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Del paro al autoempleo o el emprendimiento después de los 50 años: "Me niego a que mi vida profesional haya acabado"

  • Los emprendedores seniors consolidan más sus proyectos y generan más innovaciones y empleo, según distintos estudios
  • La experiencia les permite gestionar mejor en un contexto de incertidumbre, pero no es el único factor que influye

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Una mujer trabaja en su ordenador portátil, en una imagen de archivo
Una mujer trabaja en su ordenador portátil, en una imagen de archivo

Julio Estalella, ingeniero, rondaba los 55 años cuando decidió emprender con su propia salsa picante, estilo tabasco, pero con vinagre de Jerez. A Ana Cabezas, de 59, la oportunidad se le presentó también hace solo unos pocos años y hoy lidera una startup de desarrollo de software para empresas. Estos dos emprendedores entran en la categoría llamada 'senior' en el mundillo y, pese al estereotipo del fundador joven, ni su decisión valiente ni sus buenos resultados hasta la fecha son una excepción.

El 14% de la actividad emprendedora reciente en España la protagonizan personas entre 55 y 64 años, según el informe de 2022 del Monitor Global de Emprendimiento (GEM, por sus siglas en inglés). Supone un porcentaje inferior al del resto de grupos mayores de 25 años, sin embargo, si nos fijamos en la supervivencia de los proyectos, se revela otra tendencia: a más edad, más éxito. El 35% de las empresas que llegan a consolidarse corresponden a los emprendedores más mayores de la tabla, por delante de los de entre 45 y 54 (30%), entre 35 y 44 (26%) y entre 25 y 34 (8%).

Además, un estudio alemán publicado recientemente (con datos de entre 2008 y 2017) concluye que los emprendedores de más edad tienen más probabilidades de generar innovaciones que introducen nuevos productos o servicios en el mercado.

Discriminados por el mercado de trabajo, prejubilados, empleados…

Para muchos, como le ocurrió a Estalella, la semilla del emprendimiento comienza a brotar cuando se quedan en el paro. "Mientras buscaba trabajo, me apareció por casualidad un video de cómo hacer tu propia salsa tabasco", cuenta el empresario a RTVE.es, que decidió hacer la prueba con vinagre de Jerez, como años atrás se le había ocurrido que podía hacerse. Al mostrar el resultado a unos amigos en un asado —"porque ningún buen plan ha salido delante de una ensalada", apostilla— saltó la chispa. "Uno de ellos me dijo: Esto está muy bueno, ¿por qué no nos metemos al lío? Y los que estaban en la mesa dijeron: Venga, pongamos un dinerito. Y medio en guasa, medio en serio, aquí me ves desde hace tres años pegando pedales" con Salsas Quietud.

El camino de aprendizaje, trabajo, organización y gestión que vino después no ha sido tan fácil como transmite esa primera anécdota, pero la escena sí revela algunos de los factores que explican por qué los emprendedores seniors consiguen mejores resultados que los jóvenes: "la experiencia personal, la experiencia profesional, los contactos, el conocimiento del sector y la menor dificultad de acceder a la financiación", según enumera Guillem Arís, director del Autoocupació, organización catalana que fomenta la creación de empresas con asesoramientos, cursos, etc.

Arís distingue tres perfiles de emprendedores mayores de 50 años. Primero, los "discriminados" por el mercado de trabajo que necesitan seguir cotizando y se sienten activos, un grupo en el que se encuentran los profesionales menos cualificados aunque no son los únicos. Segundo, los exempleados de grandes empresas que, al prejubilarse con una buena situación económica, deciden "por primera vez en su vida, trabajar a su manera, hacer aquello que les gusta, sentirse independientes y aprovechar todo su conocimiento". Por último, quienes están trabajando por cuenta ajena, pero al ver una oportunidad de negocio deciden renunciar al empleo y emprender. "Quizás son los menos", reconoce el economista.

La experiencia vital y profesional, clave del éxito

"Yo creo que no hubiera tenido capacidad de emprender con 30. No sabría cómo gestionar, no sabría nada. Mi experiencia previa ha sido la clave desde el origen de la idea: yo capitalicé mi experiencia como directora financiera para dedicarla a otro ámbito, el de la calidad". Con estas palabras, Ana Cabezas pone en valor la trayectoria que le llevó hasta crear su startup, Soy ISO+Digital, que hoy tiene 12 empleados en Perú, y le permite "gestionar el día a día con la cabeza muy fría".

