Enlaces accesibilidad

Gabriel Rubio, experto en alcoholismo: "Los psiquiatras nos quedamos cortos si sólo ofrecemos medicación"

  • "El crecimiento en valores es la base para la recuperación", explica el jefe de Psiquiatría del Hospital 12 de Octubre
  • Entre el cinco y el diez por ciento de la población adulta española tiene problemas de adicción con el alcohol
Dr. Gabriel Rubio Valladolid, psiquiatra.
El doctor Gabriel Rubio lleva más de 40 años dedicado a la investigación y el tratamiento del alcoholismo desde la psiquiatría. BERGUÑO FERNÁNDEZ

Los datos son demoledores. En España hay cerca de medio millón de familias que reciben tratamiento para que uno de sus miembros se recupere de la adicción al alcohol. Y es que el porcentaje de adultos españoles que tiene problemas con esta sustancia tóxica se sitúa entre el cinco y el diez por ciento, advierte el doctor Gabriel Rubio Valladolid en el prólogo de El laberinto de cristal. Cómo detectar las señales y actuar si vives con un adicto al alcohol.

García Rubio es jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre e investigador del Instituto i+12. Tarea que compagina con la docencia en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid donde es catedrático de Psiquiatría. Ha publicado más de 150 trabajos internacionales y 14 libros sobre psiquiatría clínica, la mayor parte sobre el tratamiento del alcoholismo, tema en el que es una eminencia y al que ha dedicado su actividad profesional desde 1985.

Con motivo de la celebración de los 90 años de Alcohólicos Anónimos (A.A.) este reputado psiquiatra habló —en el auditorio del Colegio Oficial de Médicos de Madrid— de "la espiritualidad" como un "elemento fundamental para la recuperación" de las personas que sufren una adicción al alcohol. Hemos quedado para que lo explique y nos ponga al día sobre esta enfermedad tan desconocida y oculta por la vergüenza y el estigma que la rodean. Gabriel recibe con una sonrisa y un café de máquina a RTVE Noticias en la tercera planta del Centro de Actividades Ambulatorias del nuevo edificio del "Doce", como familiarmente se conoce al gran hospital del sur de la capital.

PREGUNTA: Mencionó la "trascendencia" en su charla. ¿Podría explicarnos, de manera sencilla y desde una perspectiva científica, cómo encajar esto de la "espiritualidad" en la recuperación?

Einstein decía que hay cosas que existen pero no se pueden medir, y cosas que se pueden medir pero no existen

RESPUESTA: Einstein decía que hay cosas que existen pero no se pueden medir, y cosas que se pueden medir pero no existen. La trascendencia es de las primeras. El ser humano, seas ateo o no, es un ser trascendente. Nuestra especie está aquí porque somos capaces de tener una trascendencia horizontal: la capacidad de reconocer que, sin nuestra familia y sin el grupo, no somos nadie. Esto es algo biológicamente inherente a nosotros. A veces, la trascendencia se asocia solo a la religión, pero es mucho más amplia. Hay una trascendencia "hacia arriba" (Dios, la belleza, ideas abstractas que guían tu vida) y una trascendencia "horizontal" (la gente a tu alrededor). Esta última se desarrolla en los grupos: ser empático con el dolor del otro, no juzgar, sentir compasión, practicar el altruismo y el deseo de "devolver" lo que se recibió.

P: Ha trabajado con distintas asociaciones de alcohólicos ¿ha encontrado elementos comunes que contribuyen a la recuperación más allá de la espiritualidad explícita?

R: Estuve nueve años con la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Villaverde (ARVIL). Observé que, si bien ellos no hablaban de un "ser superior" como en los grupos de Alcohólicos Anónimos, lo que les impulsaba era una fuerte base en valores y el apoyo del grupo. Esto me llevó a concluir que la espiritualidad, en su esencia, es también un valor fundamental.

Más allá de la medicación

P: ¿Cuál es el papel de la medicación?

