Israel traslada al activista de la Flotilla Tiago Ávila a una prisión más restrictiva
- La eurodiputada francesa Rima Hassan también fue trasladada pero ya ha sido devuelta junto a los otros voluntarios
- Los ocho voluntarios que no aceptaron la deportación voluntaria se enfrentan a permanecer un mes en prisión
Las autoridades israelíes han sido tajantes en sus amenazas de arrestar a los tripulantes de la Flotilla de la Libertad que se negaran ser repatriados a sus países y han trasladado a la eurodiputada francesa, Rima Hassan y al activista por la justicia climática Tiago Ávila a un régimen de prisión más represivo.
El grupo legal palestino Adalah, que representa a los activistas en Israel, ha informado que la eurodiputada ha sido trasladada durante unas horas a la prisión de Neve Tirza y han denunciado que ha estado retenida "en condiciones inhumanas", bajo "infestaciones de chinches y acceso únicamente a agua corriente no potable".
El grupo ha relatado que el traslado a una prisión más represiva se ha producido como respuesta a la acción de Hassan, quien escribió "Palestina Libre" en la prisión de Givón cuando fue ingresada tras su llegada al puerto de Asdod. En ese centro penitenciario también se encuentran retenidos los otros ocho activistas restantes que no aceptaron ser deportados de Israel y que permanecen a la espera espera de una deportación forzosa.
Ávila también ha sido trasladado a otra prisión, en este caso de la de Ayalon, cerca de Tel Aviv, tras iniciar una huelga de hambre y sed en la cárcel de Givón.
La tripulación a bordo del barco Madleen fue interceptada el lunes en su intento de desembarcar en Gaza con paquetes de ayuda humanitaria para la población. Los gazatíes solamente pueden acceder al reparto de comida en algunos puntos del enclave gestionados por el grupo privado GHF, respaldado por Israel. Sin embargo, desde que comenzara esta forma de reparto, prácticamente todos los días se reportan muertes de personas en los intentos de recibir la comida. Este miércoles, al menos 57 personas han muerto intentando acceder a alimentos.
"La ley es inaplicable a los voluntarios"
Los ocho activistas que rechazaron firmar la deportación voluntaria continúan detenidos en Israel y podrían permanecer hasta un mes en el país, según informó este miércoles su equipo de abogados. "El Tribunal fijó una revisión de seguimiento de la custodia para el 8 de julio, en caso de que la deportación no se produzca antes", ha informado el grupo Adalah. Precisamente ha calificado esta sentencia como una "detención arbitraria" que "viola el derecho internacional".
En el comunicado que extendió el grupo a los medios de comunicación califican de "inaplicable" la ley "entrada ilegal a Israel" bajo la que los activistas han sido detenidos. El grupo explica que los voluntarios "ni intentaron entrar en el país ni pretendieron hacerlo en sus aguas territoriales". "Su ruta prevista era desde Sicilia hasta aguas internacionales y luego directamente a las aguas territoriales internacionalmente reconocidas del Estado de Palestina, en Gaza", continúa la nota.
Los abogados han denunciado que las autoridades israelíes "interceptaron y se apoderaron a la fuerza" del navío y "detuvieron a los voluntarios, violando su voluntad y sus derechos fundamentales conforme al derecho internacional". Además, el grupo ha asegurado que la intercepción ocurrió en aguas internacionales, algo que el Gobierno israelí no ha confirmado ni desmentido.
Los ocho de Ramla
De los 12 activistas que tenían intención de llegar a Gaza, ocho han sido retenidos en Israel: Suayb Ordu, de Turquía; Mark van Rennes, de Países Bajos; Pascal Maurieras, Reva Viard, Yanis Mhamdi y Rima Hassan, de Francia; Thiago Ávila, de Brasil; y Yasemin Acar, de Alemania.
Los cuatro que sí aceptaron la deportación voluntaria ya han abandonado el país. Entre ellos se encuentran la activista sueca Greta Thunberg; el activista español Sergio Toribio; y los franceses, el periodista Omar Faiad y el activista Baptiste Andre.
Mientras tanto, dentro del enclave, Israel sigue limitando la poca ayuda humanitaria que entra y los momentos de reparto de comida se han convertido en un polvorín de muertes gazatíes, unas veces a manos de soldados israelíes y otras por milicias afiliadas al Dáesh, reconocidamente financiadas por Netanyahu.