El optimismo, la perseverancia, la austeridad son otros rasgos que considera que le han sido de mucha ayuda en su empresa tecnológica, porque ella también conoce la parte amarga de los negocios. Antes de mudarse a Perú por una oportunidad laboral, había perdido todos sus ahorros en un proyecto que acabó mal. "Me niego a que con 52 años mi vida profesional se haya acabado", se dijo. Y en el país andino, comenzó la nueva etapa que le llevó hasta el emprendimiento.

Para el director del equipo GEM en La Rioja, Luis Ruano, ese conocimiento práctico y técnico acumulado, así como las habilidades formales e informales desarrolladas con los años, son lo que marca la diferencia en el caso de los emprendedores seniors. "Ese bagaje hace que tengas una mochila con más herramientas para tratar de luchar contra la incertidumbre que enfrentamos hoy en día y hace que el proyecto sea más resistente", explica en una conversación con RTVE.es.

Ruano cita igualmente una mayor facilidad para conseguir financiación, ya sea porque han tenido más tiempo para ahorrar y acumular cierto capital, porque disponen de una mayor red de contactos solventes o porque transmiten más confianza a los potenciales inversores externos.

En este caso, Ana Cabezas también tiró de experiencia. "Al final, los financieros lo que hacemos es estar todo del día negociando para sacar rédito a los bancos y esa capacidad de negociación también me ha servido mucho", apunta.

La cautela del "último cartucho"

Pero actualmente solo el 14% de los emprendedores tiene más de 50 años. ¿Cuál es el freno? "El miedo, la aversión al riesgo, la sensación de que es el último cartucho", responde Guillem Asís. "Tengo 50 años, el ahorro o la indemnización por despido es lo único que tengo, ¿y me lo tengo que jugar todo a una carta a ver si sale bien?", ilustra el director de Autoocupació. Por ello, cuenta, muchos optan por comprar un negocio que ya está en marcha, en lugar de montar uno nuevo.

Ese miedo, o cautela, también invade a los emprendedores. Cabezas admite que la "sensatez" le impide dar determinados pasos más arriesgados, y tira de refranero. "El gato escaldado del agua caliente, huye", recita, aunque considera que esa es también una virtud. En ese sentido, ella lamenta que a menudo se "frivolice" con el emprendimiento: "Hay que contar también la cara amarga, es un camino de alguna rosa y muchas espinas".

Y la edad también pesa. "Intelectualmente, voy como un tiro, pero las fuerzas fallan", resume Julio Estalella, quien reconoce que todas las tareas que antes delegaba en equipos ahora le tocan solo a él, aunque de vez en cuando sus hijos, su mujer o algunos de sus amigos socios le echan una mano.

Ambos refieren la "soledad" del emprendedor a la hora de tomar decisiones que pueden afectar a la marcha del negocio, como le ocurre a tantos otros empresarios y autónomos, jóvenes o viejos. Cabezas reconoce que no puede contar todas sus "miserias" al equipo de trabajadores y Estalella recurre a sus socios para contrastar opiniones. De nuevo, la experiencia de los años les alivia esa carga.

El emprendimiento senior, ¿de "calidad"?

Finalmente, desde el observatorio GEM llaman a medir e impulsar también la "calidad" del emprendimiento en España. "Es muy necesario tener la ambición de crecer, que [el proyecto] tenga tecnología, que tenga diferenciación", señala Luis Ruano, que cree que en esta cuestión no es tan relevante la edad, como la voluntad. "Hoy, la capacidad vital de una persona de más de 50 años es muy alta, entonces ya depende de la inquietud de cada uno".

Por su parte, Guillem Asís sí destaca la aportación cualitativa del emprendimiento maduro. "Normalmente, las empresas que ponen en marcha las personas seniors consiguen un nivel de facturación más alto. Es decir, una persona joven puede montar un negocio y estar dos años intentándolo desde casa de sus padres sin cobrar un duro, una persona de 55 años con dos hijos estudiando no suele poder permitirse ese lujo", ejemplifica. Y añade que también generan más empleo: "Tienen menos aversión a contratar a gente porque ya han dirigido equipos muchos veces".

Así, ambos expertos llaman a poner en marcha medidas para fomentar el emprendimiento en las últimas etapas profesionales, por su potencial impacto positivo en la economía del país. "Me recuerda a las películas en las que salen tribus donde las personas mayores son las más valoradas porque aportan esas experiencias, ese conocimiento y esa templanza que los jóvenes no tienen, aunque tengan otras cualidades", reflexiona Luis Ruano, de GEM La Rioja, y elogia los equipos que aúnan las "dos visiones".

"Estamos desaprovechando el talento y la capacidad intelectual de muchísimas personas simplemente porque al llegar a una franja de edad ya no se les da una oportunidad o no se les considera válidas", denuncia. Los datos de su desempeño, de hecho, demuestran lo contrario.