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El ministro alemán de Finanzas niega un enfrentamiento con París sobre el fondo de rescate

  • Francia y Alemania no comparten las funciones que debe tener el nuevo fondo
  • Berlín justifica la segunda cumbre de líderes comunitarios por asuntos internos
  • Juncker asegura que la Eurozona está dando una imagen "desastrosa"

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El ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha negado que Alemania mantenga una disputa con Francia sobre el uso del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y que esa haya sido la causa de la convocatoria de una segunda cumbre de líderes comunitarios para el próximo miércoles (tal y como se ha publicado en diferentes medios), según ha declarado a su llegada a la reunión del Eurogrupo, la reunión de los 17 ministros de Finanzas de la eurozona, que se celebra este viernes en Bruselas.

Wolfgang Schäuble ha subrayado que ese segundo encuentro se debe, principalmente, a que su Gobierno debe recibir el visto bueno del Bundestag, de la cámara baja del Parlamento alemán, para tomar cualquier decisión, algo que ha refrendado el Tribunal Consitucional de Alemania.

Sin embargo, las diferencias entre París y Berlín se mantienen. La clave es el fortalecimiento del Fondo Europeo de Estabilidad Finaciera para que cuente con más dinero del que dispone ahora: 440.000 millones de euros. El ministro francés de Finanzas, François Baroin, ha solicitado este viernes antes del Eurogrupo "un fondo que sirva de cortafuegos de todo contagio".

Posturas enfrentadas

Francia es partidaria de que el aumento de capital del nuevo fondo de rescate venga del Banco Central Europeo. Según París, la mejor manera de controlar la propagación de la crisis, especialmente después de la reestructuración de la deuda griega, consiste en que el BCE continúe comprando bonos de deuda en el mercado secundario de los estados más frágiles (España, Italia y los tres intervenidos).

Como el BCE no es partidario de seguir con esta política, que reactivó en agosto, Francia propone que el FEEF sea el que se encargue de ello. Pero, para que esto sea posible, necesitaría una licencia bancaria. Es decir, que el fondo de rescate se convierta en una entidad financiera que pueda pedir dinero prestado al Banco Central Europeo. De esta forma aumentaría el capital del fondo sin que los estados aporten más dinero de forma directa, (punto al que se oponen la mayor parte de ellos, incluida Alemania, Holanda o Finlandia).

La propuesta de Francia choca con Berlín y el propio BCE. La entidad con sede en Fráncfort ha subrayado que no puede asumir estas funciones, porque se vería comprometida su independencia, algo que ha respaldado el Gobierno de Alemania, que recuerda que el Tratado de Lisboa no lo permite.

Lo que defiende Berlín es una condonación de la deuda de Grecia de, al menos, el 50% de forma ordenada. Esta quita provocaría unas pérdidas en el sector bancario que tendrían que ser asumidas por cada país. En el caso de que no pudieran, entonces sí que sería el FEEF el que se hiciera cargo de ellas. Francia, que cuenta con el apoyo de Bélgica, no quiere esta opción porque teme ver rebajada la calificación de su deuda (no quiere perder la 'AAA') si acude directamente al apoyo de los bancos.

Además, Alemania subraya que el nuevo fondo también respaldaría a los estados de la zona en apuros y serviría para prestar dinero a aquellos que lo necesitaran: tanto a aquellos que cuenten con planes de rescate (Grecia, Irlanda y Portugal) como a los que no (Italia y España). En lo que sí están de acuerdo los dos países es en que la condonación de la deuda debe ser pactada con las entidades financieras y no impuesta.

Europa reconoce la imagen "desastrosa" que da

En este sentido, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, ha lamentado que todos los focos siempre están puestos sobre Alemania y Francia. "Somos 17 países y no solamente Berlín y París tienen parlamentos", ha señalado.

Además, Juncker, ha reconocido que la Eurozona está dando una imagen "desastrosa" hacia el exterior por sus dificultades de tomar una decisión por atajar definitivamente la crisis de deuda en Europa.

"Tendremos que ponernos de acuerdo próximamente sobre qué podemos hacer para cambiar la impresión que tienen los demás de nosotros", ha indicado el también primer ministro de Luxemburgo, que ha confesado que hubiera preferido que los líderes no necesitaran dos intentos, dos cumbres para cerrar su plan integral contra la crisis.