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Una monja se salta el protocolo y se acerca al papa para despedirse de él a escasos metros

Una monja se salta el protocolo y se acerca al papa para despedirse de él a escasos metros
RTVE.es (texto) / RAQUEL GONZÁLEZ (enviada especial de TVE a Roma)

Puede que sea una de las imágenes más potentes y, sin duda, será una de las que marque la despedida al papa Francisco. Es el momento en el que una monja de 82 años se salta el cordón de seguridad que rodea el féretro del pontífice y se acerca al cuerpo para darle su último adiós a escasos metros de distancia.

Sor Geneviève Jeanningros no ha dudado en obviar el protocolo, pero nadie ha puesto problemas: le han permitido llorar. Y es que no solo se despedía del papa, también, de un amigo. La religiosa tenía un vínculo especial con el pontífice: es la sobrina de una monja argentina amiga de Bergolio que desapareció durante la dictadura.

Sor Geneviève compartía con el papa Francisco su pasión por ayudar a los más frágiles, a los desfavorecidos. Vive en una caravana y ayuda a prostitutas y a transexuales.

Miles de personas se reúnen en San Pedro para despedir al papa Francisco

Ella es una de las miles de personas que querían dar su último adiós al papa. Esta mañana, a las 9.00 horas, ha comenzado el ritual en la capilla de la residencia de Santa Marta, el hogar del papa Francisco durante su papado. Tras una ceremonia discreta, dirigida por el cardenal camarlengo —que lidera el Vaticano durante la sede vacante— se ha puesto en marcha el cortejo fúnebre.

Al ritmo de la campana de los difuntos, cerca de 80 cardenales han acompañado al féretro en una procesión pausada. También iba la llamada familia laica del papa: sus tres secretarios, su enfermero y sus asistentes.

El ataúd, sencillo y abierto, lo han portado 14 sediarios, como se conoce desde hace siglos a los encargados de llevar los restos del pontífice. El féretro ha sido escoltado por las calles del Vaticano por la Guardia Suiza hasta San Pedro.

En la plaza aguardaban más de 20.000 personas en un silencio que han roto con aplausos ante la llegada del pontífice. Ya en el interior de la basílica, el cuerpo ha sido colocado ante el altar de confesión sobre una pequeña plataforma, ligeramente inclinada y no sobre un catafalco, según pidió Francisco. El papa quería sencillez: ha ido vestido con una casulla roja, en vez de con un atuendo especial, y con una mitra que ya había utilizado.

Antes de permitir la entrada al público, se ha celebrado un servicio en el que el camarlengo ha pedido a Dios que dé al pontífice un "descanso eterno".