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Análisis

El golpe de estado en Níger, a un paso de provocar "un conflicto de consecuencias incalculables" en el Sahel

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Manifestantes progolpistas en la Niamey, capital de Níger, el pasado jueves. Foto: Djibo Issifou/dpa
Manifestantes progolpistas en la Niamey, capital de Níger, el pasado jueves.

El golpe de Estado en Níger ha hecho sonar las alarmas en la Unión Europea (UE) y EE.UU. y les ha obligado a volver la mirada hacia la inestable región africana del Sahel.

Hasta el momento, las amenazas y sanciones para restaurar en el poder al presidente electo, Mohamed Bazoum, no han surtido efecto.

El peor escenario puede conducir a un conflicto armado regional de consecuencias incalculables, según expertos consultados. Además de afectar al suministro de materias primas, como el uranio, lo sucedido en Níger evidencia el fracaso de la estrategia occidental en la franja saheliana, golpeada por el yihadismo, y abre otra puerta a la penetración de Rusia en el continente.

El Sahel es clave también para España, que ha pedido reiteradamente a la OTAN y a la UE que no desatiendan su flanco sur.

Amenaza de un conflicto regional

La crisis está aún en marcha, pero no parece que los golpistas tengan intención de ceder a las presiones internacionales. Francia, EE.UU. y la UE han pedido que Bazoum sea repuesto en el cargo, y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) ha amenazado con el uso de la fuerza, un ultimátum que vence este domingo. Benin, Senegal, Costa de Marfil y Nigeria podrían aportar las tropas.

El propio Bazoum ha pedido explícitamente la intervención de la comunidad internacional.

Los golpistas han recibido por su parte el apoyo de las juntas militares de Mali, Burkina Faso y Guinea, mientras otro vecino, Chad, se ha ofrecido como mediador.

Jesús A. Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), cree que puede desencadenarse "un conflicto de consecuencias incalculables".

"La clave es ver qué ocurre cuando se cumpla el ultimátum de la Cedeao, porque nada indica que los golpistas vayan a ceder. Queda por ver si la amenaza del uso de la fuerza se convierte en hechos, o se queda solo en palabras, en cuyo caso la Cedeao quedaría fuera de juego para mucho tiempo", explica a RTVE.es. "Si el ultimatum deriva en el uso de la fuerza, los alineamientos podrían llevar a esa guerra regional", insiste.

"Espero que la mediación internacional funcione", manifiesta Beatriz de León Cobo, analista del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y coordinadora del Foro de Diálogo Sahel-Europa. Sin embargo, a cada momento que pasa el escenario del conflicto es "más posible".

Intentar restablecer el orden constitucional por la fuerza en Níger solo va a llevar a una guerra regional

"Intentar restablecer el orden constitucional por la fuerza solo llevaría a una guerra regional", advierte De León. "Pero ¿qué vendría después? Lo difícil es convencer a los nigerinos y a los altos mandos de las fuerzas armadas de que sean fieles a Bazoum. Ya es muy tarde, ahora para revertir la situación se tiene que contar con los golpistas, y quizá no sea Bazoum el presidente, sino otro elegido democráticamente".

Frédéric Mertens, profesor de la Universidad Europea de Valencia y experto en Relaciones Internacionales, señala que dentro de la propia organización africana "no hay unanimidad". "Unos quieren intervenir y otros prefieren intentar la negociación", asegura.

Si se llegará al enfrentamiento armado, Mertens teme que Níger se deslice hacia el caos. "No solo hay estados implicados, sino milicias privadas o semi privadas, grupos, clanes, organizaciones criminales. Hay una nebulosa que recuerda lo que está pasando en Somalia y pasó en Afganistán".

El fracaso de la estrategia anti-yihadista en el Sahel

Los sucesos de Níger no se entienden fuera de su contexto geográfico inmediato: el Sahel.

