisiones con un poco más de cautela, porque no saben cómo sus decisiones erróneas han puesto el destino de todos en esa situación y aumenta el número de jóvenes que se suicidan porque su vida es un infierno.

P: ¿Por qué huyó de Afganistán?

R: Porque estaba recibiendo amenazas de los talibanes, querían matarme o, en el mejor de los casos, detenerme. Una organización internacional me informó de que estaban intentando hacerlo y que iban a venir a por mí. Abandoné mi país de la noche a la mañana.

P: ¿Siguen produciéndose detenciones arbitrarias y asesinatos de activistas y mujeres?

R: Cuando me fui, muchos de mis amigos de la comunidad internacional me dijeron que hacerlo porque no era una broma. Solo unas semanas después detuvieron a un activista muy importante, Matiullah Wesa, que llevaba más de 14 años trabajando en el ámbito de la educación. Cuando lo detuvieron, junto con otros activistas por la educación, mi amigo me envió un mensaje diciendo que yo también estaba en la lista. Creo que tuve suerte de salir a tiempo, pero me sentía muy culpable por dejar atrás a tanta gente y tantas cosas que quería hacer.

Los centros de detención de los talibanes son lugares muy inhumanos, los talibanes son inhumanos. Pueden hacer lo que quieran porque nadie les pida cuentas. No hay derechos humanos. La Declaración Universal ha sido violada en Afganistán al completo, los 30 artículos, y el mundo aún no ha dicho nada.

P: ¿Cómo ve el futuro? Sigue desafiando a los talibanes, igual que sus niñas y mujeres en Afganistán.

R: Con el espíritu, la energía y la valentía que han demostrado las niñas afganas durante estos cuatro años veo un futuro brillante. Veo la libertad muy cerca. Y con las preguntas adecuadas que estamos planteando al mundo, creo que vamos a conseguir que hagan algo, que tomen decisiones y que, al final, nos escuchen. Creo que esta vez la situación va a ser diferente porque las mujeres y las niñas conocen el poder de la educación.

Con estos programas con los que estamos educando a las niñas, no solo yo, son muchas mujeres y hombres increíbles que trabajan en la educación, creo que, por fin, hemos entendido que esta vez los problemas en Afganistán se van a resolver con la educación, no con las madrasas y el extremismo talibán.

Cinco continentes - El complicado futuro de las mujeres y niñas afganas

P: ¿Cómo es posible llegar al punto de odiar de esa manera a las mujeres?

R: Piensan que son mejores que las mujeres, que las mujeres no son nada. Creo que todo se debe a la educación errónea que han recibido. Si ves las fotos de las madrasas en las que han estudiado la mayoría de los líderes talibanes, verás que están dominadas por hombres. La mayoría han estado allí más de 40 años. Así que, si un niño de cuatro años va a una madrasa con ese entorno, no sabe nada de arte, ciencia, matemáticas, ni nada del mundo real, solo están allí con cosas, como espiritualidad y extremismo, que ni siquiera se ajustan al islam.

No tienen ni idea sobre la humanidad, no conocen nada más que eso. Son madrasas extremistas, no son islámicas. Una de mis mayores preocupaciones cuando empezamos con las escuelas, es que las escuelas no fueran escuelas secretas, ni educación en línea desde casa, ni madrasas. Las niñas pertenecen a la escuela, a la universidad, a los lugares de trabajo, a la comunidad. Son seres humanos y tienen que estar allí porque el entorno es lo que nos hace quienes somos, las personas con las que nos encontramos cada día.

En nuestras escuelas las niñas empiezan a una hora concreta, pero llegan tres horas antes porque quieren comunicarse entre ellas, tienen amigas, y eso es lo que nos hace seres humanos. Y ellos solo han estado en una madrasa. El problema está en sus mentes, no saben que están enfermas y que necesitan más educación. Los talibanes no conocen el poder de la educación.

Profesora en una de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK

Profesora en una de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK.

P: ¿Qué se puede hacer?

R: Hay que presionarles. Las familias de los dirigentes talibanes no se ven afectadas por estas políticas de apartheid de género que están aplicando. Han promulgado más de 150 decretos contra las mujeres. Pero sus familiares están en Catar, en Londres, en Nueva York, están fuera, no se ven afectados porque no están allí. Estudian en centros internacionales, no les importan los demás.

P: Pero, ¿cómo es posible que sus hijas pueden estudiar y lo prohíban a las niñas y mujeres afganas?

R: Por eso nos preguntamos: ¿Por qué el mundo no lo ve? Saquen a los familiares de los talibanes de esos países y que se vayan a Afganistán. Si sus familiares están allí, no lo harán. Los talibanes viajan, salen del país, mientras que los afganos no pueden hacerlo. El pueblo afgano y los defensores de los derechos humanos no tienen acceso a visados, no pueden comprar billetes, no pueden subir a los aviones, pero a los talibanes se les conceden visados VIP. ¿Qué ejemplo estamos dando? Si eres un terrorista, te premian. Y si eres un defensor de los derechos humanos, acabas en la cárcel.

Otra de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK

Otra de las escuelas clandestinas fundadas por SRAK.

P: ¿Cómo está la salud mental de las mujeres en Afganistán?

R: Muy, muy mal. Tengo una amiga terapeuta, que está en contacto con muchas chicas y acaba de perder a una de las alumnas por suicidio. Era una estudiante de nuestras escuelas e intentamos ayudarla, pero no veía ningún sentido a su existencia. Yo misma he pensado muchos días en quitarme la vida, pero lo pospongo porque tengo muchas responsabilidades sobre mis hombros. No lo voy a hacer porque tengo muchas cosas que hacer y mis niñas me mantienen en la vida.