Enlaces accesibilidad

Erdem Gül, periodista detenido en Turquía: "Durante los últimos años, la presión ha sido constante y estricta"

  • TVE habló con el editor de Cumhuriyet en noviembre, antes de las elecciones
  • Gül y Can Dündar, director del diario, han sido detenidos acusados de espionaje

Por
El periodista turco Erdem Gül
El periodista turco Erdem Gül, en una imagen de archivo.

Nueva mordaza a la libertad de prensa en Turquía. A los más de cien periodistas detenidos bajo el gobierno y la presidencia de Recep Tayyip Erdogán, se suma esta semana el arresto de dos más: Can Dündar, director del diario opositor Cumhuriyet, el azote del oficialismo, y Erdem Gül, editor de la cabecera en Ankara.

TVE tuvo ocasión de entrevistarse con Gül en la capital turca a principios de noviembre, con motivo de las elecciones generales en las que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en sus siglas turcas) acabó recuperando, de calle, la mayoría absoluta perdida tan sólo cinco meses antes.

Dado que la redacción de Cumhuriyet, de tendencia secular y de centroizquierda, es conocida por no morderse la lengua ante la realidad del país, le preguntamos a su editor si había funcionado en las urnas la conocida persecución de los medios críticos.

Asintió y dijo que "durante los últimos años, la presión ha sido constante y estricta". E insistió con "en los últimos tiempos", especialmente desde que el AKP perdiera fuelle entre los votantes.

Más presión y más miedo

Fue, tras los comicios de junio, cuando al parecer se produjo "otro cambio de tono". A ese contexto se sumaría el miedo. Porque en julio se produciría el atentado de Suruç, en la frontera sur con Siria, con más de 30 muertos, atribuido al autoproclamado Estado Islámico o Daesh

Y durante el verano, el rebrote de la violencia entre el ejército turco y las milicias kurdas que operan tanto en el norte de Siria como de Irak. Posteriormente, en octubre, el ataque terrorista en la estación central de tren de Ankara, con cerca de 100 fallecidos.

Cumhuriyet llevó a sus páginas las dudas de la autoría del Daesh en los mortíferos atentados. Arriesgando de nuevo su licencia, porque ya les habían cerrado en varias ocasiones. Una de ellas, por reproducir las caricaturas del semanario francés Charlie Hebdo tras el atentado sufrido en enero en París.

Pero en esta ocasión asumían el riesgo con pruebas, con fotografías. ¿Qué se veía en esas imágenes? A miembros de los servicios de inteligencia turcos llevando armas a los yihadistas del Estado Islámico para combatir a los kurdos. Armamento escondido en camiones que, en principio, sólo tenían que ir cargados con medicamentos. Un escándalo de información para Erdogán, que ya amenazó en su día con que el diario "pagaría un precio alto".

Un hombre se apoya sobre una imagen de Erdem Gül y Can Dündar en la sede del diario 'Huriyet'

Un hombre se apoya sobre una imagen de Erdem Gül y Can Dündar en la sede del diario 'Huriyet' AFP

Vigilancia policial

Y éste ha sido, por el momento, el precio: la entrada en prisión de los dos principales responsables de Cumhuriyet. Erdem Gül nos dijo que, en una nueva vuelta de tuerca, mientras ellos se dedicaban a denunciar la ayuda oficial pero ilegal a la organización terrorista -aún a sabiendas de que las milicias kurdas han logrado avances sobre las posiciones del Estado Islámico-, las autoridades les acusaban de ser cómplices de los yihadistas porque parece que un detenido en la frontera siria, vinculado con Daesh, llevaba encima un mapa con la dirección del periódico.

Somos conscientes de que nos siguen y de la especial vigilancia que mantienen sobre nuestras oficinas de Estambul

"Es cierto, ahora nos relacionan con el Estado Islámico. Somos conscientes de que nos siguen y de la especial vigilancia que mantienen sobre nuestras oficinas de Estambul", contaba Gül en novimebre, mientras fuera de la sede en Ankara de la publicación permanecían dos coches policía. "Dicen que estamos amenazados de bomba", añadía: "Es muy difícil trabajar así, bajo esta presión".

Es fácil imaginar que la intervención de la policía contra su persona no les haya sorprendido, aunque los cargos de los que se les acusa son de peso: espionaje y pertenencia a organización terrorista. Podrían ser condenados a cadena perpetua.

El arresto de ambos ha sido contestado en las calles de Ankara y de Estambul por un millar de periodistas que, al final, han terminado enfrentándose a las fuerzas de seguridad. Con gas pimienta de por medio.