Se trata de una ecorregión de transición entre el desierto del Sáhara y la sabana, que se extiende de este a oeste del continente, e incluye a varios de los países más pobres del mundo. Son estados con instituciones débiles y corruptas, que no controlan totalmente sus extensos territorios, pero con poblaciones jóvenes y en aumento.

Las rutas que la cruzan desde hace siglos, entre el Golfo de Guinea y el norte de África, y entre la costa Atlántica y el interior, son hoy usadas para el tráfico de drogas, armas y personas.

En las últimas dos décadas, el yihadismo se ha extendido, aprovechando conflictos tribales, étnicos y económicos (la revuelta de los tuareg en Mali, o el enfrentamiento por el agua y la tierra entre pastores de etnia fulani y poblaciones de agricultores sedentarios).

Grupos afiliados a Al Qaeda y al Estado Islámico, además del nigeriano Boko Haram, cometen tanto atentados como verdaderas acciones de guerra asimétrica, que han provocado decenas de miles de muertos y el éxodo de poblaciones enteras. Su foco es la llamada "zona trifonteriza", donde se unen Níger, Burkina Faso y Mali.

Francia, la exmetrópoli colonial, puso en marcha la operación militar Barkhane y fomentó la cooperación regional con la creación, en 2014, del G5Sahel, del que forman parte Mali, Mauritania, Níger, Burkina Faso y Chad.

Pese a la eliminación de sucesivos líderes yihadistas, la estrategia no ha conseguido sus objetivos: los atentados continúan, e incluso han aumentado en letalidad y radio de acción, mientras el G5Sahel está prácticamente desactivado.

Después del golpe de Estado en Mali (2021), París decidió desescalar su presencia militar en la zona y trasladar a sus tropas a Níger, donde actualmente tiene unos 1.500 soldados.

La implicación del antiguo poder colonial ha dado una baza propagandística al yihadismo y a otros actores (como Rusia) y ha provocado protestas de una parte de la población, que le reprocha que no hayan podido protegerles.

"Para Francia, es la consecuencia de su estrategia de décadas de política neocolonial y de intentar controlar una región donde se dan causas estructurales sociales, políticas, económicas, de corrupción que no se arreglan con un contingente militar - explica Jesús Núñez - Los ejércitos no sirven para acabar con la amenaza del terrorismo, porque si no se eliminan las causas estructurales, siempre tiene caldo de cultivo para germinar".

Para Francia, esta es la consecuencia de su estrategia de decadas de política neocolonial

Beatriz de León, considera "arriesgado" establecer una correlación entre el terrorismo y el golpe en Níger, donde la actividad terrorista es menor que en otros países, y se había estabilizado.

"La estrategia de Bazoum - explica la analista de la UFV - era doble: apoyo a las operaciones de Francia y mediación con las comunidades. Pero los gendarmes nigerinos han seguido muriendo. Puede que los golpistas, que ven morir a sus compañeros, consideren que es insuficiente".

Los grupos yihadistas pueden ahora beneficiarse de la inestabilidad y del enfrentamiento entre vecinos, y avanzar en su proyecto de convertir el Sahel en su santuario.

Oportunidad para Rusia

Otro actor que puede sacar tajada de la situación es Rusia, que tiene una oportunidad para ampliar su influencia en África.

Solo hace una semana que Vladímir Putin recibía a líderes africanos en San Petersburgo. Allí también estaba el creador y dueño del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, que tiene a sus hombres, así como intereses económicos, en varios países del continente, entre ellos Mali.

En Niamey, quienes apoyan el golpe ondean banderas rusas y corean lemas a favor de ese país y contra Francia.

Beatriz de León explica estos sentimientos en la población por las campañas de desinformación rusas. "Rusia lleva cuatro o cinco años pagando a influencers en África Occidental, y apoyando a fuerzas inspiradas en el antioccidentalismo", asegura.

