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Lucas Pinheiro, el Ronaldinho de las nieves que quiere bailar samba sobre el Stelvio en los Juegos 2026

  • El esquiador brasileño, de escuela noruega, tiene en el exfutbolista a su gran referente
  • Si conquista el oro olímpico, puede dejar una de las celebraciones más icónicas de Milano-Cortina
Lucas Pinheiro Braathen con Papá Noel
Lucas Pinheiro Braathen en el podio con Papá Noel después de ganar en Levi (Finlandia) en prueba de la Copa del Mundo Christophe Pallot (Agence Zoom)
Javier Angulo

Nada hay más serio en los deportes de invierno que una temporada olímpica. Todo se analiza al milímetro, cada centésima pesa el doble y la presión y la exigencia se disparan. Pero en la Copa del Mundo de esquí alpino, uno de los grandes nombres del eslalon se lo está pasando en grande. El brasileño Lucas Pinheiro Braathen espera los Juegos de Milano-Cortina con una idea clara: competir a toda velocidad sin perder la alegría.

Ante todo, con Pinheiro estamos ante un deportista de primer nivel. De escuela noruega, es un gran especialista del eslalon, de postura compacta y valentía precisa en una disciplina en la que la gloria se puede escapar en un abrir y cerrar de ojos. Su victoria en Levi (Finlandia), en el arranque de temporada, fue algo más que el primer triunfo de un esquiador brasileño en la Copa del Mundo: fue una declaración de intenciones de aspirar al oro el próximo 16 de febrero. En noviembre, en Laponia, era un reno lo que le esperaba como premio. Bienvenidos al esquí.

El esquiador Lucas Pinheiro junto a un reno

Lucas Pinheiro recibe un reno como premio por haber ganado la prueba de la Copa del Mundo de Levi (Finlandia) Christophe Pallot/Agence Zoom Christophe Pallot/Agence Zoom

Objetivo: samba en Milano-Cortina

Ahora bien, lo más llamativo de Lucas es la alegría que aporta al circuito. Verle bailar samba con las botas de esquí puestas después de sus triunfos rompe esquemas en un deporte donde la celebración estándar suele ser levantar los bastones. Pinheiro convierte la meta en un escenario y lo hace con naturalidad. Porque esa alegría es parte de su personalidad, no es un truco de marketing. Si al cóctel le sumas que estos Juegos coincidirán en fechas con los Carnavales de Río, la historia ya está servida.

Y aquí aparece la clave: el esquí alpino necesita espectáculo para atraer los focos. Pinheiro aún no llega al show de Alberto Tomba, pero el circuito blanco requiere grandes figuras y deportistas con carisma. Tiene a Mikaela Schiffrin y a Lindsey Vonn. De ahí que a nivel masculino haga falta alguien como este esquiador que ha hecho ondear la bandera de Brasil en lo más alto de la Copa del Mundo. Porque es el tipo de personaje con potencial para enganchar a quien no sigue el esquí cada fin de semana.

El Ronaldinho de las nieves

Lucas Pinheiro Braathen no esconde cuál es su faro fuera del esquí: Ronaldinho, el exfutbolista del FC Barcelona. El esquiador brasileño lo cita como referente por esa mezcla de excelencia y alegría que convertía cada partido en una fiesta. Esa devoción es la que ha trasladado a la Copa del Mundo. Ha llevado el ‘jogo bonito’ al esquí alpino, compitiendo al límite sin perder la sonrisa. Y hace que el público disfrute de sus triunfos como cuando Ronaldinho se inventaba un regate. Su sueño es conocerlo algún día.

Su historia, además de divertida, es potente. Lucas Braathen nació en Oslo, hijo de padre noruego y madre brasileña. Se formó en la fábrica nórdica del esquí, con la disciplina, técnica y frialdad competitiva que eso conlleva. Campeón de la Copa del Mundo de 2023 en la disciplina del eslalon, rompió con la Federación noruega por la gestión de sus derechos de imagen y los patrocinios. Estuvo incluso una temporada fuera del circuito. Hasta que eligió competir por Brasil, anteponiendo el apellido materno, Pinheiro, y haciendo de la samba su bandera e identidad.

