El acceso gratuito a productos menstruales para adolescentes todavía depende del código postal
- La pobreza menstrual afecta a una de cada cinco mujeres españolas
- Algunas comunidades ya ofrecen productos de higiene en los centros educativos
La primera vez que a Alba le bajó la regla fue a los 11 años, en clase de Matemáticas. Enseguida se enfrentó a la incomodidad, la mancha en la ropa interior y el pánico a que alguien más se diera cuenta. El médico le explicó que a partir de ese momento y durante varios días al mes, tendría que cambiarse cada cuatro o seis horas, mantener una buena higiene, evitar el uso prolongado de tampones y elegir productos adecuados a su flujo.
Lo que nadie le explicó, como a tantas adolescentes, fue cómo gestionar todo eso entre clases, con un baño al que le da reparo pedir permiso para ir y sin compresas en la mochila, porque a veces en casa no hay.
Más de la mitad de la población menstrúa o ha menstruado alguna vez, pero, aunque en los últimos años se han dado pasos hacia adelante, es todavía un tabú en muchos contextos. Se habla bajito, se esconde el tampón en la manga del jersey o se pasa la compresa a escondidas de los compañeros. Para muchas adolescentes, especialmente si están en situación vulnerable, encontrar en sus institutos productos de higiene menstrual gratuitos y poder cogerlos sin dar explicaciones supone un inmenso alivio.
Según un estudio de Metroscopia, casi dos de cada diez chicas de entre 14 y 25 años han faltado alguna vez a clase por no poder permitirse productos menstruales. Al menos 50.000 niñas en España sufren recurrentemente esta forma de absentismo escolar. En ocasiones, incluso se ven obligadas a improvisar con papel higiénico, como refleja un informe del Instituto Vasco de la Mujer
Desigualdad territorial en el acceso a la higiene menstrual gratuita
La legislación española reconoce esta necesidad y desde 2023, tras la modificación de la Ley Orgánica 2/2010, los centros educativos tienen la obligación de "garantizar el acceso gratuito a productos de gestión menstrual en las situaciones en que resulte necesario". La realidad, sin embargo, no siempre se corresponde con la teoría.
Solo algunas comunidades han tomado medidas efectivas. Cataluña destaca sobre las demás, puesto que desde 2021 reparte kits menstruales reutilizables a las alumnas de secundaria y, desde 2023, financia productos gratuitos a todas las mujeres de entre 11 y 60 años a través de las farmacias. Canarias también ha habilitado fondos para que los centros distribuyan compresas y tampones "sin límites".
Otras zonas, como Baleares, Murcia, Navarra, País Vasco, Aragón, La Rioja, Galicia, Ceuta y Melilla aseguran que los centros disponen de productos y se encargan de distribuirlos. Desde Cantabria, señalan que "proporcionarán acceso gratuito a compresas y tampones", aunque no a copas menstruales, y Extremadura sostiene que los centros cuentan con fondos para destinar a este fin, aunque delega su gestión.
En el otro lado, se encuentran las demás comunidades. La Comunidad de Madrid, Castilla y León y Asturias ni siquiera proporcionan información sobre sus políticas al respecto. La Comunidad Valenciana espera instrucciones del gobierno central y en Castilla-La Mancha aseguran que trabajan para aplicar la ley. En Andalucía, mientras tanto, los productos se reparten en centros de zonas consideradas vulnerables, a través de un programa de colaboración entre una ONG y una empresa de compresas.
Menstruar sin recursos
La reducción del IVA del 10% al 4% ha contribuido a bajar los precios, pero se observa una gran disparidad en función del fabricante. Un estudio de FACUA ha demostrado que un mismo tipo de producto puede llegar a costar casi un 300% más que otro según la marca y el establecimiento.
Según datos del Banco Mundial, en torno a un 20% de las mujeres sufre pobreza menstrual, es decir, no puede acceder de forma adecuada a productos para la gestión de su menstruación. En España, la proporción es similar y cuatro de cada diez mujeres jóvenes reconoce haber tenido que comprar la opción más barata, aunque no fuera la más adecuada. Algunas ni siquiera se han podido permitir estos productos en momentos de su vida, según un estudio del Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol Gurina.
También es habitual alargar el tiempo de uso más allá de las recomendaciones sanitarias, para reducir el gasto. El 74% de las encuestadas admitió cambiarse menos veces de las que debería, lo que puede provocar infecciones vaginales, alteración del pH y un aumento del riesgo de sufrir un síndrome del shock tóxico. Esta situación afecta especialmente a las que pasan más horas fuera de casa o cuentan con menos recursos.
Las copas y bragas menstruales ganan popularidad
La Fundación Rezero y el IDAEA-CSIC han alertado recientemente en un estudio de la presencia de hasta 19 sustancias tóxicas asociadas al plástico en compresas y tampones vendidos en España. Al impacto en la salud, se suma el ambiental. En 40 años, una persona que menstrúa puede generar hasta 180 kilos de residuos si usa productos desechables. Tampoco es escaso el impacto económico, ya que el gasto medio anual en productos menstruales ronda los 50 euros, lo que se traduce en unos 2.000 euros a lo largo de la vida fértil, aunque algunas estimaciones alcanzan los 10.000, en función de los productos utilizados.
En este contexto, muchas mujeres apuestan por opciones reutilizables, como la copa menstrual, las compresas de tela o las bragas absorbentes. En 2019, solo un 9% de las españolas usaba copa, pero en 2023 ya era el 48%. Aun así, todavía predomina el uso de productos desechables.
A pesar de sus ventajas, la copa tampoco es una solución mágica. Desde hace unos años, son muchas las expertas que insisten en que para un uso adecuado de estos productos es necesario que se den otras condiciones, como espacios bien preparados, con privacidad y acceso regular a agua. Además, es fundamental que las usuarias se sientan cómodas con estas opciones. Por eso, señalan que la clave está en ofrecer información completa sobre todas las alternativas para que la elección se tome con criterio.