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El coronavirus y la crispación, protagonistas de un 2020 político que ahonda en la división entre partidos

  • El año comenzaba con el primer Gobierno de coalición de la historia de España, al que la pandemia cambió los planes
  • La polarización y la batalla política por todo- incluido el COVID- marcan el año parlamentario más bronco

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2020, un año con el Congreso más vacío que de costumbre

Este 2020 comenzaba con la configuración de un Gobierno histórico en España, el primero de coalición con dos partidos- PSOE y Podemos- condenados a entenderse. Pedro Sánchez era investido el 7 de enero y presentaba un plan de actuación que saltó por los aires cuando no había cumplido ni 100 días en La Moncloa. El 13 de marzo el presidente declaraba el estado de alarma en una España que quedaba confinada y se convertía en la única autoridad competente en todo el país. En esa fecha las cifras ya daban miedo- casi 200 muertos y 6.000 contagiados por coronavirus- pero nadie imaginaba lo que estaba por venir. La política quedaba marcada a partir de ese momento, como todo en este 2020, por la COVID-19.

Los ciudadanos asistían incrédulos a una distopía retransmitida por televisión y vivida desde el salón, sin fecha final marcada aún en el calendario, pero con algo de luz al final del túnel en forma de vacuna. Mientras, el Ejecutivo de Sánchez afrontaba casi recién formado la gestión de una emergencia sanitaria, social y económica sin precedentes y con consecuencias inimaginables: las más dramáticas- las más de 50.000 muertes (el exceso de mortalidad detectado alcanza las 70.000 en lo que va de año); las más inquietantes y preocupantes- la economía española no se recuperará hasta 2023; y las más devastadoras, en forma de colas del hambre y previsiones de pobreza a medio y largo plazo que alcanzan a millones de españoles, trabajadores o no.

Los nuevos ‘Pactos de la Moncloa’ que nunca fueron

A partir de ese fatídico mes de marzo de 2020 las comparecencias del presidente se hacían habituales con llamadas constantes a la unidad política y al “patriotismo cívico” para hacer frente a la pandemia. “Ganar al virus”, “doblegar la curva” se convertían en los mantras de un Gobierno que llamó, sin éxito, a reeditar una suerte de Pactos de la Moncloa para hacer frente a la que Sánchez calificó como “la gran crisis de nuestras vidas”.

Salvo un breve periodo inicial de apoyo- el primer estado de alarma se aprobó sin ningún voto en contra en el Congreso de los Diputados- lo cierto es que la división partidista, la polarización absoluta y la batalla por todo- incluido el coronavirus- han sido las notas dominantes en un año político que se cierra con un presidente del Gobierno y un jefe de la oposición, Pablo Casado, con una más que difícil relación, y sin acuerdo entre los dos principales partidos para renovar los principales órganos constitucionales, incluido el CGPJ. Sánchez y Casado han llegado a estar dos meses sin hablar en plena pandemia, más allá de sus durísimos cara a cara en el Congreso de los Diputados.

Más allá de las lecturas políticas, está el balance legislativo, marcado por la pandemia. ¿Qué leyes se han aprobado en el primer año de legislatura? Se las hemos resumido en este reportaje de 'La Hora de La 1'.

Todo ello, con un Gobierno que se dice unido pero con constantes discrepancias entre la parte socialista y la ‘morada’- las más sonadas por el ingreso mínimo vital, el salario mínimo, la regulación de los alquileres y la prohibición de los desahucios, entre otras- aunque, eso sí, ha logrado pasar la gran prueba de fuego de aprobar los Presupuestos Generales del Estado para 2021 con una amplia mayoría- superior incluso a la de la investidura- que le da aire y estabilidad para afrontar la legislatura que, a buen seguro, quedará marcada por las consecuencias del COVID. Precisamente estas medidas, que han generado la división en el Gobierno con debates internos- que no íntimos-, son los logros "históricos" que resalta el Ejecutivo, junto con otras como la ley de consentimiento sexual- la denominada ley del ‘solo sí es sí'- o la ya histórica y reciente primera ley de la eutanasia en España.

Este martes, en la rueda de prensa de balance de año, Pedro Sánchez aseguró que en este 2020 su Gobierno ha cumplido el 23,4% de los compromisos de la legislatura y a pesar de la habitual discusión en su seno, destaca que hay coalición para una "larga legislatura" con un mensaje del presidente: aunque hay "muchas voces" todo se materializa con una "única palabra" en el BOE.