16 de febrero, la gran cita

¿Es entonces el brasileño un candidato al oro en Milano-Cortina? Por palmarés, sí. Su victoria en Levi es la señal de que el actual Pinheiro ha alcanzado el rendimiento del Braathen del pasado. Con Noruega ya había ganado cinco carreras de Copa del Mundo (tres eslalones y dos gigantes). Ahora, con los Juegos en el horizonte, todo se comprime. En febrero, una manga mala te descarta y dos buenas te meten en los libros de historia con una medalla.

Si Lucas Pinheiro confirma su nivel, en Milano-Cortina veremos a un aspirante real al podio que también entiende algo esencial: la épica olímpica necesita también de emociones. Por todo ello, llegado el 16 de febrero, si el brasileño cruza la meta de las pistas del mítico Stelvio Ski Centre y se pone a bailar samba, simplemente estará reivindicando que en el esquí la excelencia también puede sonreír. Y quizás sea el tipo de historia que hace que unos Juegos de Invierno lleguen a gente que nunca se ha calzado unos esquís.

Los favoritos del esquí alpino en Milano-Cortina

El esquí alpino es una batalla contra el crono: un esquiador baja solo por una pista delimitada por puertas y gana el que firma el mejor tiempo. Hay pruebas de velocidad como el descenso y el supergigante, con trazados largos, saltos y velocidades altísimas, que se deciden en una sola bajada. El descenso es pura aerodinámica y valentía; el supergigante introduce más cambios de ritmo, con giros más pronunciados en un recorrido más corto. Y luego hay pruebas que son más técnicas, a disputar en dos mangas: el gigante, que combina velocidad y precisión; y el eslalon, que es la prueba más explosiva, con puertas muy juntas.

En Milano-Cortina 2026, el alpino masculino se concentra en Bormio, en el Stelvio Ski Centre. El programa reparte cinco pruebas con medalla: descenso (el día 7 de febrero), combinada por equipos (día 9), supergigante (día 11), gigante (día 14) y eslalon (día 16). En juego 15 medallas en total. La combinada es una prueba por parejas: un especialista hace la parte rápida de descenso y otro el eslalon; se suman sus tiempos y de ahí sale el podio.

Favoritos: en velocidad, el gran referente es Marco Odermatt, que domina el circuito sumando 4 Globos de Cristal consecutivos. Suiza también es muy fuerte en descenso con Franjo von Allmen. El italiano Dominik Paris es quien puede poner en peligro el dominio helvético, toda vez que todos los integrantes del podio en Pekin 2022 ya se han retirado. En supergigante, además del propio Odermatt, el inicio de temporada ya dejó un aviso: el checo Jan Zabystran fue capaz de ganar en Val Gardena, y el austríaco Vincent Kriechmayr sigue siendo un habitual del podio.

El gigante parece territorio propicio para los austriacos Marco Schwarz y Stefan Brennsteiner, siempre que no lo impidan sus vecinos suizos con Loïc Meillard y el propio Odermatt, oro en Pekín 2022. En eslalon, el noruego Timon Haugan lidera la Copa del Mundo en esta disciplina tras ganar en Val d’Isère, y su compatriota Henrik Kristoffersen estará en la pelea; otros aspirantes son Lucas Pinheiro Braathen y el francés Clément Noël, vigente campeón olímpico.

¿Y España? Habrá un representante nacional en esquí alpino, pero hoy por hoy lo único seguro es que ninguno figura en el grupo de favoritos a medalla. Las quinielas apuntaban a Quim Salarich y Juan del Campo como representantes en eslalon: ahora bien, si se meten en la segunda manga y clavan dos bajadas, su pelea realista es un buen puesto, no el metal. En las últimas semanas Albert Ortega y Aleix Aubert se han reivindicado para ser el seleccionado merced a sus buenas actuaciones en Copper Mountain (Estados Unidos) y Alta Badia (Italia), respectivamente.