"Pero de ahí a decir que ha habido un apoyo directo hay muchos pasos", advierte. No obstante, "dado lo que ha pasado tras el golpe y la reacción de la comunidad internacional, no me cabe duda de que Wagner y Rusia pueden entrar a apoyar a los golpistas".

Frédéric Mertens considera que el Kremlin "fomenta problemas" en otras partes del tablero internacional para abrir frentes alejados de Ucrania. "Hoy es Níger, ayer Mali y Burkina. Mañana puede ser la República Democrática del Congo u otro país africano donde haya intereses económicos y estratégicos: materias primas, bases logísticas o militares, control de rutas maritimas", advierte el profesor de la Universidad Europea.

El uranio, la variable energética

Níger posee recursos naturales, como el uranio, que se usa como combustible para los reactores nucleares. Es el séptimo productor mundial, según la Asociación Nuclear Mundial.

París es su principal socio en este negocio, tanto en la producción como en el comercio, por lo que la inestabilidad en el país africano puede tener repercusiones para su seguridad energética.

Francia tiene 56 reactores nucleares operativos, que generan un 70 % de la electricidad que consume el país (datos de la OCDE e IAEA de 2022). Entre un 15-17 % del uranio importado para alimentar esos reactores proviene de Níger.

El grupo estatal francés Orano extrae desde 1971 en minas con una capacidad de 2.000 toneladas al año. Además, espera explotar la mina de Imouraren, considerada como una de las reservas más importantes del mundo.

Orano ha asegurado que sus operaciones no se han visto afectadas, de momento. Además, el Ministerio para la Transición Enérgética francés afirma que la situación "no presenta riesgo alguno para la seguridad del aprovisionamiento", ya que pueden recurrir a otros proveedores, como Kazajstán, Canadá, Uzbekistán o Australia.

Níger es también el segundo proveedor de uranio de la Unión Europea, según Euroatom. Bruselas también ha llamado a la calma. Hay reservas para el corto plazo, y suficientes fuentes en el mercado internacional.

En el subsuelo de Níger también hay piedras preciosas y otros minerales. Precisamente una empresa española, Río Narcea Recursos, realiza prospecciones de litio en la zona trifronteriza.

Las materias primas son uno de los alicientes para, en palabras de Frédéric Mertens, "redistribuir las cartas entre quienes pueden adquir esos recursos con un golpe de Estado y un cambio de régimen".

Una vulnerabilidad para España

Pase lo que pase en Níger y en el Sahel, afectará a España. La Estrategia de Seguridad Nacional califica la región como de "especial interés" para la prevención del terrorismo y para la "ordenación de flujos migratorios".

Nuestro país es el principal contribuyente a la misión de entrenamiento y asesoramiento de la UE en Mali (EUTM Mali), con 500 soldados, y actualmente ostenta el mando. En Níger, Policía Nacional y Guardia Civil han colaborado con las fuerzas de seguridad para combatir la trata de personas y el terrorismo. Y una buena parte de la ayuda contra el hambre de la cooperación española se dirige a los países del área.

España ha subrayado en los foros internacionales la importancia del flanco sur y en particular del Sahel "para la seguridad europea y transatlántica". En la cumbre de Madrid el pasado año, la OTAN incluyó por primera vez el norte de África y el Sahel en su concepto estratégico.

"Queda claro que España tenía razón cuando decía que había que atender al sur - opina Jesús Núñez - Pero la OTAN es un instrumento militar, y los problemas de la zona no se resuelven con la violencia". "Lo hecho hasta ahora en clave antiterrorista no funciona, no va a frenar las oleadas migratorias de una región donde mucha gente no puede vivir una vida digna", insiste.

El codirector del IECAH cree que la región africana supone "una vulnerabilidad significativa para los países que están más cerca, y España es uno de ellos". "Cabe saber si de todo esto se derivará un cambio profundo de estrategia, o si seguiremos con lo mismo", concluye.