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El fin de los vuelos baratos: "No los volveremos a ver en años"

  • El CEO de Ryanair cree que es “absurdo” que un viaje en avión cueste menos que en tren y avanza una subida de precios
  • Entre los motivos se encuentran la subida de los combustibles, las inversiones de la industria o los nuevos impuestos

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Imagen de un avión preparado para aterrizar
Imagen de un avión preparado para aterrizar

Volar a un país europeo por menos de diez euros es cosa del pasado. Y así seguirá al menos durante los próximos cinco años. Así lo aseguró el consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, el principal impulsor de este modelo de negocio de bajo coste en Europa. A su juicio, es “absurdo” que un viaje en avión cueste menos que en tren, además de “poco sostenible” en un contexto de subidas de precios y de mayores exigencias medioambientales. "No los volveremos a ver en varios años", advirtió el directivo, en referencia a los precios de entre 1 y 10 euros por trayecto que popularizó la compañía durante las dos últimas décadas.

El anuncio se produce en plena tormenta perfecta en los aeropuertos. Las aerolíneas no cuentan con suficientes trabajadores para satisfacer la alta demanda de viajeros, cercana ya a los niveles de 2019, y los aeropuertos se han visto obligados a adoptar restricciones, con el fin de evitar los cuellos de botellas de las últimas semanas. A la falta de personal se suman las huelgas de trabajadores en algunas compañías aéreas, entre ellas Ryanair, y un aumento de costes sin precedentes tras la guerra de Ucrania. Un cóctel explosivo que genera incertidumbre en el turismo y podría terminar lastrando una temporada donde el sector ha puesto todas sus esperanzas.

Ante este contexto, ¿es factible el fin de los llamados vuelos baratos? En opinión del profesor de la Facultad de Empresa y Comunicación de UNIR Luis Cerdá Suárez, cuando O'Leary hace estas declaraciones, “lo hace tratando de descontar las posibles repercusiones en los precios que pueden generarse en los próximos meses", en un contexto de costes elevados. “En concreto, los precios de Ryanair llevan subiendo algunas semanas, por lo que yo diría que trata de lanzar ese mensaje para que a todos nos quede claro que la subida de precios se está produciendo y va a mantenerse a lo largo del tiempo”, añade a RTVE.es.

Según ha anunciado la aerolínea irlandesa, la tarifa media de los billetes aumentará en unos 10 euros en cinco años, desde los 40 euros del pasado año hasta los 50 euros en 2027. "No volveremos a ver en varios años nuestras ofertas promocionales realmente baratas, los billetes a 1 euros, a 99 céntimos o a 9,99 euros", insistió el consejero delegado.

La subida de los combustibles, entre los principales motivos

Así, Ryanair va a sumarse a la tendencia generalizada que marca un aumento de tarifas en los próximos años. Uno de los principales motivos para este ajuste en sus tarifas es el aumento en el precio de los combustibles: “El fuel es uno de los componentes del coste de una aerolínea más importante, que puede rondar entre un 20 y un 40 %, y esto obviamente es muy difícil no poder trasladarlo al consumidor final”, apunta a RTVE.es el profesor de la Universitat Oberta de Catalunya y de Cranfield University (UK) Pere Suau-Sánchez.

Se trata, además, de un coste sobre el cual es muy difícil controlar, pues está ligado a las fluctuaciones de mercado. “En el caso de las aerolíneas, existen unas políticas llamadas coberturas que hacen una especie de bloqueo del precio para el siguiente año”, explica el experto. En el caso de Ryanair, tiene asegurado el precio negociado hasta marzo de 2023. “De esa manera no te afectan las fluctuaciones a corto plazo, aunque, si la subida de los precios es sostenida en el tiempo, en el momento que toque renovar la cobertura, será con un precio más alto del que tenías anteriormente”, asegura.

Otro de los factores a tener en cuenta es la evolución del sector aeronáutico, una industria actualmente puntera en inversiones sostenibles. Sin ir más lejos, el PERTE Aeroespacial prevé movilizar en España cerca de 4.533 millones de euros hasta 2025 para, entre otros, impulsar la transición ecológica y digital. “Obviamente esta innovación tiene un coste y, de alguna manera, afectará o se repartirá en toda la cadena de valor entre todos los actores”, subraya el profesor.

Y existe un tercer elemento en la evolución de los precios que sería el regulatorio. “En el marco del llamado Green Deal se están revisando las directivas europeas para alinearlas con los objetivos de reducción de emisiones”, explica. Así, uno de los grandes cambios que va a haber a medio plazo es en la directiva energética de la UE, la denominada Refuel-EU, que “introduce un nuevo impuesto sobre los carburantes para el sector aéreo y sector marítimo”, que hasta el momento estaban exentos.

