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El calor en el trabajo provocará 2,4 billones de dólares en pérdidas hasta 2030, según la OIT

  • Cifra la pérdida de productividad en 80 millones menos de empleos a tiempo completo

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Una trabajadora se abanica en una oficina
Una trabajadora se abanica en una oficina.

El calor, consecuencia del cambio climático, causará la pérdida del 2,2% de las horas de trabajo globales hasta 2030, lo que equivale a un impacto económico de 2,4 billones de dólares, según un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La pérdida de productividad sería equivalente a 80 millones menos de empleos a tiempo completo, se indica en el documento (resumen en pdf), que los expertos de la OIT Catherine Saget y Nicolas Maitre, han presentado en medio de la ola de calor que azota estos días buena parte de Europa.

"Se trata de una estimación muy conservadora, que toma en consideración un incremento de temperatura de 1,5 grados hasta finales de siglo, así que se trata del mejor escenario posible", subraya Maitre. Además considera que los trabajos agrícolas o en la construcción se realizan a la sombra o con el cielo nublado, si se establece que se realizan a pleno sol el número de empleos perdidos se eleva hasta 136 millones.

Estrés térmico a más de 35 grados

El estrés térmico se produce cuando el cuerpo humano alcanza el límite de calor que puede soportar sin padecer degradación fisiológica y, por lo general, ocurre a temperaturas ambientes superiores a los 35 grados en condiciones de elevada humedad.

En la jornada laboral, este estrés restringe las funciones y aptitudes físicas de los trabajadores, su capacidad laboral, y en consecuencia disminuye su productividad, además de suponer un riesgo para su salud porque en casos extremos puede causar insolaciones incluso mortales.

Algunas profesiones padecen mayores riesgos porque entrañan más esfuerzos físicos o se desarrollan en el exterior, como las relacionadas con la agricultura, bienes y servicios medioambientales (gestión de recursos naturales), la construcción, la recolección de residuos, los trabajos de reparación de urgencia, el transporte, el turismo y los deportes.

Los obreros que trabajan en el interior de fábricas y talleres corren riesgos también si los niveles de temperatura no se regulan adecuadamente. Con niveles de temperatura elevada que inducen fatiga psíquica, puede resultar difícil incluso realizar tareas simples de oficina o de escritorio.

Mayor desigualdad económica y de desarrollo

En el estudio se prevé que las regiones más afectadas por este problema sean aquéllas en las que los trabajadores son ya más vulnerables, como África Occidental y el sur de Asia, por lo que el fenómeno puede contribuir a una mayor desigualdad económica y de desarrollo en el planeta.

En estas dos regiones el estrés térmico provocará una pérdida del 5,3% (África Occidental) y del 4,8% (sur de Asia) de las horas de trabajo en 2030. En Europa, las pérdidas de productividad se limitarán a menos de un 0,1% en el ámbito laboral, pero supondrán pérdidas sociales, económicas y sanitarias considerables durante las olas de calor.

"Cabe esperar un aumento de la disparidad entre los países de menor y mayor nivel de ingresos, un empeoramiento de las condiciones de trabajo de las personas más vulnerables, y desplazamientos de población", explica Saget.

Desplazamiento de trabajadores agrícolas

La agricultura concentraba el 83% del total de las horas de trabajo perdidas en 1995 por el estrés térmico y representará el 60% en 2030. La subida de las temperaturas volverá muchas zonas agrícolas improductivas, lo que implicará el desplazamiento forzoso de una gran cantidad de trabajadores.

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La construcción que representaba en 1995 el 6% de las horas laborales perdidas por la subida de los termómetros aumentará hasta el 19% en 2030. Este sector es el que acumula mayores mermas de productividad en Norteamérica, Europa y los países árabes.

El calentamiento global podría agravar las desigualdades en las condiciones laborales de hombres y mujeres, sobre todo las que se ocupan de la agricultura de subsistencia. La exposición a altas temperaturas aumenta los riesgos para la salud de las mujeres embarazadas y cada vez más es un factor desencadenante de las migraciones internacionales, algo que hace diez años no se observaba.

Adaptarse a la subida de temperaturas

El futuro del trabajo a más de 35 grados también depende de estructura de edad de la población, dado que con el envejecimiento cambia la regulación de la temperatura corporal y las personas de más de 50 años son más propensas a sufrir enfermedades cardiovasculares. Todos estos factores deben tenerse en cuenta para diseñar medidas de adaptación al cambio climático.

Para minimizar el impacto del calor en la agricultura, el informe plantea impulsar la promoción de la mecanización y el desarrollo de las competencias profesionales. Mientras que aboga por una adecuada planificación urbanística e introducir mejoras tecnológicas para amortiguar el efecto en el sector de la construcción.

La OIT recomienda políticas a escala nacional que incluyan infraestructuras adecuadas contra el calor, sistemas de alerta temprana y una mejor aplicación de las normas internacionales de seguridad y salud laboral. "No hemos calculado cuánto costaría esa inversión, pero cuando se calculan pérdidas de unos 2,4 billones, se ve como una buena opción para mitigarlas", indica Maitre.