De entre todos los ministros de esa coalición, el foco ha estado puesto en este 2020 en el de Sanidad, Salvador Illa, uno de los más desconocidos de los elegidos por Sánchez y al que pocos españoles no le ponen ya cara. Sanidad se ha convertido este año en el ministerio clave del Gobierno. Paradojas de la vida, la de Sanidad fue una de las carteras que Iglesias rechazó en 2019 por falta de competencias en las negociaciones fallidas que llevaron a la repetición de elecciones.

Crispación política en tiempos de pandemia

Pero el foco supone también ser la diana, y los ataques a la gestión de la crisis sanitaria Illa los ha compartido con el presidente y también con otro de los protagonistas indiscutibles de 2020: Fernando Simón. Pocos saben decir su cargo completo- director del Centro de Coordinación de Alarmas y Alertas Sanitarias- pero su exposición ha sido tal en este año que se ha convertido casi en un icono con tantos seguidores como detractores.

El Gobierno de coalición ha recibido durísimas críticas, principalmente por parte de PP y Vox. Sánchez ha sido objeto de reproches por “incompetente”, “llegar tarde y mal”, “ocultar datos”, “mentir a los españoles” y “llevar a España al caos y la ruina”. Su gobierno ha tenido que hacer frente así a numerosos reproches por un buen número de rectificaciones y cambios de criterio durante la pandemia- sobre el uso y el precio de las mascarillas, las PCR para extranjeros, los horarios de salida de los niños en el confinamiento duro y los criterios para cambiar de fase en la desescalada, entre otras- pero también han sido numerosas las voces en el sector conservador que le ha acusado de usar la pandemia para “restar libertades a los españoles” y de “totalitarismo”. Estos partidos, principalmente, pero también otros, cargaron contra el Gobierno por situarse como cabeza en el número de muertes en Europa en la primera ola.

El apoyo de Bildu a los Presupuestos del Gobierno supuso otro incendio para Sánchez en este caso, con fuego enemigo, pero también amigo desde veteranos socialistas indignados y algunos ‘barones’.

Sánchez, por su parte, ha acusado a Casado de usar la pandemia para “hacer caer a un Gobierno legítimo” y de desarrollar una política “trumpista”. Considera que el PP ha dejado de ser un partido de Estado y el Gobierno ha llegado a hablar de “indecencia” para referirse a la actitud del principal partido de la oposición, al que acusa de estar en la "destrucción". Las acusaciones entre los dos principales partidos de España solo han ido en aumento en este 2020.

Así, ha sido uno de los años más broncos que se recuerdan en política y en sede parlamentaria desde diferentes formaciones se han llamado “fascista”, “machista”, “matón”, “mala persona”, "fanfarrón de poca monta", "cacatua", “lunático”, “frívolo” y hasta “hijo de terrorista”. Vox llegó a decir que el Gobierno de Pedro Sánchez había sido el peor en 800 años, poniendo por encima del actual Gobierno los cuarenta años de dictadura en España.

2020, un año de bronca parlamentaria

Polémicas, moción de censura y causas judiciales

El siempre recurrente conflicto catalán y sus múltiples derivadas ha dado juego también aunque este año el coronavirus ha hecho pequeño cualquier debate, problema o discrepancia política. El trámite de los indultos de los presos del ‘procés’- a los que el Supremo ha revocado el tercer grado- la próxima reforma del Código Penal para adecuar los delitos de rebelión y sedición, la denominada ‘ley Celaá’ o el plan de desinformación anunciado por el Gobierno han sido otros puntos de fricción entre Gobierno y oposición. Incluso el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, por sus críticas a la Monarquía; y el ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, por el polémico cese del coronel Pérez de los Cobos, se han sometido a votaciones de reprobación, ambas fallidas.

La derecha ha pedido también la dimisión de Iglesias por el caso Dina, perteneciente a la macrocausa del caso Villarejo y que investiga el robo de la tarjeta del móvil de la exasesora de Iglesias, Dina Bousselham; y por el caso Neurona que investiga el pago de Podemos a una empresa por trabajos electorales que no llegaron a realizarse.

