EE.UU. golpea el corazón del programa nuclear iraní: el antes y el después de las instalaciones atacadas
- Las centrales de Fordow, Natanz e Isfahán eran vitales para el desarrollo del programa nuclear iraní
- Estados Unidos ataca Irán, sigue la última hora en directo
Estados Unidos ha entrado en guerra con Irán esta madrugada con un ataque sin precedentes dirigido al corazón del programa nuclear iraní en un movimiento que supone un punto de inflexión en la escalada bélica en Oriente Próximo. Donald Trump ha elegido las tres centrales nucleares que son la punta de lanza del régimen persa -Fordow, Natanz e Isfahán- y ha calificado la ofensiva como "un éxito militar espectacular".
El presidente de EE.UU. ha asegurado que el objetivo era "la destrucción de la capacidad nuclear de Irán" y, para ello, ha bombardeado tres centrales con roles clave para el programa nuclear: Fordow, la gran instalación subterránea, era el objetivo más difícil de alcanzar y el que había disparado las alarmas recientemente por su alto nivel de enriquecimiento de uranio, cercano al 90%; Natanz era la planta que acogía las centrifugadoras más avanzadas; e Isfahán era la sede que alimentaba a las otras dos por su capacidad de conversión de uranio, indispensable para su posterior enriquecimiento.
Objetivo: destruir la capacidad nuclear iraní
El programa nuclear iraní ha estado en el punto de mira de la comunidad internacional durante años. Su origen se remonta a la década de los 50, cuando Irán estaba gobernado por una monarquía respaldada por Estados Unidos y entonces Washington no lo veía como una amenaza. Tras la Revolución Islámica de 1979, la recién formada República Islámica de Irán se acercó a Rusia y China para desarrollar su capacidad nuclear y ya a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, Irán desarrolló abiertamente la investigación en armas nucleares, aunque declaró que detendría su programa en 2003. A partir de ese año, Irán continuó con su programa nuclear civil y esto despertó las sospechas de las principales potencias mundiales hasta que en 2015 llegaron a un acuerdo histórico con Teherán para limitar el alcance de sus operaciones. La retirada unilateral de EE.UU. de este acuerdo en 2018 desestabilizó la lucha contra la proliferación nuclear en Irán que, en estos momentos, acumularía aproximadamente 275 kilos de Uranio enriquecido al 60%, cerca del nivel necesario para fabricar bombas atómicas (90%), según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Irán siempre ha defendido que sus instalaciones nucleares no tienen fines militares, pero el salto tecnológico desarrollado en los últimos años ha alimentado las sospechas sobre una ambición armamentística encubierta y, según los expertos, hasta hoy se encontraba en una posición técnica para desarrollar capacidades nucleares militares en un plazo de tiempo muy breve. Las plantas de Natanz y Fordow habían llegado a acumular casi 15.000 centrifugadoras avanzadas operativas, según datos del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS, por sus siglas en inglés), un incremento del 94% con respecto a 2024.
Irán, conocedor de los recelos hacia su programa nuclear, ha construido una infraestructura compleja formada por múltiples instalaciones, algunas de ellas bajo tierra y estratégicamente distribuidas para incrementar la seguridad ante ataques externos. Israel había pedido ayuda a Estados Unidos porque solo Washington dispone del arsenal necesario para alcanzar los búnkeres nucleares iraníes. Y, finalmente, Trump ha respondido a esta llamada con las armas de más alta precisión: seis bombas antibúnker capaces de perforar 60 metros de hormigón y una treintena de misiles Tomahawk lanzados desde submarinos y destructores estadounidenses.
A continuación, vamos a repasar con detalle las capacidades de estas tres instalaciones nucleares para entender por qué han sido objetivo de EE.UU.*
Fordow, el búnker más profundo
La planta de enriquecimiento de Fordow, construida en secreto y revelada al público en 2009, está ubicada cerca de la ciudad de Qom, al sur de Teherán, y se encuentra enterrada bajo una montaña, reforzada por múltiples capas de hormigón y sistemas de defensa aérea. Por su ubicación subterránea, a unos 70 metros bajo tierra, ha sido considerada durante años prácticamente impenetrable a bombardeos convencionales.
A pesar de que el número de centrifugadoras de Fordow es mucho menor que el de Natanz, su capacidad de producir uranio enriquecido al 60% es mucho mayor: 33,5 kilogramos por mes, según el último informe del Instituto de Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS), porque sus centrifugadoras están dedicadas principalmente a trabajar con el uranio de mayor pureza. Inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica detectaron en 2023 rastros de uranio enriquecido al 83,7%, cerca del 90% necesario para fabricar un arma nuclear. Tras el ataque de esta madrugada, según Trump, "Fordow ha desaparecido" del mapa.
Natanz, las centrifugadoras más avanzadas
La instalación nuclear de Natanz, ubicada en el centro de Irán y al sureste de la capital, es el complejo de enriquecimiento de uranio más grande y emblemático del país. Parte de sus estructuras están bajo tierra, pero otra parte permanece en superficie, lo que la hace más vulnerable a ataques aéreos que otras centrales como Fordow.
Alberga la mayor parte de las centrifugadoras avanzadas del programa, responsables de producir material cercano al grado armamentístico, y ha sido durante años el corazón del programa de enriquecimiento de Irán, lo que la ha situado en el centro de tensiones internacionales, sabotajes y negociaciones nucleares, incluyendo el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) de 2015, firmado entre Irán, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania. Desde la retirada de EE.UU. de este acuerdo en 2018, Natanz ha incrementado significativamente su producción de uranio enriquecido.
Este no es el primer ataque a Natanz, que ya ha sido objetivo de Israel en varias ocasiones: en 2010, el virus informático Stuxnet saboteó las centrifugadoras; dos explosiones dañaron las instalaciones en 2020 y 2021; y en los últimos días el Ejército hebreo ya causó "daños significativos" a algunos edificios de este complejo.
Isfahán, el eslabón químico de la cadena nuclear
El Centro de Tecnología Nuclear en Isfahán es una instalación dedicada al tratamiento de uranio y cumple un papel fundamental: transforma el uranio natural en hexafluoruro de uranio (UF6), un gas esencial para alimentar las centrifugadoras de Fordow y Natanz. Sin esta planta de conversión, el uranio natural no puede procesarse para su enriquecimiento, por lo que el ataque estadounidense ha destruido un eslabón químico clave en la cadena nuclear.
Esta planta fue atacada por Israel el primer día de la guerra, el pasado 13 de junio, y este sábado, horas antes de la ofensiva estadounidense, lanzó otro bombardeo.
La agencia nuclear de Irán ha confirmado los ataques sin entrar en detalles del nivel de destrucción alcanzado, y ha insistido en que su trabajo no se detendrá.
*En esta información ha colaborado Samuel A. Pilar.