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La compra de bonos empresariales por parte del BCE fomentó el préstamo de la banca española a otras empresas

  • Las compañías españolas emisoras de bonos redujeron sus créditos bancarios
  • Las entidades financieras redirigieron ese capital hacia empresas más pequeñas
  • La deuda de empresas españolas adquirida por el BCE supone el 11% del total

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Exterior de la sede el Banco Central Europeo en Fráncfort
La compra del BCE de deuda corporativa ha beneficiado también a empresas españolas que no emiten bonos.

Los efectos de las compras de deuda empresarial realizadas por el BCE desde junio de 2016 han revasado el ámbito de las empresas emisoras de esos bonos, ya que han provocado que esas compañías redujeran su crédito con los bancos españoles y éstos, a su vez, redirigieran ese capital liberado hacia otras empresas del país.

Según un documento de trabajo elaborado por el Banco de España, en los tres meses posteriores a que el BCE anunciase esas compras en marzo de 2016, "la oferta de crédito total al conjunto de empresas no emisoras [de bonos] aumentó en 3.450 millones de euros".

Esto significa que, por cada euro que las grandes compañías emisoras de bonos redujeron en su crédito bancario, las entidades financieras españolas redirigieron 78 céntimos a empresas no emisoras, incluidas pymes.

El crédito redirigido causó un aumento "significativo" de la inversión real

Las más beneficiadas de ese incremento del préstamo fueron empresas grandes que no emiten deuda en los mercados de renta fija, pero que tienen un perfil de riesgo similar al de las grandes compañías. Este tipo de compañías recibió 48 céntimos de esos 78, mientras que 15 céntimos se destinaron a medianas empresas y otros 15, a pequeñas empresas.

El análisis también demuestra que "los fondos obtenidos por la emisión de nuevos bonos" por parte de las grandes empresas "no se habrían destinado de modo prioritario a aumentar su nivel de inversión, ni tampoco sus tenencias de liquidez o el reparto de dividendos".

Por el contrario, en el caso de las empresas beneficiadas indirectamente con nuevos créditos, "sí se aprecia un aumento significativo de la inversión real, hasta el punto de que el 20% de la nueva inversión en el trimestre posterior" al anuncio del BCE puede atribuirse al programa de compras de bonos corporativos.

Los bonos españoles, el 11% de los 132.000 millones de euros invertidos

Según los datos recogidos en el artículo difundido este jueves por el Banco de España, el BCE compró unos 7.000 millones de euros al mes, de media, a adquirir bonos de deuda corporativa, lo que representa en torno al 10% de todas las compras de activos desde junio de 2016.

A ese ritmo, el total invertido por la institución financiera europea en bonos empresariales sumaba 132.000 millones de euros al cierre de 2017, "con un reparto relativamente homogéneo por sectores de actividad económica".

De ese total, los bonos de empresas españolas (pertenecientes a 100 emisiones de 17 compañías distintas) representaban el 11% de todas las compras del programa diseñado por el BCE para tratar de "mejorar la transmisión de la política monetaria a las condiciones de financiación de la economía real".

Las emisoras de bonos abarataron su financiación

Esa cadena se inició porque el anuncio de marzo de 2016 causó una bajada de las rentabilidades que las empresas tenían que ofrecer a los compradores de sus bonos de deuda. Al abaratarse ese coste, esas compañías realizaron nuevas emisiones y utilizaron el dinero obtenido en ellas para reducir su volumen de créditos bancarios.

Así, sustituyeron "crédito bancario por valores de renta fija, aprovechando así el abaratamiento de la financiación obtenida directamente a través del mercado con respecto a la procedente del canal bancario", explica el informe.

El siguiente paso fue la redirección de ese dinero de las entidades financieras hacia préstamos a empresas que no se financian en los mercados, un movimiento que -como subraya el Banco de España- se vió reforzado por el nuevo programa de operaciones de financiación a largo plazo del BCE (las conocidas como TLTRO-II), que reducía el coste de esa financiación a los bancos que presenten un mayor volumen de nuevos créditos concendidos.

El banco central español calcula que un banco que hubiera acudido a las TLTRO-II habría incrementado su crédito nuevo en un 16%, el doble de lo que lo habría hecho una entidad que no hubiera logrado esa liquidez del BCE.

Esto una de las primeras evidencias de las sinergias que puede haber entre diferentes medidas no convencionales de política monetaria.