Usamos medicamentos como la Naltrexona, que atenúan el deseo de beber, pero la medicación es una herramienta, no la cura

R: Uno de los fundadores de Alcohólicos Anónimos era médico y, aunque reconocía el alcoholismo como enfermedad, la idea inicial era que no se debía usar medicación. Sin embargo, los médicos siempre hemos estado de acuerdo en que la medicación es crucial para la desintoxicación, ya que el síndrome de abstinencia del alcohol puede ser mortal. Usamos medicamentos como la Naltrexona, que atenúan el deseo de beber, lo cual es muy útil en los primeros meses de recuperación. Pero la medicación es una herramienta, no la cura.

P: Después de más de 40 años dedicado a tratar el alcoholismo, ¿cree que los profesionales de la psiquiatría se quedan cortos si solo se centran en la medicación para tratar las adicciones?

R: Absolutamente. Mi trabajo con ARVIL me hizo darme cuenta de que es crucial ir más allá. El programa que desarrollé con ellos, basado en años de observación y en entrevistas a cientos de pacientes y familiares, demuestra que la recuperación es un proceso multifactorial. El programa se estructura en tres grandes fases. Primero, dejar de beber y pedir ayuda. Segundo, un cambio radical en el estilo de vida que implica no volver a esos lugares que generan estímulos condicionados, ya que el cerebro los asocia con el consumo. Y tercero, un intenso trabajo en la gestión emocional, porque el alcohol a menudo anestesia sentimientos como la ansiedad, la tristeza, la ira o la culpa, y hay que aprender a manejarlos sin la sustancia en el cuerpo.

P: ¿Esto es lo del Proyecto Ulises?

R: En colaboración con el profesor Carmelo Vázquez, experto en psicología positiva, hemos creado el Proyecto Ulises que es una psicoterapia orientada a que el crecimiento en valores sea la base para la recuperación a largo plazo. Nos dimos cuenta de que hacíamos muy bien la desintoxicación, la prevención de recaídas y el manejo emocional, pero que teníamos un "hueco" en la formación de valores. Comenzamos a investigar con instrumentos como el "sentido de la vida" (Meaning of life) y estamos viendo que este crece en los pacientes durante el tratamiento y se relaciona directamente con un propósito vital y la formación de valores.

Avisos de peligro en las bebidas alcohólicas

P: ¿Qué pasos debemos dar social y políticamente para que se acepte el alcoholismo como una enfermedad y se reduzca el estigma asociado?

De cada cien jóvenes con ciertos patrones de consumo, diez serán dependientes del alcohol a los 30 años

R: Lo que sabemos es que de cada cien jóvenes con ciertos patrones de consumo, diez serán dependientes del alcohol a los 30 años. Es crucial reconocer que el alcoholismo es una enfermedad, no un vicio. Necesitamos darnos cuenta de que la publicidad influye enormemente, y aún no estamos dispuestos a poner advertencias y avisos de peligro en las cervezas. Desde la sociedad, debemos estar atentos a las campañas de publicidad. Hay países donde las bebidas alcohólicas ya tienen advertencias con frases como "si usted está embarazada o es adolescente, no debería beber esto". Van un paso por delante. También es vital fomentar el espíritu crítico en nuestros jóvenes, algo que se ve afectado si se eliminan asignaturas que tienen que ver con las humanidades.

P: ¿Hay alguna tendencia preocupante en el consumo de alcohol en jóvenes hoy en día?

R: Al contrario de lo que se podría pensar, hay una tendencia positiva, al menos yo lo entiendo así. Últimamente me han consultado sobre un grupo de jóvenes, los de la Generación Z, que han decidido no beber. Estos chicos tienen mucha información de internet y redes sociales. Aunque la media de consumo de alcohol entre los jóvenes no ha tenido grandes cambios (con un grupo que bebe más y otro que bebe menos), esta tendencia de un grupo que elige no beber es una buena noticia, a pesar de la presión social. Es verdad que la edad de inicio se adelanta y que el consumo puede ser una puerta de entrada a otras sustancias, pero si invirtiéramos mucho más en la información y formación a las familias, nos iría mejor.

