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Suecia, destino soñado (también para los refugiados)

  • Muchos refugiados pretenden alcanzar el país nórdico, con gran tradición de acogida
  • La embajadora sueca en España, Cecilia Julin, explica las medidas para recibirles

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Los primeros refugiados trasladados en la UE llegan a Suecia
Llegada al aeropuerto de Lulea, en al ciudad sueca de Kallax, de algunos de los 19 refugiados eritreos trasladados desde Italia hasta Suecia.

Cuando uno se encuentra a un grupo de refugiados de camino, desorientados, sin tener idea siquiera del lugar o el país en el que se encuentran -así de crudo-, tienen una cosa clara: el lugar al que se dirigen. Así que, con el objetivo claro y con el móvil a modo de brújula, no les importan ni las esperas, ni los desaires, ni los golpes, ni las puertas cerradas a cal y canto, ni las vallas de concertinas levantadas en tiempo récord... Ni siquiera el hambre, la sed, el cansancio o el miedo.

En sus cabezas está el norte de Europa. La mayoría piensa en Alemania, pero también en Suecia. Es uno de los destinos soñados para decenas de miles de personas que siguen cruzando Europa escapando del horror o, simplemente, de un futuro incierto.

En los años 70, Olof Palme ya hablaba de lo que tratamos ahora, de los refugiados

Suecia es, por tradición, por su neutralidad desde la Segunda Guerra Mundial, un país de acogida. Como recuerda la embajadora sueca en España, Cecilia Julin, "en los años 70, Olof Palme ya hablaba de lo que tratamos ahora, de los refugiados. Y, entonces, Suecia tenía que abrirse a los de América Latina, por las dictaduras de Chile y Argentina".

La embajadora de Suecia en España, Cecilia Julin

La embajadora de Suecia en España, Cecilia Julin . RTVE

Estos días, con motivo del 30º aniversario del asesinato del primer ministro sueco, se ha recordado que el país ya acogía con los brazos abiertos -incluso- a los soldados estadounidenses que desertaban de la guerra de Vietnam.

Grecia, colapsada ante la incapacidad europea

Hoy, la discusión se centra en la incapacidad europea para gestionar el flujo migratorio. Más de un millón de personas procedentes de países como Siria, Irak o Afganistán llegaron el año pasado a territorio europeo en busca de refugio. Este año, en tan sólo dos meses, la cifra ya supera los 120.000.

Han vuelto a aparecer las medidas unilaterales y los embudos. Macedonia, en concordancia con el resto de los países de la llamada ruta balcánica, solo está dejando pasar diariamente a unos cientos. Y los cruces fronterizos están cerrados totalmente a los afganos.

La situación se ha recrudecido principalmente para Grecia, país al que muchos vecinos del Este europeo acusan, precisamente, de no frenar las llegadas. Quien no lo hace es Turquía, que sabe bien cómo utilizar la presión migratoria para negociar con la Unión Europea.

Así que, mientras tanto, 32.000 personas, según datos oficiales del gobierno de Atenas, se encuentran atrapadas entre las fronteras griegas: 25.000 en suelo continental y 7.000 en las islas del mar Egeo.

Miles de refugiados siguen bloqueados en Idomeni, esperando salir de Grecia.

El reto de ayer y de hoy

La meta es poder acogerles y poder integrarles de una manera digna y eficaz

"El gran reto de la Suecia de hoy es el gran reto de toda Europa: el flujo de refugiados", reconoce la embajadora. "Y la meta es poder acogerles y poder integrarles de una manera digna y eficaz. Y seguir desarrollando nuestro estado de bienestar".

En 2015, 160.000 personas llegaron a territorio sueco y el efecto llamada provocó que, allí, cundiera el pánico. "Por eso, en noviembre, tuvimos que introducir algunos controles en la frontera con Dinamarca", explica Cecilia Julin. "No se podía manejar el flujo, no había forma de acoger a la gente de una manera digna y humana", argumenta. El Gobierno sueco recibió muchas críticas, pero consiguió normalizar la situación; también, en parte, porque el freno se ha ido echando de forma unilateral en el sur de Europa.

Ahora, son "tan solo" entre 2.000 y 3.000 personas las que, cada semana, están llamando a las puertas de Suecia. Para Estocolmo, así es cómo además se puede gestionar mejor la tramitación de asilo, que conlleva un trámite complejo. Cecilia Julin recapitula y cuenta que, desde el inicio de la crisis en Siria, han otorgado asilo a 100.000 sirios.

Las puertas siguen, por tanto, abiertas. Pero siempre con cautela, a la espera de que el inicio de la travesía -que, para muchos, finaliza en este país- deje de ser, poco a poco y cuanto antes, una odisea inhumana para decenas de miles de personas.