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Entrevista

Hizbulá: "Mantendremos despliegues estratégicos en Siria por si hay guerra con Israel"

  • En Portada entrevista a Sadek Al Nabulsi, uno de los líderes de la organización islamista chií
  • El grupo ha perdido a un millar de combatientes luchando en Siria y exige el retorno de los refugiados sirios en Líbano
  • Preestreno este miércoles a las 20 horas en RTVE.es y a las 23.40 en La 2 de TVE

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El 'Cementerio de los mártires' de Hizbulá, donde se entierran a milicianos caídos en Siria
El 'Cementerio de los mártires' de Hizbulá, donde se entierran a milicianos caídos en Siria

El llamado "cementerio de los mártires", el mausoleo de Hizbulá en Beirut, ya no da abasto. Allí están enterradas algunas de las figuras más importantes de la organización islamista chií, considerada terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos. En el centro del recinto, tres lápidas destacan entre todas. A la derecha, la de Imad Mugniyah uno de los fundadores de la “Resistencia Islámica”, su poderoso brazo armado. A la izquierda, la de Mustafa Badreddine, el temido comandante de las milicias que han combatido durante estos diez años de Guerra en Siria.

No muy lejos se encuentra la tumba Hadi Nasrallah, el hijo del Secretario General de Hizbulá, Hassan Nasrallah, muerto en un enfrentamiento con Israel en 1997. Y como no caben más, la organización creó un nuevo cementerio, a pocos metros de allí. Más discreto. En él se entierran a otros milicianos que han ido cayendo en Siria luchando junto a Bachar Al Asad.

Porque la organización islamista ha perdido a un millar de milicianos en estos diez años. Hizbulá, al igual que Irán, es uno de los más fieles aliados del régimen sirio. Su participación ha ido progresivamente en aumento. “Al principio se trataba solamente de observar y controlar la frontera”, asegura a En Portada en una entrevista uno de sus líderes, el Jeque Sadek Al Nabulsi.

El aliado fiel de Damasco

Pero lo cierto es que Hizbulá ha ido, desde el principio, mucho más allá y ha combatido en casi todas las grandes batallas. Desde Al Qusair, hasta Alepo o Hama. Y en muchos casos, su intervención ha inclinado la balanza a favor del régimen, debido a su gran su flexibilidad para mover a sus milicianos a través de la frontera y a su experiencia en tácticas de guerrilla.

“Se intervino para detener la penetración del autodenominado Estado Islámico o DAESH y otros extremistas al Líbano”, asegura el líder de la organización, que tiene su propia interpretación sobre las razones de la guerra. “Al principio, y en apariencia, la guerra en Siria fue por reivindicaciones sociales. Pero en realidad -asegura el Jeque- el objetivo profundo era cambiar el régimen (sirio) y su ideología política, para controlarlo. El peligro gran peligro que amenazaba a Hizbulá fue la transformación de Siria en una base de lanzamiento para destruir la “Resistencia” (como llaman a su brazo armado).

Y la organización pro iraní, además, acusa a Israel de haber alimentado el conflicto. “Todos sabemos que el interés de esta intervención es que Israel quede en un oasis del que sacara provecho en seguridad y estabilidad, con más superioridad y dominación sobre los demás”, asegura convencido el líder islamista.

El regreso de Hizbulá a Líbano

La presencia de la milicia en Siria ha generado, desde el principio, muchas inquietudes internacionales. “Siempre se hace la pregunta: ¿cuándo saldrá Hizbulá? La mayor parte de los periodistas occidentales se preocupan mucho de este tema”, reacciona Nabulsi. “Nunca se hace la pregunta de revés. Es decir… ¿Cuándo saldrán las fuerzas extranjeras de Siria, cuando saldrán las fuerzas americanas, cuándo saldrán las fuerzas turcas”, cuestiona.

Para el líder islamista, entre Hizbulá y Siria hay una fuerte alianza y, por tanto, un interés necesario en quedarse en allí. “Por lo menos hasta que se aclare más la situación”, señala el jeque. Y para ellos, la razón, nuevamente, es su gran enemigo: Israel.