Dr. Gabriel Rubio Valladolid en su consulta de psiquiatría

El jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre, Gabriel Rubio, tras la entrevista. BERGUÑO FERNÁNDEZ

P: Se ha debatido mucho sobre el "consumo moderado". ¿Qué estrategias son efectivas para desmantelar esta creencia?

La cantidad de alcohol consumida entre los 15 y 25 años tiene una correlación directa con la aparición de catorce tipos de cáncer a partir de los 50

R: En un país como el nuestro, hay quienes se benefician del negocio del alcohol y lo publicitan de forma muy ingeniosa, asociándolo con valores como salvar el planeta, la alegría, el Mediterráneo o la paz. Nos venden la idea de que hay valores detrás de un producto, incluso cuando se sabe que el alcohol no es ninguna medicina. Lo que sabemos definitivamente es que el alcohol no es ninguna medicina; no hay un poco de alcohol que te haga bien para la hipertensión o cualquier otra cosa. Es una falacia. Además, se ha demostrado que la cantidad de alcohol consumida entre los 15 y 25 años tiene una correlación directa con la aparición de catorce tipos de cáncer a partir de los 50, incluso sin ser alcohólico. Esto es ciencia, pero no se le da la misma publicidad que a los anuncios que nos engañan.

P: Hablemos de la enfermedad en las mujeres. ¿Es cierto que experimentan más barreras y que su diagnóstico es más tardío?

R: Las mujeres de las grandes ciudades empiezan a beber a la misma edad que los hombres (entre los 13 y 15 años). Sin embargo, el sistema nervioso de la mujer es más vulnerable a los efectos tóxicos del alcohol que el del varón. Por ejemplo, si un hombre tarda una hora en eliminar siete gramos de alcohol, una mujer tarda dos. Por eso, el consumo de riesgo para el varón es de unas cuatro cervezas al día, y para la mujer, de dos. El daño cerebral también es mayor en ellas.

La mujer utiliza el alcohol fundamentalmente para intentar aliviar aspectos emocionales, no tanto para socializar

La mujer utiliza el alcohol fundamentalmente para intentar aliviar aspectos emocionales, no tanto para socializar. Esto contribuye a que, al tener un "locus de control interno" (la culpa es mía), lo oculten. Sienten una vergüenza horrible de beber porque, culturalmente, la imagen de una mujer alcohólica es una losa. Por ello, tardan más en pedir ayuda, incubando la enfermedad por más tiempo. Sin embargo, cuando se ponen en tratamiento, su recuperación es más rápida.

P: ¿Qué rol juega el estigma en la recuperación de las mujeres?

R: El estigma es mucho mayor en ellas que en ellos. En una familia donde el padre es alcohólico, los hijos pueden defender a la madre; pero si es la madre quien tiene el problema, los hijos pueden sentir tanta vergüenza que adoptan conductas de maltrato, como intentar encerrarlas o perseguirlas para que no beban. Cuando una mujer recae, su recaída es juzgada de forma diferente por su entorno, lo que marca las relaciones y condiciona las respuestas emocionales de su familia. Por eso, a cierto nivel, en la recuperación, es útil tener grupos solo para mujeres.

La recuperación existe y es posible

P: ¿Cuál es el mayor desafío actual en la lucha contra el alcoholismo y qué mensaje de esperanza podemos dar?

Las asociaciones de ayuda mutua son vitales porque el tratamiento médico y psiquiátrico dura unos dos años

R: El mayor desafío es que, aunque la recuperación existe y es posible, y cada vez conocemos mejor la enfermedad, la gente no siempre es consciente de que es un proceso largo, en torno a los cinco años. También es un desafío la responsabilidad social: a menudo, en eventos como fiestas de cumpleaños infantiles, los adultos siguen bebiendo alcohol sin darse cuenta del ejemplo que dan. El mensaje de esperanza es que se recupera cada vez más gente y conocemos mejor la enfermedad. Las asociaciones de ayuda mutua son vitales porque el tratamiento médico y psiquiátrico dura unos dos años, pero estas asociaciones facilitan el proceso de recuperación a largo plazo en el barrio, con nuestra colaboración.