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La reestructuración de la deuda griega enfrenta a París y Berlín

  • El presidente de la Comisión Europea descarta una solución inmediata
  • El primer ministro francés advierte que esa cuestión no debe ser "tabú"
  • El ministro de Finanzas alemán: ese alivio "no es posible", según las normas
  • De Guindos cree que la reestructuración no es lo más urgente

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Un hombre firma la petición para cancelar la deuda de Grecia en una manifestación de apoyo a Grecia en Londres
Un hombre firma la petición para cancelar la deuda de Grecia en una manifestación de apoyo a Grecia en Londres. REUTERS/Peter Nicholls

La reestructuración de la deuda griega se ha convertido en el principal punto de fricción entre Francia y Alemania. Mientras París reconoce que debe contemplarse esa cuestión dentro de las negociaciones, las autoridades alemanas insisten en que ese punto no es prioritario en estos momentos, a pesar de que Atenas lo ha convertido en una de sus principales exigencias, respaldado ahora por el último informe del FMI, que señalaba como necesario ese alivio de deuda.

De hecho, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha reconocido que no habrá una solución inmediata a la crisis griega. El político luxemburgués ha descartado que la cumbre extraordinaria de la eurozona de este martes alcance un acuerdo sobre Grecia, porque "sería demasiado simplista".

"Tenemos que encontrar una solución. Esa solución no va a llegar de la noche a la mañana. Si llegáramos a una solución esta noche sería una solución demasiado simplista", ha explicado Juncker durante un debate en el Parlamento Europeo.

A su juicio: "Lo que vamos a hacer esta noche es hablar el uno con el otro, entender a cada uno, mostrar tolerancia hacia el otro, y volver a poner en orden a la situación". El luxemburgués ha pedido "dejar al lado los egos". "Sigo creyendo, y siempre creeré, que un Grexit [salida de Grecia del euro] debe evitarse. Estoy en contra de un Grexit", ha insistido, al tiempo que ha vuelto a dejar claro que "las respuestas simplistas son las soluciones incorrectas".

Juncker: "Queremos entender qué es lo que ha dicho el pueblo griego"

"La nación griega es una gran nación. Y expulsar a Grecia de la Unión Monetaria o de la Unión Europea es algo que no queremos o debamos querer. Y como éste es el caso, la Comisión Europea seguirá trabajando para una reapertura de las negociaciones con Grecia", ha agregado.

Según el presidente de la Comisión Europea, las instituciones y los países del euro quieren entender qué es lo que ha dicho el pueblo griego. "Me dicen que no se trata de un 'no' a Europa. No es un 'no' al euro y, desde luego, no es un 'no' al documento, porque ya no está sobre la mesa. La pelota está ahora en el tejado del Gobierno griego", ha concluido.

En su turno de réplica, Juncker ha dejado claro que, aunque "la Comisión tiene toda la intención de hacer todo lo posible para alcanzar un acuerdo" con Grecia, también velará por "el interés de toda la eurozona".

"Tenemos que respetar las decisiones que ha hecho la gente, pero también las elecciones que han hecho las otras 18 democracias. Una democracia no vale más que el resto", ha avisado el presidente del Ejecutivo comunitario.

París: la reestructuración de la deuda griega no debe ser "un tabú"

Las diferencias entre los miembros del euro han quedado en evidencia con las palabras del primer ministro de Francia, Manuel Valls, quien ha asegurado que la reestructuración de la deuda de Grecia no debe convertirse en "un tabú".

En una entrevista en la radio francesa RTL, Valls ha destacado que considera que existen "las bases para un acuerdo" con Atenas, y ha subrayado que Europa "no puede correr el riesgo de una salida de Grecia del euro", por razones económicas, pero, "sobre todo, por razones políticas".

En opinión del primer ministro galo, "es Europa la que está en entredicho", por lo que ha instado al Gobierno griego a "hacer todo lo posible para lograr un acuerdo". "Este acuerdo es necesario, primero para Grecia, porque su salida de la zona euro hundiría a su pueblo en una situación insoportable, y también es necesario

"Nadie puede decir cuáles serían las consecuencias políticas" de "un pueblo que se sentiría humillado" y de un país con la historia y la situación de Grecia, ha considerado el jefe del Gobierno francés, en referencia a la posición estratégica griega, entre los Balcanes y Turquía, entre las repúblicas exsoviéticas y Europa occidental. "No se juega con la Historia, no se juega con un país como Grecia", ha declarado.

