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Análisis

Afganistán dos años bajo el régimen talibán: un país asfixiado económicamente con los derechos sepultados

  • Vendieron aperturismo a cambio de las ayudas internacionales, pero han demostrado que los 'talibanes 2.0' no existen
  • El régimen talibán es tan hermético que ha conseguido que no trasciendan las divisiones internas que, sin embargo, se dan

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'Apartheid' de género en Afganistán: los talibanes 'arrinconan' a niñas y mujeres

El Emirato Islámico de los talibanes cumple este martes dos años de vuelta al poder en Kabul. El régimen autárquico, contra todo pronóstico, ha aguantado dos años en un Afganistán quebrado que amanece cada día más oscuro y silenciado. El Príncipe de los Creyentes, Haibatulá Ajundzadá, ha liderado un gobierno de facto condenando al país a encerrarse más en sí mismo, aunque se ha impuesto en un mundo que miraba atónito su arrolladora llegada a Kabul el 15 de agosto de 2021. En cuestión de semanas expulsaron al gobierno apoyado por la comunidad internacional, precipitando la retirada anunciada de Estados Unidos y de la OTAN.

"Se suponía que el aislamiento internacional iba a dejar en una situación muy desastrosa al país, obviamente así lo ha sido para la población, pero los talibanes han aguantado", asevera el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) Jesús A. Núñez. El dominio talibán se mantiene gracias a su aparato represivo. "Han sido muy pragmáticos al mismo tiempo que han ido imponiendo su dictado con una carga ideológica muy acusada", añade. Su capacidad opresora ha sido clave para mantener a la población sometida, especialmente a las mujeres y a las niñas.

"Afganistán pende de un hilo porque hay otros países que colaboran con el régimen actual y porque las agencias de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales siguen manteniendo a la población", explica Ana Ballesteros Peiró, doctora en Estudios Árabes e Islámico e investigadora senior en el Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB). Insiste en que si no fuera por el exterior, el régimen no habría sobrevivido, "ya habría colapsado".

"La diplomacia nunca ha parado"

El paso del tiempo ha abierto la puerta a establecer contactos. "La diplomacia nunca ha parado", reafirma. Además, viendo cómo se han ido las potencias occidentales y "lo desastrosa" que ha sido su intervención, "ni a Estados Unidos ni a nadie se le ocurre meterse allí", señala el experto. Explica que hasta ahora no se han establecido negociaciones, pero sí comunicación bajo cuerda. "No pueden abiertamente apostar por talibanes", concluye. Hay muchos países que han interactuado con ellos. Los contactos se han mantenido y se han abierto incluso algunas negociaciones. "Su posición es inamovible, es muy complicado conseguir que cambien de actitud y que hagan algún tipo de concesión", subraya la analista. Al bloque occidental tampoco le interesa dejar el territorio a otras alianzas internacionales.

Evitar la ruptura de lazos con actores externos, fundamentalmente, con China y Pakistán ha sido clave. Los dos grandes beneficiarios, según Núñez, compiten respectivamente con Estados Unidos e India por hacerles de contrapeso en la región, por lo que celebran que Washington se haya marchado. "La situación es tan inestable todavía que no han conseguido obtener rédito de este abandono", asegura por su parte Ballesteros Peiro. Pekín es quien más contratos tiene firmados con los integristas, pero "la seguridad es un requerimiento fundamental para las inversiones chinas", añade la experta.

Por su lado, Islamabad ha mantenido un juego ambiguo en su apoyo a los talibanes; "Está pagando caro el precio, porque está teniendo diversos ataques terroristas de sus propios talibanes paquistaníes que están en Afganistán", argumenta la investigadora del CIDOB. Pero en estos dos años ha intentado tejer relaciones invirtiendo mucho en "diferenciar entre los talibanes afganos como buenos afganos y talibanes malos los que son los que crean problemas dentro de casa", matiza el codirector del IECAH.

Las purgas internas de un grupo hermético

El régimen talibán es tan hermético que ha conseguido que no se manifiesten al exterior las divisiones internas que, sin embargo, existen. De hecho, el tema de la educación de las niñas es un motivo de discrepancia. "Hay fracturas internas muy potentes que no han trascendido al exterior", dice Núñez. En este periodo quienes controlan Kabul parecen haber sabido gestionar, a su manera, sus purgas internas. "Han demostrado tener autoridad sobre las demás facciones", asegura.

Hay muchas dificultades para conocer lo que está ocurriendo dentro, matiza la analista del CIDOB, que "nuestros" contactos se marcharon y que se trata de un régimen que desde su llegada se ha hecho con el control de la prensa y se ha esforzado en borrar todo rastro de medios independientes. Esto se añade a la "gran cantidad de propaganda de que todo va bien para tapar la realidad”, aclara Ballesteros.

