Así afectan al bolsillo las idas y venidas de los aranceles de la Administración Trump
- Uno de los primeros efectos de los aranceles es el aumento de la inflación global
- Los impuestos a China empujan al país a buscar productos sustitutivos a los estadounidenses, reduciendo la oferta global
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Los vaivenes en la aplicación de los aranceles de la Administración Trump acaban afectando a la economía global, especialmente a los particulares. Por ejemplo, el procesador de un teléfono móvil se fabrica en Taiwán, la pantalla en Corea del Sur, la batería en China y la cámara en Japón.
Después de todo este complejo proceso en las cadenas de suministros, las piezas llegan a Estados Unidos donde se ensamblan y, desde allí, se distribuye al resto del mundo. Sin aranceles su precio podría rondar los 600 euros, pero con los gravámenes impuestos su precio aumentaría cerca de 200 euros.
Impacto en la economía global
Uno de los primeros efectos en la economía global producido por los aranceles cruzados entre Washington y Pekín es un aumento de la inflación global. Los precios aumentan para todos los consumidores, sea cual sea su país de residencia.
Oriol Montanyà, profesor de la Universitat Pompeu Fabra - Barcelona School of Management, explica que "a corto plazo tiene dos grandes efectos: por un lado incremento de precios para el consumidor y por otro, decremento de márgenes para las empresas afectadas".
En un mundo globalizado donde buena parte de las economías están interconectadas, el sobrecoste arancelario recortará el poder adquisitivo del ciudadano. Este sobrecoste será aún mayor al comprar productos estadounidenses, o ensamblados allí, como un teléfono móvil.
"Al final lo que resulta, en caso de que se acaben aplicando estos aranceles, es que este teléfono móvil pueda ser aproximadamente unos 200 euros más caro", comenta el profesor Montanyà.
Producción deslocalizada
A pesar de todo, muchos de los productos típicamente estadounidenses no se fabrican dentro del país, sino que su producción está deslocalizada en países africanos o del sudeste asiático.
Rubén García Quismondo, economista experto en comercio internacional de la empresa de abogados y economistas Quabbala, aclara que "si el producto procediera de Vietnam, Camboya o China, en principio ese producto no se vería afectado, por lo menos en la UE".
Quismondo, añade que, si finalmente los aranceles entran en vigor, es el consumidor el que acabaría pagando el precio de estos. A pesar de todo, destaca la tregua declarada en la guerra económica entre los EE.UU. y la Unión Europea.
Encarecimiento de las materias primas
Los aranceles ya encarecen materias primas como el grano. China, al dejar de comprar soja a EE.UU., querrá adquirirla en Brasil, que es el mayor suministrador de la UE. Jorge de Saja, director de la Confederación de Fabricantes de Piensos para Animales (Cesfac), aclara que "los fuertes aranceles que China ha impuesto a EE.UU. hace que China vaya a comprar más soja brasileña, lo que reduce aún más el suministro alternativo a la soja americana".
El impacto de una soja o maíz más caros, supone el encarecimiento de los piensos y, por tanto, la subida del precio de la carne para los consumidores. Este tipo de efectos directos e indirectos pueden hacer rebotar el IPC alimentario.