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León XIV pide unidad a la Iglesia para combatir "prejuicios" y "el miedo a lo diferente" en su inicio de pontificado

  • El papa da comienzo oficial a su pontificado en una misa ante 200.000 fieles y 150 delegaciones internacionales
  • El pontífice no puede ser "un líder solitario o un jefe por encima de los demás", asegura en la homilía Prevost
Inauguración del pontificado de León XIV con una misa solemne en la plaza de San Pedro
ÁLVARO CABALLERO
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El papa ha dado este domingo comienzo oficial a su pontificado con una misa solemne ante unos 200.000 fieles y 150 delegaciones internacionales presentes en la plaza de San Pedro de Roma. En la ceremonia, celebrada en el exterior de la plaza, León XIV ha recibido las insignias papales del palio y el anillo del pescador, un momento de gran carga simbólica.

En la homilía, el pontífice ha incidido de nuevo, como en sus anteriores discursos, en el valor de la paz en un mundo desgarrado por las guerras. "En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente", y por "un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres".

Una referencia con mucho eco de Francisco, a quien ha recordado al inicio de su alocución, levantando un gran aplauso por parte del público que ha abarrotado la plaza.

León XIV plantea una iglesia unida contra el odio y un sistema que "margina y explota"

En este contexto, León XIV ha expuesto como el "primer gran deseo" de su pontificado "una Iglesia unida" que "se convierta en fermento para un mundo reconciliado". Ha resaltado así el lema de su papado, que hace a su vez referencia a una cita de San Agustín: "En el único Cristo somos uno".

Pero no solo ha pedido unidad dentro de la Iglesia, sino también "con quienes transitan otros caminos religiosos", "con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad". Todos unidos para "construir un mundo nuevo donde reine la paz".

Una Iglesia que no se sienta "superior" al mundo

Robert Francis Prevost, que ha sido misionero durante muchos años en Perú, ha destacado que "el espíritu misionero" es el que debe animar a la Iglesia. "Sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo, ni sentirnos superiores al mundo; estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos", ha lanzado ante miles de fieles.

Todo para que "se realice esa unidad que no anula las diferencias, sino que valora la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo".

"No se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús", ha resaltado a la hora de hablar de la misión de su pontificado.

En la misma línea, el pontífice estadounidense ha afirmado que el papa no puede ser "un líder solitario o un jefe por encima de los demás" pues "Dios, quiere a todos unidos en una única familia". "Pedro debe apacentar el rebaño sin ceder nunca a la tentación de ser un líder solitario o un jefe que está por encima de los demás, haciéndose dueño de las personas que le han sido confiadas, por el contrario, a él se le pide servir a la fe de sus hermanos, caminando junto con ellos", ha apuntado.

Recibe emocionado el palio y el anillo del Pescador

León XIV se ha dado un baño de masas recorriendo en papamóvil la plaza y la Via della Conciliazione, la avenida que une simbólicamente Roma con el Vaticano. A las 10.00 hora local ha comenzado la ceremonia con una oración ante la tumba de San Pedro en la basílica, un rezo que resalta el vínculo del papa, que es también obispo de Roma, con el apóstol Pedro y su martirio.

Después, en el altar, tres cardenales de tres órdenes (diáconos, presbíteros y obispos), representando tres continentes, le han impuesto a León XIV los símbolos papales, que el pontífice ha recibido visiblemente emocionado.

El papa ha elegido que este ritual lo realice un cardenal europeo, el protodiácono Dominique Mamberti –quien pronunció el Habemus Papam–, uno africano, el congoleño Fridolin Ambongo Besungu, y uno asiático, el filipino Luis Antonio Tagle, quien figuraba como papable. Todo ello como manera de representar la universalidad de la Iglesia.

Ambongo Besungu le ha impuesto el palio, un ornamento litúrgico confeccionado con lana de corderos que evoca al Buen Pastor. Se trata de una estola blanca que representa el peso del 'rebaño' sobre los hombros del pastor, decorada con seis cruces negras de seda y enganchado con tres agujas que representan los clavos de la Cruz.

Mientras, Tagle le ha entregado el anillo del Pescador, símbolo que lleva cada papa y tiene un valor simbólico profundo: actúa como sello que autentica la fe, una misión encomendada a Pedro por Jesús. El sello representa a San Pedro con las llaves y la red de pescador. En su interior, la inscripción 'Leo XIV' (en latín) y su escudo pontificio.

El papa León XIV recibe el anillo del Pescador, símbolo del papado

"Hoy, tú sucedes al beato apóstol Pedro", ha proclamado el purpurado filipino, antes de entregarle el anillo. Acto seguido el nuevo pontífice se ha mirado por unos instantes la mano, casi conteniendo las lágrimas, mientras la plaza ha roto en un sonoro aplauso.

Tras ello, el papa ha recibido la promesa de obediencia de 12 personas, en representación de toda la Iglesia católica. Hasta hace unos años eran todos los cardenales los que prometían obediencia, aunque el rito ha cambiado. Ahora lo han hecho tres purpurados de tres continentes, un matrimonio y dos jóvenes, entre otros.

Zelenski, Vance o los reyes de España en el acto

Al acto han asistido 150 delegaciones de jefes de Estado y dirigentes de todo el mundo, como el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance -frente a la ausencia del presidente, Donald Trump-, o el presidente israelí, Isaac Herzog. Con Zelenski el papa se reunirá en la tarde de este domingo, según ha anunciado el Vaticano

Por parte de España han acudido los reyes, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el ministro de Justicia, Presidencia y Relación con las Cortes, Félix Bolaños, así como el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.

La reina Letizia ha acudido vestida de blanco, un privilegio que según el protocolo vaticano solo ostentan las reinas católicas, ya que el resto debe llevar prendas oscuras. Los reyes han podido saludar al papa en el interior de la basílica, pero no así el resto de la delegación.

El papa ha saludado además a las delegaciones completas de Italia (la más numerosa), así como a las de Estados Unidos y Perú, países de los que el papa tiene nacionalidad.

León XIV fue elegido papa en el cónclave celebrado tras la muerte del papa Francisco. Nacido en Chicago, Estados Unidos, el cardenal agustino Robert Francis Prevost dedicó 40 años de su trabajo y vida a Perú, donde ejerció como misionero y obispo de Chiclayo.