Según Valls, la salida de un país por primera vez constituiría "un riesgo para el crecimiento y la economía mundiales".

También se ha mostrado conciliador el ministro de Finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramegna, cuyo país preside este semestre el Consejo de la UE. Al llegar al Eurogrupo extraordinario en la que los ministros deben discutir si se abre la puerta a la negociación de un tercer rescate, ha reconocido que debe debatirse sobre la reestructuración de la deuda helena. "Tenemos que observar todas las opciones. Todo debe discutirse", ha opinado.

Al Gobierno griego, Gramegna le ha advertido que "tendrá que resolver la contradicción de querer quedarse en la eurozona y decir que las propuestas que hay sobre la mesa no son aceptables".

Schäuble: La reestructuración "no es posible" según los Tratados

Sin embargo, desde Alemania no se percibe así. Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha dejado claro que la reestructuración de la deuda que reclama Atenas "no es posible" si se cumplen los Tratados de la Unión Europea.

Al llegar a la reunión del Eurogrupo, Schäuble ha recordado que, en estos momentos, no hay ningún programa de ayuda a Grecia en marcha y se ha mostrado "expectante" sobre las alternativas que propondrá Atenas tras el 'no' del referéndum griego a la última oferta de los acreedores.

"Sin un programa no hay posibilidad de que la eurozona ayude a Grecia. Todo depende de la decisión del Gobierno griego", ha asegurado el titular de las Finanzas alemanas.

El comisario europeo para la Agenda Digital, el alemán Günther Oëttinger, opina que, de momento, la herramienta de la reestructuración de la deuda "no tiene mayor sentido", ya que Grecia sólo tiene que empezar a pagar las deudas con la eurozona en 2020. "Una quita no cambiaría para nada los problemas de liquidez actuales", ha señalado Oettinger en una entrevista publicada este martes en el diario sensacionalista germano Bild.

Además, Oëttinger cree que no tiene ningún sentido negociar con Atenas si no hay disposición a hacer reformas, y advierte de que la movilización ciudadana para el referéndum no cambia el hecho de que Grecia está al borde de la quiebra. "El Gobierno tiene que afrontar esa realidad y emprender reformas", subraya en el rotativo.

"Si siguen negándose a las reformas, iniciar unas nuevas negociaciones no tiene sentido", ha advertido el comisario germano.

De Guindos: lo esencial es que Grecia ponga en marcha reformas

En esa misma línea se ha pronunciado el ministro de Economía español, Luis de Guindos, quien ha advertido a Grecia de que está "en los últimos segundos" para poder lograr un acuerdo y que el punto más importante de la negociación no es una reestructuración de la deuda griega. Lo esencial -ha continuado el español- es que Grecia ponga en marcha las medidas que le permitan recuperar el crecimiento.

En ese contexto, ha explicado que el coste de financiación de la deuda y la carga financiera de la misma es "reducida", y, por tanto, no es un tema urgente mientras que sí cree que lo es acordar un tercer programa.

"La pelota está en el campo griego", ha subrayado De Guindos, antes de reiterar que, si se va a empezar la negociación de un tercer programa para Grecia, eso lleva tiempo y, mientras tanto, la situación en el país heleno es que los bancos no abren.

Ante la posibilidad de una salida de Grecia del euro, el ministro español ha asegurado que ésa es una situación que nadie quiere, pero ha recalcado que el Gobierno griego debe poner sobre la mesa las condiciones para evitarlo.

Países más pequeños del Este europeo como Letonia, Lituania y Eslovaquia se muestran mucho más duros con Atenas. Letonia, por ejemplo, considera que una expulsión de Grecia del euro no perjudicaría a la moneda única. Por su parte, Eslovaquia advierte que aplicar una quita a la deuda griega es una de sus líneas rojas.