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Caso Rubiales

Arranca el juicio contra Rubiales por el beso no consentido a Jenni Hermoso que generó una ola de indignación

  • El expresidente de la Federación está acusado de los delitos contra la libertad sexual y coacciones
  • La futbolista será quien abra las comparecencias para ratificar su versión de los hechos

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Arranca el juicio contra Rubiales por el beso no consentido a Jenni Hermoso que generó una ola de indignación

La Audiencia Nacional acoge a partir de este lunes la causa abierta contra el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales. Está acusado de los delitos contra la libertad sexual y coacciones a la jugadora Jennifer Hermoso por el beso del Mundial de 2023, un gesto que empañó la histórica victoria de la selección femenina y que sacudió con fuerza al mundo del deporte con el movimiento #SeAcabó.

Por la sede de la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares (Madrid) desfilarán durante 11 días acusados, testigos y peritos, aunque quien abrirá las comparecencias será Jennifer Hermoso, que este lunes tiene que ratificar una vez más su versión de los hechos. Además, testificarán la que fuera directora de fútbol femenino en el momento de los hechos, Ana Álvarez, la entonces jefa de prensa de la Selección femenina, Patricia Pérez, y Susana Rodríguez Tur.

El turno de Rubiales no llegará hasta el miércoles 12 de febrero. No estará solo en el banquillo, ya que junto a él se sentarán otros exdirigentes de la RFEF: el director deportivo de la selección masculina, Albert Luque, el exentrenador de la selección femenina, Jorge Vilda y el exresponsable de marketing de la Federación Rubén Rivera, todos ellos imputados por las presuntas presiones posteriores a las que se sometió a la jugadora.

El comienzo de todo: el beso a Jenni Hermoso

El 20 de agosto de 2023, la selección femenina hizo historia al proclamarse campeona del mundo por primera vez ante Inglaterra. Ante las cámaras de televisión y la atenta mirada de los espectadores, las jugadoras desfilaron para recibir las medallas de mano de las autoridades presentes. Cuando llegó el turno de Hermoso, el entonces presidente de la RFEF le dio un abrazo y, acto seguido, le sujetó la cabeza con ambas manos. De "manera sorpresiva e inesperada", como define la Fiscalía, le propinó un beso en los labios a la jugadora.

Según Rubiales, fue un gesto que sucedió de "manera espontánea" y "sin ningún tipo de deseo sexual", fruto de la euforia por ganar el Mundial. En una declaración en la Audiencia Nacional, el expresidente aseguró que la jugadora se marchó "muerta de risa" y dándole "dos cachetes". "Ganamos un Mundial y hay muestras de afecto. Esto no es que alguien ha llevado a una oficina a alguien a escondidas a darle un beso por la fuerza. No. Es que fue algo tan natural", argumentó.

Pero contraria a la versión que da Rubiales, la futbolista defiende que no hubo consentimiento y que no se sintió respetada. "En una persona de confianza creo que nadie se esperaría que iba a usar ese momento para hacer algo así, por muy espontáneo que fuera", declaró la futbolista en 2023 ante el Ministerio Fiscal, al que también explicó que en cuanto bajó de la tarima contó lo que había sucedido a sus compañeras Putellas y Paredes. 

Aunque la futbolista en un principio no quiso insistir en el tema, en el auto de apertura de juicio se relata que, conforme iban pasando las horas, "la euforia del triunfo fue dando paso al malestar". "No me podía poner a llorar en una esquina para que me preguntasen qué pasaba conmigo", declaró Hermoso. Así, solo hizo mención del asunto un poco más tarde, durante un directo de Instagram al ser preguntada por ello. "Eh, no me ha gustado. (…) ¿Pero qué hago yo? ¡Mírame a mí, mírame!", dijo en la retransmisión desde el vestuario.

Pero, mientras la celebración por el triunfo continuaba, en las redes se hacían eco del beso y comenzaba una oleada de indignación a nivel nacional e internacional que se prolongaría varios meses. Desde el sector del deporte y la política, entre ellos el presidente Pedro Sánchez y el entonces ministro de Cultura y Deportes Miquel Iceta, mostraron su apoyo de manera pública a Jenni Hermoso y tacharon de "inaceptable" la acción machista de Rubiales.

La Fiscalía denuncia el "hostigamiento" del equipo de Rubiales

Ante la inmediata respuesta mediática, fuera del ojo público se habrían estado produciendo presiones para que la jugadora lanzara un comunicado en el que afirmara que el beso había sido consentido. Así, la Fiscalía asegura que la futbolista sufrió "una situación de hostigamiento que le impidió desarrollar su vida en paz, tranquilidad y libremente" por parte de Rubiales y su equipo, un extremo que niegan los acusados.

