Enlaces accesibilidad

Las claves de la incipiente unión bancaria europea

  • La Comisión relanza un plan para reforzar la vigilancia del sector
  • Incluye un mecanismo de rescate alternativo al actual, sin fondos públicos
  • La propuesta es solo una solución parcial y no llega a tiempo para esta crisis

Por

Con el recrudecimeinto de la crisis financiera en España, las autoridades comunitarias han vuelto a poner sobre la mesa el proyecto de “unión bancaria” para poner fin a los excesos de este sector que, en último término, está poniendo en riesgo a la propia Unión Europea.

La unión bancaria sería solo una pequeña parte de la solución a la actual crisis económica y del euro, y además no llegaría a tiempo para resolver los problemas urgentes de la banca española, como admitió el propio comisario del Mercado Interior, Michel Barnier, cuando presentó el proyecto el 6 de junio [web en inglés], Ese plan se basa en gran parte en otro que difundió él mismo hace ya dos años, periodo en el que se han llevado a cabo numerosas reformas y ayudas al sector, a nivel comunitario y en los estados, y que han costado cientos de miles de millones a los contribuyentes.

La unión bancaria tendría como pasos complementarios, según los planes de Bruselas, una unión fiscal y una unión política mayor y aún por definir, con cesión en todos los casos de más soberanía, de tal forma que se permita por ejemplo la creación de los eurobonos, lo que en última instancia sí debería evitar futuras crisis de la deuda.

Lo más avanzado hasta ahora es la unión presupuestaria, que supone la primera parte de la unión fiscal (impuestos homogéneos o comunes), que junto a una política de empleo común y una reforma del BCE son, según los expertos, los pasos necearios para el buen funcionamiento de la unión económica y monetaria, que tras una década de crecimiento y pocos problemas, corre ahora un grave riesgo. Y amenaza con el bienestar de la ciudadanía de varios países y de generaciones futuras.

El proyecto de unión bancaria parece ser el próximo en ponerse en marcha, y según varias fuentes comunitarias, puede perfilarse en la próxima cumbre europea del 28 y 29 de junio. De momento, estas son algunas de sus características y cuestiones claves:

Nuevos mecanismos para el “rescate interno”

La “propuesta de la UE para reestructurar y gestionar entidades bancarias en crisis”, nombre oficial de la misma, desarrolla un método alternativo para el saneamiento de los bancos, con el objetivo de que estos no sigan causando un perjuicio a las arcas públicas. Plantea un nuevo fondo de “resolución” para costear el rescate de un banco, que podría funcionar en cada Estado o de forma conjunta en la Unión, costeado por las propias entidades y que podría fusionarse con los fondos de garantía de depósitos (que garantizarán, como ahora ya ocurre en España y otros países, hasta 100.000 euros a cada depositante).

Aunque no se plantea de partida que el fondo sea común, se obliga a que si un país requiere ayuda, los otros tendrán prestarle dinero de sus respectivos fondos de “resolución”. El plan se conoce como bail-in, en contraposición a la expresión inglesa bail-out, el popular rescate que se ha dado hasta ahora a costa de los Estados. En este caso se trataría de penalizar a los inversores del banco, accionistas y tenedores de deuda.

El papel de la Agencia Bancaria Europea

La Autoridad Bancaria Europea (ABE, conocida también por sus siglas en inglés EBA), que hasta ahora ha tenido pocos medios y competencias, tendría un papel central en este nuevo marco y ejercería como supervisor real del sistema financiero. La actividad más conocida de este organismo durante la crisis han sido los populares test de estrés, tan errados como los informes de la mayoría de instituciones y agencias privadas que no han anticipado la gravedad de la situación.

Y más allá de la vigilancia, la ABE podría incluso ejercer competencias de regulador, asumiendo a nivel continental parte de las competencias que tienen los bancos centrales nacionales en la gestión de reestructuraciones; incluso para promover fusiones transfronterizas de entidades.

Sin cambios en el Banco Central Europeo

En la propuesta no se hace ni una sola referencia al Banco Central Europeo, que es quien decide la política monetaria de la zona euro, es decir, quien fija los tipos de interés para los bancos e inyecta liquidez en el sistema financiero. Es cierto que según los tratados actuales, el BCE tiene limitada su misión al control de la inflación, pero para las otras reformas que se plantean, será necesario replantearse el controvertido papel de esta institución, según coinciden numersoso analistas.

La postura de Alemania

El BCE se ha mostrado partidario de crear la “unión bancaria” sin necesidad de que antes se profundice más en la unión presupuestaria, como parece que pide Alemania, según los comentarios de diversas autoridades del país. Además, también se supone que tendrá reticencias Reino Unido, muy celoso de su autonomía financiera. Este obstáculo se salvaría limitando el proyecto a la zona euro.

¿Y cómo se soluciona el problema bancario?

De momento, existen dos fondos de rescate, uno provisional y otro permamente a punto de entrar en funcionamiento, que son las fórmulas con las que se evitaron las quiebras de Grecia, Irlanda y Portugal (a cambio de durísimos ajustes y cesión de soberanía) y recientemente al sistema financiero español, con un préstamo de hasta 100.000 millones de euros en condiciones aún por definir.

A la espera de nuevas decisiones políticas, planes de contingencia que pueda llevar a cabo el BCE y más coordinación internacional, economistas de uno y otro signo señalan que la solución pasa por relanzar el crecimiento económico para que se reduzcan los créditos fallidos, en el origen de esta crisis.