“Hizbulá tiene la necesidad estratégica de quedarse aunque se trate de un pequeño número. Es necesario tener en Siria despliegues estratégicos en caso de que empezara una guerra con Israel", señala el Jeque. "Esa guerra no se limitará a un frente en el Líbano, sino que incluiría desde Gaza hasta el Líbano, pasando por Siria, Yemen e Irak. Por eso, para Hizbulá es necesario a en términos estratégicos tener ciertos despliegues en el territorio sirio. Cuando Siria recupere la estabilidad y no haya más riesgos de agresión israelí contra Siria, Hizbulá volverá seguramente al Líbano”.

Pero según la organización islamista, “América no tiene ningún interés en retirar tropas de Siria o en permitir al estado sirio recuperar los partes del territorio que se quedan fuera de su control. Así que la crisis se quedará y la política americana no cambiara ni con Trump ni con Biden”, asegura el Jeque Nabulsi.

Refugiados sirios en Líbano

Diez años de Guerra han obligado a 1,5 millones de sirios, la mayoría musulmanes suníes, a malvivir en Líbano. Eso equivale, aproximadamente, al 30 % de la población libanesa. Pero algunos en el país de los cedros creen que es hora de impulsar su retorno. Entre ellos, la organización islamista.

“En el Líbano, la situación es mucho más complicada que en ningún otro país, por razones demográficas y confesionales propias”, señala el líder islamita. Y resalta: “En el Líbano ya viven a cerca de 450.000 refugiados palestinos. Y siempre que se habla de cambios demográficos en este país que no puede soportar cualquiera modificación a este nivel”.

Porque Líbano tiene sus propios fantasmas. Las cicatrices de su Guerra Civil, terminada en los 90 y que duró 15 años, aún lucen sin mucho disimulo en el rostro de Beirut. Una guerra que se resolvió con el reparto del poder entre las tres grandes confesiones del país, los cristianos, los chiíes y los suníes y que creó un sistema basado en un delicado equilibrio sectario.

Hoy, los suníes y los chiíes tienen el mismo peso demográfico en Líbano, en torno al 28% de la población. Pero un 1,5 millones de refugiados sirios, la mayoría suníes, podría cambiar esa realidad. A Hizbulá, el gran representante de los chiíes, esa situación le inquieta y aboga porque los refugiados vuelvan a Siria. Incluso ha facilitado medios para hacerlo, colaborando con el Gobierno libanés.

“Hizbulá hace todo lo que puede y trabaja con la 'Seguridad General' libanesa (agencia libanesa responsable de los pasaportes y las fronteras) para facilitar el regreso a nivel legal y político”, señala el Jeque. “Pero desde el principio, el tema de los refugiados sirios es una de las tarjetas que usan los americanos, los israelíes y los occidentales en general, para poner presión sobre el estado sirio y obligarlo a aceptar sus condiciones políticas”, asegura.

Desde la ONU recuerdan que esos retornos deben cumplir dos condiciones. En primer lugar, deben de ser voluntarios. “Al menos, el 80% dice que sí quiere volver”, señala a RTVE, Lisa Abu Kahled, portavoz de ACNUR en Líbano. “La posibilidad de hacerlo o no depende de la situación de cada familia”, aclara. Pero, además, insiste la ONU, esos retornos deben de ser a lugares seguros y Siria, de momento, no lo parece.

Salida para la guerra

Diez años después, los combates continúan en Siria. El régimen de Damasco controla la mayor parte del país, salvo el último bastión de los rebeldes: la región de Idlib. La paz aún parece lejana y para Hizbulá, todo pasa por aceptar la victoria del régimen.

“Todas esas fuerzas que han entrado en Siria sin autorización tienen que salir. Y después será posible hablar con el gobierno sirio con un diálogo constructivo”, señala el Jeque Sadek Al Nabulsi.

“El pueblo sirio decidirá de eso y los que quieren ayudar tienen que ayudar por el diálogo, no por la violencia”, añade. Un diálogo que parece difícil con casi seis millones de sirios huidos del país. Mientras tanto, Hizbulá parece dispuesta a seguir luchando junto a Bachar Al Asad. Y, quizá, el segundo ‘cementerio de los mártires’ termine llenándose.