Estamos obligados a cumplir sus órdenes porque hemos jurado fidelidad a nuestro emir

"En el emirato no hay ni rebelión ni oposición", aseguró en febrero el propio viceministro de Exteriores para Asuntos Políticos, Mohammad Abbas Stanikzai, tras filtrarse desacuerdos y desobediencias de algunos de miembros del núcleo duro. "Todos los miembros de este emirato están unidos. No hay ningún problema. Aceptamos todas las decisiones que toman nuestros líderes y consideramos que estamos obligados a cumplir sus órdenes porque hemos jurado fidelidad a nuestro emir", añadió Stanikzai para reafirmar la unidad y culpar a Estados Unidos para desfallecer al grupo. Uno de sus principales temores es que si estas purgas trascienden sus fronteras, analiza la experta, podrían ser una línea de acción de otros países para "debilitar al movimiento y conseguir que hagan concesiones".

Más seguridad: han dejado de hacer atentados

Los analistas coinciden en que la seguridad es lo único que han traído al recuperar el poder. De hecho, en su primera etapa (1996 a 2001) fueron bien recibidos por la población porque significaban ley y orden, trajeron seguridad en un contexto de conflicto. En estos momentos, paradójicamente, el país es más seguro. La explicación está en que ellos, junto con otros grupos afines, cometían la mayor parte de los atentados en el país desde su derrocamiento en 2001. "Ahora están gobernando, por lo que han dejado de atacar. Ya no son esa insurgencia y amenaza", manifiesta la investigadora. "Con su vuelta al poder creíamos que la amenaza yihadista iba a aumentar y, sin embargo, están siendo capaces de mantenerlo todo bajo su control", asegura Núñez.

La cúpula ha conseguido contener incluso las amenazas del grupo Jorasán, la rama afgana del autoproclamado Estado Islámico que también luchó para para expulsar a las potencias occidentales y hacerse con el control del país. Aunque la victoria abrió grietas y discrepancias entre las facciones fundamentalistas, Jorasán, suponían la principal amenaza: reivindicaron la autoría del atentado en Kabul en pleno proceso de evacuaciones en agosto de 2021. Entonces se llegó a creer que aumentarían su actividad yihadista, pero en estos dos años ha bajado la intensidad de la violencia en Afganistán y en toda la zona norte del país en la frontera con Tayikistán o Turkmenistán.

Además, han intentado marcar diferencias con Al-Qaeda. "Han dicho 'nosotros no vamos a reventar el mundo y solo queremos imponer nuestras propias ideas en nuestro territorio llamado Afganistán'", explica Núñez, lo que disminuye su capacidad de atentar en otros lugares. No es un movimiento internacionalista ni pretende adoctrinar para expandir su ideología, por lo que no se les considera una amenaza global. Aunque es importante tener en cuenta, precisa Ballesteros, que permiten a otros grupos terroristas tener como base el territorio afgano. "Ellos son un movimiento nacionalista, no tienen esa otra agenda, pero apoyan a los que sí tienen intención de atentar fuera", asevera. Al dar su beneplácito a los demás grupos terroristas hace que la amenaza no desaparezca.

Los hospitales reflejan la realidad del país

El hecho de que no haya un conflicto con frentes activos en casi todas las provincias del país "permitió a mucha gente poder desplazarse a buscar servicios de salud y se tradujo en un aumento de pacientes", asegura José Mas Campos, el responsable de la Unidad de Emergencias de Médicos Sin Fronteras. Ha llegado hace una semana de Afganistán y cuenta cómo los hospitales reflejan la realidad del país. Hay más seguridad, pero la población no tiene mejor acceso a los servicios de salud. "En el actual contexto, no solo existe el obstáculo de la distancia, sino que también está "la barrera económica o la gratuidad de los servicios médicos", argumenta.

Recuerda que el sistema sanitario ya era deficiente y bastante empobrecido ya antes de la llegada de los talibanes, pero ahora la situación es peor. La crisis económica es transversal a todo. "La malnutrición se ve acentuada por la crisis económica y la sequía. Nosotros sí atestiguamos una progresiva gravedad de un empeoramiento de la situación", dice Mas Campos. MSF ha tenido que multiplicar esfuerzos para dar una respuesta a una población que "llega a los centros de salud en condiciones ya muy críticas, hemos tenido que multiplicar las camas en nuestros hospitales". La falta de empleo hace que muchas familias "tengan que priorizar otras cosas a los cuidados médicos", añade.

