En Alemania el gobierno está negociando un acuerdo muy polémico con los talibanes. El canciller Merz quiere enviar a Afganistán a los ciudadanos afganos condenados por delitos graves en su país. El hecho de negociar con los fundamentalistas preocupa a las organizaciones humanitarias y a los militares que estuvieron dos décadas en aquel país, combatiendo en zona hostil.
En el último año, con la mediación de Catar, Alemania ha expulsado a Kabul a un centenar de afganos con delitos. Ahora el Gobierno negocia directamente con los talibanes, un régimen que solo Rusia reconoce. Durante 20 años, Alemania envió a 150.000 soldados a combatirlos bajo el paraguas de la OTAN, donde murieron 59.
Colaboradores afganos del ejército alemán que huyeron a Pakistán han recibido una propuesta desde Berlín, recibir hasta 12.500 euros si renuncian al asilo en Alemania. Las organizaciones humanitarias piden cautela a los países que planean devoluciones.
Según la representante de Acnur en Alemania, Katharina Thote, "la situación sigue muy complicada y retornos masivos pueden desestabilizar aún más el país". El canciller Merz quiere mostrar su eficacia para reducir las peticiones de asilo por un lado y expulsar también a delincuentes extranjeros. El precio ahora es ofrecer diálogo directo a los talibanes, que ya han obtenido permiso para enviar a dos diplomáticos a Alemania.
Imagen: EFE / ANDRE COELHO