En opinión de Suau-Sánchez, esto sí que supondrá un cambio importante en la industria ya que, más allá de las fluctuaciones que tenga el mercado respecto al incremento de precios o la disminución de ellos, este añadido de impuestos se sumará al precio final del combustible. “En este sentido, lo que pide la industria es que este dinero que se recaude a través del fuel pueda destinarse a I+D para poder ayudar de esta manera a la transformación de la industria y que en 2050 sea neta en cuanto emisiones de CO2”, concluye.

Pero, ¿hasta dónde subirán los precios?

Ante este contexto, los expertos consultados por RTVE.es coinciden en que los usuarios sí apreciarán esta subida de precios, aunque creen que se hará de manera “progresiva”, por lo que seguirán haciendo uso de estas compañías. “Hay que reconocer que para muchos consumidores ha sido una oportunidad importante. Estamos pensando en jóvenes que les gusta viajar y que, gracias a estas compañías que ofrecen precios accesibles, han podido hacerlo por toda Europa y a un precio muy asequible”.

En la misma línea, el consejero delegado de Ryanair se muestra confiado en que los consumidores todavía "acudirán en masa" a la compañía low cost. "Creo que los usuarios mirarán mucho más los precios y, en consecuencia, millones de consumidores se pasarán a las aerolíneas de bajo coste", recalcó.

¿Llegarán a prohibirse los viajes en avión de corta distancia para reducir emisiones?

Lo cierto es que las aerolíneas low cost ganan año a año terreno a las tradicionales, mientras que la oferta disponible continúa creciendo. Según datos de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), correspondientes a 2018, la capacidad ofertada de las compañías de bajo coste creció un 13,4 %, casi el doble que el 6,9 % de la industria mundial. Con estos datos, el sector representa ya el 29 % de los asientos ofertados a nivel global.

Así, compañías como Ryanair o EasyJet se han adueñado del corto radio, otras como Norwegian se han lanzado a los vuelos transoceánicos, mientras que las compañías tradicionales intentan plantarles cara con la puesta en marcha de sus propias marcas en versión de bajo coste.

“Aunque el precio de los vuelos sea muy bajo, no hay que olvidar que los recargos que aplican estas compañías por facturar una maleta, por asiento, etcétera, al final se pone casi a un precio muy similar al de las compañías de bandera”, subraya Cerdá, quien cree que, ante esta subida de precios, el modelo finalmente desencadenará en una solución híbrida entre low cost y tradicionales “que primará la sostenibilidad por encima del coste”.

Con la vista puesta en la sostenibilidad

Precisamente uno de los argumentos que utiliza O’Leary para justificar este cambio en su modelo de negocio es que los vuelos de bajo coste “ya no son sostenibles”. “Me parece absurdo cada vez que vuelo a Stansted, el viaje en tren al centro de Londres es más caro que el billete de avión", declaró.

El viaje en tren al centro de Londres es más caro que el billete de avión

Según el profesor de la UNIR, esa afirmación tiene también como objetivo “conectar con esa preocupación medioambiental y de sostenibilidad que tienen los colectivos de su target (su público objetivo) como son los jóvenes”. “Inmediatamente argumenta la subida de precios con una mayor protección del medio ambiente y todos le van a comprar el argumento ambiental”, recalca.

Y es que todo apunta a que el sector también se tendrá que enfrentar a corto plazo a una creciente conciencia medioambiental, que ha puesto a este tipo de compañías en el punto de mira. Movimientos sociales como el sueco Flygskam (vergüenza de volar) quieren concienciar a la gente de que volar es mucho más contaminante que viajar en tren o en automóvil. Mientras que algunos países ya se han puesto manos a la obra: en 2021, Francia dio el paso de prohibir los vuelos nacionales que se podían hacer en tren en menos de dos horas y media; y recientemente Holanda ha anunciado que el aeropuerto de Schiphol pondrá fin a los vuelos de conexión baratos a partir de 2023 para "hacer frente al cambio climático".

“Pese a que suelen utilizar flotas más modernas, ese modelo de precios tan barato supone muchas veces incrementar la frecuencia de los vuelos de muy corta duración, lo que aumenta a su vez las emisiones. A ello se suma ese modelo turístico sustentado viajes frecuentes de fin de semana, con el impacto negativo que supone sobre ciertas ciudades, que ya están empezando a prohibirlo como Venecia”, añade Cerdá, quien de esta manera cree que el modelo a medio plazo “se podría sostener”, pero que “la justificación ambiental ganará terreno en los próximos años”.