Martin Barzilai retrata a insumisos de la 'mili' en Israel: "Con 18 años, van en contra de todo lo aprendido"
- El fotógrafo publica Nous refusons (Rechazamos), un libro de entrevistas con desertores del Ejército
- La pena de cárcel que se aplica a los insumisos "es completamente aleatoria", denuncia una organización
Elisha e Itamar respondieron que "no" cuando lo más frecuente es contestar "sí". Elisha e Itamar son insumisos al servicio militar israelí. En su país les llaman refuzniks por haber tomado esa decisión.
Elisha dejó Israel unos meses después de dar a luz, se mudó a Francia porque no quiere criar a un niño en una sociedad que "piensa que nunca estará en paz" con los palestinos. Itamar tiene doble nacionalidad y podría marcharse sin problemas, pero ha decidido quedarse: "Si yo abandono, ¿quién luchará en mi lugar?" por la paz.
A Elisha Baskin e Itamar Greenberg también les califican como "amantes de los árabes" o a los "que no les gusta ser judío". El fotógrafo uruguayo Martín Barzilai ha entrevistado desde 2008 a Elisha, Itamar y a decenas de desertores como ellos: "Son vistos como traidores, gente aparte".
En Israel, a los 18 años, los hombres y las mujeres se enrolan obligatoriamente en el Ejército. Ellos pasan tres años vestidos de camuflaje; ellas, dos. El país hace una excepción con dos colectivos: los palestinos que son ciudadanos israelíes (21% de la población en 2025, según la Oficina de estadísticas del Estado), y los judíos ultraortodoxos (el 14% de los practicantes de esta rama de la religión, con base en los datos del Instituto de la democracia de Israel).
En junio de 2024, el Tribunal Supremo dictaminó por unanimidad el fin de la exención militar para los judíos ultraortodoxos. Tras esto, el Ejército ha comenzado a emitir avisos de reclutamiento a estos hombres, aunque de forma limitada.
Y luego están, también, los refuzniks, los que sí están obligados a ir, pero no empuñan un fusil, o los que desertan tras pasar a la reserva. Consultado, Israel no ha dado cifras de este grupo. Barzilai ha seleccionado 15 conversaciones con ellos y las ha publicado en francés en el fotolibro Nous refusons (Rechazamos, 2025, Éditions Libertalia).
En este trabajo, el fotógrafo continúa el proyecto que inició con Refuzniks (2017), donde recopiló el testimonio de 46 personas que respondieron con un "no" a la llamada para servir en el Ejército israelí. Y, ahora, amplía ese mosaico con nuevos protagonistas y con la actualización de entrevistas a personas que salen en el primer libro. En esta ocasión, realizadas después de la agresión de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023.
Barzilai entrevista en 'Nous refusons' a personas que rechazan hacer el servicio militar en Israel. Imagen de la cubierta del libro, cedida por la editorial Libertalia. RTVE
"Esperé tres meses antes de contactarles tras el ataque porque pensé que tendrían un trauma que digerir", expone el fotógrafo. Y la primera pregunta que les hizo fue si habían cambiado de opinión: si el atentado les hacía replantearse su rechazo a tomar las armas. "Ninguno me lo dijo", apostilla Barzilai, "es justamente al contrario: están más convencidos de que la solución al conflicto con los palestinos no es la violencia", sentencia.
“A día de hoy, el Ejército no protege más a Israel, sino que defiende el proyecto de colonización. Avner Wishnitzer, 'refuznik'.“
Dar la cara
Ninguno de los protagonistas de los libros de Barzilai duda en ponerse ante la cámara y contar su historia, como reflexiona el fotógrafo: "Hay una cuestión moral muy fuerte porque reconocen que su sociedad está mal". Desde el 7 de octubre, sin embargo, "ser refuznik es mucho más difícil", explica el autor. Esa fecha ha actuado como una "bisagra" que cierra una puerta, argumenta.
Meses antes del atentado de Hamás, durante las manifestaciones contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y su reforma judicial, "la gente que rechazaba el Ejército no estaba tan mal vista porque existía mucha oposición al Gobierno", cuenta Barzilai. Y resalta que había, incluso, "militares de alto rango" que se pronunciaban en contra de la nueva ley.
Barzilai utiliza el retrato en sus publicaciones para "intentar que los europeos puedan identificarse" con estos desertores. Los fondos de sus fotografías son, en algunos casos, muros grafiteados, desconchados, y alambradas donde la vista se queda atrapada. Pero también hay caminos que se abren en un jardín.
El fotógrafo uruguayo Martin Barzilai empezó en 2008 a entrevistar a personas que rechazan formar parte del Ejército de Israel. Patrick Cockpit. Cedida a RTVE.
El autor cuenta que aparecía media hora antes a la cita con el entrevistado y daba vueltas para encontrar el espacio adecuado para enfocar su cámara. "Era imposible hallar algo que se parezca a un lugar en guerra", razona, y "tampoco quería fotos con las playas de Tel Aviv y edificios nuevitos", continúa. Y solventa el dilema: "El fondo muestra que ellos son la parte un poco escondida del país".
