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Análisis

El desafío de Hamás a Israel sacude el tablero geopolítico en Oriente Próximo

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Militantes palestinos cargan el cuerpo de un joven muerto en los enfrentamientos con fuerzas israelíes
Militantes palestinos cargan el cuerpo de un joven muerto en los enfrentamientos con fuerzas israelíes.

El ataque de Hamás y la Yihad islámica desde Gaza supone un punto de inflexión ante una situación cada vez más desesperada para la población palestina, a la vez que coloca de nuevo el conflicto palestino-israelí en la esfera internacional en un momento decisivo en Oriente Próximo.

Las negociaciones impulsadas por Estados Unidos para el establecimiento de relaciones entre Arabia Saudí e Israel significan la consecución de una aspiración largamente perseguida por Israel: la normalización y reconocimiento de Israel por parte de los Estados árabes.

Por otra parte, Arabia Saudí obtiene ayuda por parte de Washington para desarrollar su propio programa nuclear civil e intenta con este acuerdo crear una alianza regional contra Irán. Mientras, los palestinos que esperaban que Riad exigiera al menos ciertas concesiones para iniciar el diálogo no solo no obtienen nada, sino que además pierden el apoyo de los países del Golfo. Esta ofensiva no solo podría ralentizar las actuales negociaciones en marcha, sino que retrasaría también otras previstas con países vecinos.

Hamás refuerza su liderazgo con el respaldo de Irán

Benjamín Netanyahu insiste en que los palestinos no pueden tener derecho de veto sobre los nuevos tratados de paz con los Estados árabes, a pesar de la reciente advertencia del presidente palestino, Mahmud Abás, en la Asamblea de Naciones Unidas de la imposibilidad de lograr una paz en Oriente Próximo si no se tienen en cuenta los derechos de su pueblo.

A nivel interno, la Yihad y muy especialmente Hamás, que controla la franja de Gaza, refuerzan su liderazgo con esa operación inesperada y sin precedentes que origina una guerra abierta con Israel.

La ofensiva de las milicias palestinas cuenta con el total respaldo de Irán, que puede intensificar aún más la alianza entre ambos. El movimiento chii Hizbulá y su poderoso brazo armado, fundado en Líbano y con apoyo militar y financiero de Irán, está colaborando con Hamás con ataques a Israel desde la frontera libanesa.

La ofensiva de Hamás se produce en plena guerra en Ucrania, que ha originado nuevos intereses geopolíticos que están favoreciendo una mayor expansión de la influencia rusa y china en Oriente Próximo.

Contrapeso a la hegemonía de Estados Unidos

Este ataque a Israel ofrece la posibilidad de que estos dos países logren su propósito de hacer contrapeso a la hegemonía de la que ha gozado Estados Unidos durante mucho tiempo en la zona. El ataque contra Israel pone de manifiesto el nuevo papel que Rusia y China pueden llevar a cabo en Oriente Próximo. Mosú, que evita condenar el ataque, pide contención tras la ofensiva, mientras Estados Unidos reafirma su compromiso con Israel y se presta a enviarles toda la ayuda militar que necesiten.

China se ofreció hace unos meses como mediadora en la zona y podría utilizar este momento para ejercer ese nuevo papel de árbitro destacado en la región junto a Rusia. De hecho, gracias a la labor de mediación de China, Irán y Arabia Saudí llegaron a un acuerdo para la normalización de sus relaciones rotas en 2016.

La nueva oleada de violencia, de consecuencias todavía imprevisibles, hace tambalear otra vez el convulso Oriente Próximo y mover vertiginosamente las figuras en este tablero.