El trabajo infantil o matrimonio infantil han resurgido como mecanismos de supervivencia para muchas familias

Según datos de Naciones Unidas, la mitad de la población de Afganistán se enfrenta a una situación de hambre extrema. La prolongada sequía, la subida de los precios de los alimentos y la pérdida de puestos de trabajo han sumido a unos 25 millones de afganos en la pobreza. El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) calcula que al menos 13 millones de niños y niñas necesitan ayuda. "Tenemos al 75% de la población en pobreza", calcula Rocío Vicente, especialista en programas de Cooperación de Unicef España. "Los datos son alarmantes, llevan a muchas familias a tomar decisiones muy desesperadas. El trabajo infantil o matrimonio infantil han resurgido como mecanismos de supervivencia para muchas familias que no tienen recursos y viven en la pobreza", añade.

Han dado la espalda a más de la mitad de la población

Una pobreza acentuada por el impedimento a trabajar a las mujeres. "¿Qué sociedad no se puede construir cuando se está dando la espalda a la mitad de la población?", se pregunta Vicente. La organización que trabaja con la infancia denuncia que las niñas no puedan ir a la escuela a partir de los 12 años. "El derecho a educación debe primar por encima de todo. La escuela es un lugar donde pueden encontrar oportunidades, sentirse más empoderadas y dotarse de pensamiento crítico", señala Pilar Orenes, directora general de Educo.

"Este contexto es el caldo de cultivo para la pobreza, discriminación, ausencia de derechos", concluye la portavoz de UNICEF, que lamenta no poder contar con la mano de obra de las afganas. "Ellas son el alma de la respuesta humanitaria que organizaciones como UNICEF están dando en el país. Además de estar altamente cualificadas, tienen acceso a espacios donde nuestros profesionales o colegas hombres no pueden llegar", denuncia.

Tienen acceso a espacios donde nuestros profesionales o colegas hombres no pueden llegar

En MSF han conseguido que las mujeres puedan seguir trabajando, pero solo en sanidad y educación, las únicas excepciones para quep uedan hacerlo. "En nuestra maternidad de Khost, una unidad llevada por mujeres para mujeres empleamos más de 260 compañeras. Sin las mujeres afganas no podríamos desarrollar el mismo trabajo que desarrollamos", asegura el responsable de MSF.

Muestra su preocupación por la situación de las mujeres y de sus compañeras sobre lo que ocurre de puertas adentro, no en sus propias casas, por cuanto sabemos que "la presión y la tensión en las calles no hace sino aumentar. Las mujeres que todavía continúan trabajando a veces son objeto de escarnio público", concluye Mas Campos. Según un reciente informe de la ONU, el maltrato de los talibanes a las mujeres equivale a un apartheid de género. "La persecución por motivos de género puede considerarse un crimen contra la humanidad", concluyeron.

El futuro incierto: los 'talibanes 2.0' no existen

Los primeros días de emirato vendieron aperturismo a cambio de seguir recibiendo las ayudas internacionales, pero a lo largo de este tiempo han demostrado que los 'talibanes 2.0' no existen. El paso del tiempo les ha obligado a quitarse la doble máscara. Su futuro lo marcará el hartazgo de una población que se quedó atrapada y habla más de lo prohibido y de los problemas. Uno de sus grandes handicaps ha sido la nefasta gestión del Estado. No han apostado como en otros regímenes autocráticos por tecnócratas para gestionar un país al borde del colapso.

Su llegada ha expulsado del país a toda la gente preparada y formada que ha contribuido durante 20 años en la construcción del país. "Han demostrado que no saben hacer la transición entre el grupo y la gente que gobierna", asegura Ballesteros Peiro. Recuerda que, aunque han ofrecido amnistías a determinadas figuras para que les ayuden a gobernar, hay muchas personas que tienen mucho miedo. "Tienen de directores de servicios a gente que está más acostumbrada a luchar en el campo de batalla. No saben gestionar", concluye. Y como han ganado la guerra no quieren compartir el poder.

"La comunidad internacional, el periodismo, el mundo académico y la política han intentado lavar la cara de los talibanes para hacer menos terrible la retirada de las tropas occidentales", lamenta la investigadora del CIDOB. "Fue inocente pensar que ellos cambiarían su forma de ser o se volvieran a moderar", alega Núñez. El futuro es incierto, los expertos insisten en que el único cambio posible tiene que venir desde dentro, un detonante que colme la paciencia de la población. Eso sí, el colapso aún no se ha producido, pero podría estar a la vuelta de la esquina.