"Es importante ir a la cárcel"
Como muchos de los refuzniks, Omer Goldam entró en una prisión militar tras declararse insumisa. Perdió cinco kilos y se le cayó parte de su cabello durante los dos meses que estuvo recluida. Oren Feld, tras rechazar servir como reservista, fue encarcelado. Una vez ahí, le metieron en una celda de aislamiento "donde la luz no se apaga jamás", explica en el libro.
La pena de cárcel que se les aplica a los refuzniks "es completamente aleatoria", denuncian desde Mesarvot, una asociación de apoyo a los objetores de conciencia. Ronda "normalmente", como explica un portavoz de la organización, "más de 50 días, en periodos de diez a 30". Sin embargo, después del 7 de octubre, los insumisos pasan "más de 120 días" entre rejas a causa de una "nueva ley con sanciones más altas", resumen desde Mesarvot.
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Transcripción completa
que hoy han provocado graves disturbios
frente a las oficinas de reclutamiento.
La protesta ha durado horas
Están bloqueando la principal vía del tranvía,
ha habido incidentes en las últimas horas.
Han pasado toda su vida estudiando la torá,
sin ellos no existiría ni Israel, ni el mundo,
lo hacen por nosotros,
dice esta mujer, mostrando su apoyo a los religiosos.
Una y otra vez, los haredis, que significa temerosos de Dios,
han bloqueado el tráfico,
han parado vehículos y han desafiado a la Policía,
a la que insultaban con gritos de nazis.
Son estúpidos estos chicos dice este otro religioso
que sí ha entrado en el Ejército.
hace solo tres meses,
y quien cree que las leyes son iguales para todos.
Hasta ahora los haredis gozaban de excepción militar
pero el Supremo ha revocado esa decisión
y ha ordenado su reclutamiento.
Se esperan días de protestas y violencia
en torno sobre todo a Mea Sharim, el barrio ultraortodoxo de Jerusalén
que desde hoy está en pie de guerra.
Por su parte, el Ejército israelí no especifica la duración de las condenas ni por qué unas duran más que otras. En un comunicado, solo explican el procedimiento previo: "Tras no comparecer tres veces, se emitirá una orden de arresto". Desde ese momento, el refuznik no puede abandonar el país "sin completar los trámites de reclutamiento".
Los relatos de Omer y de Oren son casi una excepción en las entrevistas con Barzilai: son muy pocos los insumisos que exponen sus vivencias en los calabozos. "No quieren contar lo mal que lo pasaron porque para ellos no es nada comparado a lo que viven los palestinos", expone el fotógrafo.
Itamar también pasó varios meses entre rejas tras negarse a vestir el uniforme militar. Sin embargo, lo acepta como parte de su compromiso por la paz: "Creo en la ley. Si cada uno hiciese lo que quisiera, sería una situación insostenible. Y es importante ir a la cárcel porque he hecho algo que va contra la ley", reflexiona en la obra.
La decisión de no presentarse en cuartel del Ejército llega en plena juventud, en el instituto, un espacio que muchos de los protagonistas sienten que está muy militarizado. Así lo recuerda Elisha: "En mis dos últimos años, los oficiales venían a motivarnos para hacer el servicio militar". En otra entrevista con Barzilai, Oren Ziv explica cómo estudiaba a un centro en Haifa que daba formación militar. Y Einat Gerlitz argumenta cómo en su escuela "mucha gente elegía las asignaturas en función del trabajo que querían hacer en el ejército".
Los participantes en los libros de Barzilai tienen un recuerdo muy nítido de esa etapa de su vida, con apenas 18 años. El fotógrafo lo enmarca: "Deciden ir a la cárcel en contra de todo lo que aprendieron en la escuela, de la moral mayoritaria de la sociedad".
“Es importante conocer el relato de los palestinos, pero, también, entender qué ocurre en el interior de Israel. Oren Feld, 'refuznik'“
Tras el 7 de octubre, esa decisión de juventud acompaña el día a día de muchos de los refuzniks. No pueden entrar en Gaza, "pero en Cisjordania están superactivos porque se hicieron amigos de los palestinos y no les quieren dejar solos", rememora el fotógrafo. Así, por ejemplo, Itamar mantiene su lucha, la que no abandona: acude al menos dos veces por semana a Cisjordania a documentar las acciones de los colonos. "Su día a día es complicado, pero piensa que es necesario estar ahí", narra Barzilai.
A Avichai Mohar, otro refuznik que aparece en Nous refusons, le partieron la cara el pasado 24 de mayo unos colonos mientras documentaba la expulsión de palestinos en el pueblo cisjordano de Mughayyir al-Deir. Elisha, desde Francia, reconoce que tiene miedo de cómo pueden reaccionar sus vecinos al saber que es israelí, pero no duda en recoger fondos para ayudar a Gaza.
"Dicen que no son héroes por haber ido a la cárcel" tras declararse insumisos, cuenta Barzilai. Cuando les mira a través de la cámara, ve "humildad, pero también una cierta seriedad mezclada con el orgullo de ser lo que son", de haberse despojado del uniforme verde oliva.