En un año político sin descanso, Sánchez se ha tenido que enfrentar además a una moción de censura impulsada por Vox, que nació fracasada al no contar con los apoyos suficientes para prosperar, pero que dejó una grieta en las relaciones entre los dos partidos de la derecha, PP y Vox, que mantienen su pugna por liderar el espacio de la derecha. Precisamente en el último CIS esos partidos, junto con Cs, suben, mientras que PSOE y Unidas Podemos bajan.

El PP también ha tenido este año sus propias 'guerras' internas. En agosto, Casado prescindía de uno de sus fichajes estrella, Cayetana Álvarez de Toledo, convertida en verso suelto y con opiniones que se salían del argumentario del partido. Meses antes, el histórico 'popular' vasco Alfonso Alonso abandonaba la política después de una batalla con Casado por la candidatura en las elecciones vascas que finalmente no lideró. En algunos sectores del PP ha generado malestar también la gestión de Isabel Díaz Ayuso al frente de la Comunidad de Madrid y sus constantes enfrentamientos con el Gobierno central por la gestión de la pandemia.

Por otro lado, el Supremo ha confirmado este año la condena por el caso Gürtel dando por acreditada la caja B en el PP desde, al menos, 1989; y el extesorero Luis Bárcenas, clave en Gürtel, lo es ahora en otra causa en curso: el caso Kitchen, que investiga un posible operativo parapolicial pagado por Interior para obtener de Bárcenas documentación sensible para el PP.

‘Cogobernanza’, elecciones autonómicas y la salida de Torra

Al igual que en el Gobierno central, los gobiernos autonómicos han visto sus agendas regionales invadidas por el coronavirus. ‘Cogobernanza’ ha sido otra de las palabras claves de este 2020 y cada comunidad ha tenido que doblegar su propia curva frente a un virus que ha lastrado el turismo en el año más catastrófico que se recuerda para el sector, clave para la economía de las islas y otros puntos del país.

Este 2020 ha puesto de nuevo en el gobierno de Galicia a Alberto Núñez Feijoo, igualando a Manuel Fraga en su cuarta mayoría absoluta, hito absoluto en tiempos de mayorías simples y geometrías variables; y en el de País Vasco, a Íñigo Urkullu, reforzando su coalición con los socialistas vascos. Y si ellos se han mantenido en el poder de sus respectivas somunidades, 2020 ha sido el año de la salida del expresident catalán, Quim Torra, inhabilitado por el Tribunal Supremo por desobediencia al mantener los lazos amarillos en periodo electoral.

En Cataluña, eso sí, calientan motores para las elecciones del 14 de febrero de 2021, primera gran cita política del próximo año, con la dura pugna por el liderazgo del independentismo y con unas siempre claras repercusiones en la política nacional. Todo ello con la mesa de diálogo con Cataluña, aún por convocar.

La Monarquía, en el punto de mira

El debate político también ha estado marcado por el año más difícil para la Monarquía en España con el rey Juan Carlos I asediado por las informaciones e investigaciones sobre sus presuntas irregularidades fiscales y sus cuentas opacas, y Felipe VI marcando distancias con su padre en un 2020 en el que ha renunciado a su herencia, le ha retirado la asignación pública y ha cerrado con un discurso en el que ha querido destacar que "los principios éticos y morales están por encima de consideraciones familiares". No parece que se vaya a frenar en 2021 el debate sobre la Monarquía con el anuncio hecho por Sánchez este mismo martes sobre la hoja de ruta iniciada para "renovar la Monarquía" y la posibilidad de que se tramite una ley de la Corona.

La decisión del emérito de irse de España ha supuesto un terremoto para la institución avivado por el hecho de que, por primera vez, la Monarquía es cuestionada desde el seno del Gobierno. El vicepresidente Iglesias y los ministros ‘morados’ la critican con dureza y plantean, de forma clara y explícita, su aspiración de avanzar hacia una República en España.

Podemos ha llegado a comparar en un vídeo a la Monarquía con un clan de narcos, mientras que Pablo Iglesias y Alberto Garzón han acusado al rey Felipe VI de falta de neutralidad y de maniobrar contra el Ejecutivo después de que el Gobierno cancelara la presencia de don Felipe en un acto con los jueces en Barcelona para "velar por la convivencia" en Cataluña. El presidente Sánchez ha tratado en todo momento durante este año de desvincular al rey de su padre y ha defendido su transparencia insistiendo en que “la monarquía no está en riesgo”.

2020 acaba con un hosco escenario político que en 2021 seguirá marcado por una pandemia que consiguió unir a los ciudadanos pero no a los políticos.