De acuerdo con la acusación, tanto en el vestuario como en el trayecto de regreso a España, Rubiales y su equipo de confianza pidieron de manera reiterada grabar una declaración conjunta para frenar la polémica del beso y "quitar hierro al asunto", hasta el punto de que incluso el presidente le dijo que tenía que hacerlo: "Por mis dos hijas, que están llorando", argumentó.

Pero la deportista no dio su brazo a torcer y dieron un paso más, acudiendo a los familiares "que viajaban en el mismo vuelo". Sería el caso de su hermano Rafael Hermoso, a quien advirtieron que, si ella no accedía a participar en el vídeo, "tendría consecuencias negativas" a nivel personal y profesional.

También han salido a la luz los mensajes que Luque envió a una amiga de Jennifer expresando su enfado, haciendo alusión a que a la jugadora le quedaban dos años de carrera y que si le ayudaba quizás le podría conseguir un puesto en la Federación, si bien también afirmó que "no se merece nada por su bajeza moral".

En un primer momento, Rubiales restó importancia al beso y en una entrevista instó a no hacer "caso de los idiotas y de los estúpidos". Pero conforme la polémica iba creciendo, optó por lanzar un comunicado pidiendo perdón. "Seguramente me he equivocado, lo tengo que reconocer", expresó en un vídeo difundido por la Federación en el que aseguró que había una "magnífica relación" entre ambos y que fue un acto "sin mala fe en un momento de máxima efusividad". "Aquí lo veíamos natural, pero fuera se ha formado un revuelo. Tengo que disculparme, aprender de esto y entender que cuando uno es presidente tiene que tener más cuidado", dijo.

La RFEF también lanzó un comunicado escrito con unas supuestas declaraciones de Hermoso en las que corroboraba las palabras de Rubiales. La delantera afirmaba que había sido "un gesto mutuo" y "totalmente espontáneo". "El presi y yo tenemos una gran relación, su comportamiento con todas nosotras ha sido de diez y fue un gesto natural de cariño y agradecimiento", aseguraba.

Sin embargo, Hermoso asegura que esa nota de prensa, pese a ir firmada en su nombre, no recogía declaraciones suyas.

Del #SeAcabó al "No voy a dimitir"

Conforme avanzaban los días, la bola de nieve fue creciendo y con ella la presión social. En las calles se repitieron las concentraciones feministas bajo el lema #SeAcabó, en alusión al éxito musical con el que la artista María Jiménez cantaba contra el machismo. Asimismo, la mayoría de las jugadoras de La Roja anunciaron que no volverían a jugar con la selección si no había cambios profundos en la Federación.

La RFEF convocó el 25 de agosto una Asamblea extraordinaria que, en un giro de los acontecimientos, acabó convirtiéndose en una declaración de guerra de Rubiales, que afirmó: "No voy a dimitir". En su discurso, aseguró ser víctima de un "intento de asesinato social" por parte del "falso feminismo" que le perseguía.

Pero tres semanas después, se vio forzado a renunciar de su cargo al frente de la RFEF y como vicepresidente de la UEFA. Para entonces, la Fiscalía ya había presentado una denuncia ante el Tribunal Supremo contra Rubiales por agresión sexual y coacciones, mientras que el Gobierno había solicitado al Tribunal Administrativo del Deporte promover su inhabilitación.

La Fiscalía pide dos años y medio de prisión para Rubiales

Ahora, casi un año y medio después de la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda, comienza el mediático juicio al que están llamados a participar como testigos las futbolistas Misa Rodríguez, Alexia Putellas e Irene Paredes, y el hermano de Jenni Hermoso.

También está previsto que testifiquen la actual seleccionadora del equipo femenino, Montse Tomé, el entrenador de la selección masculina, Luis de la Fuente, y, a petición de Rubiales, sus dos hijas, quienes acudieron a la final del campeonato y viajaron en el avión de vuelta a España con las jugadoras. 

La Fiscalía pide para Rubiales una pena de dos años y medio de prisión por los delitos de agresión sexual y coacciones, así como una inhabilitación especial para trabajar en el ámbito deportivo durante el tiempo de condena, una indemnización de 50.000 euros a la jugadora, libertad vigilada durante dos años y la prohibición de comunicarse y acercarse a la jugadora a un radio de 200 metros durante cuatro años. Para el resto de imputados, solicita una condena de un año y seis meses de cárcel por un delito de coacciones.

Se tratan de las mismas peticiones de condena que plantean en sus escritos de acusación tanto la representación de Jenni Hermoso como la de la acusación que ejerce la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). Hermoso, además, pide que se prohíba a Rubiales acercarse a ella o mantenerse en sus proximidades en un radio de 500 metros durante cuatro años.