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Radiografía de Cataluña

Cataluña: el histórico motor de la economía española es cada vez más poblada y diversa

  • Tradicional comunidad de llegada de migrantes, es uno de los territorios que más crecen en habitantes
  • Una economía diversificada mantiene su pujanza, aunque Madrid la adelantó por peso en el PIB nacional

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Radiografía de Cataluña: la sociedad y economía de la comunidad, en datos
Radiografía de Cataluña: la sociedad y economía de la comunidad, en datos GETTY
  • Cataluña

    Población:

    7.970.433 habitantes

    Superficie:

    32.091 km2

    Densidad:

    248,37 hab/km2

    Pulsa en los siguientes botones para ver su gráfico:
    Paro:

    9 %

    PIB:

    255.153,8 mill. de €

    Renta media:

    32.550 €/hab

    Edad media:

    43,4 años

    Mayores de 65:

    19,4 %

    Extranjeros:

    17,2 %

    Gráfico de evolución:

Las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo serán determinantes en el devenir de la política nacional, pero más allá de la política, también tienen una gran importancia para el conjunto de España por el gran peso demográfico y económico que tiene Cataluña dentro del país. Se trata de la segunda comunidad más poblada, con 7,7 millones de habitantes, según el INE en 2022, solo por detrás de Andalucía, y la segunda que más aporta al PIB nacional, un 19%, a solo unas décimas de la primera, Madrid. 

Este territorio, el sexto por extensión del país, ha sido tradicionalmente una tierra de atracción de migrantes, y en los últimos años ha registrado un gran aumento de población. Desde principios de siglo esta ha aumentado un 24%, la segunda que más ha crecido solo por detrás de la Comunidad de Madrid.

Si antes, durante la Revolución Industrial o con el éxodo rural de los años 60, esta migración procedía del interior del país, especialmente de regiones del sur como Andalucía, ahora viene sobre todo del extranjero. “Dos tercios de los censados en 2021 son inmigrantes o descendientes de inmigrantes”, decía recientemente Albert Esteve, director del Centre d’Estudis Demogràfics (CED), en la presentación del último informe sobre la población catalana de este organismo. “Y si miramos la tercera generación, tres de cada cuatro catalanes serían producto directo o indirecto de la inmigración del siglo XX y XXI, porque tienen algún abuelo nacido fuera de Cataluña”, añadía.

Tierra de llegada de migrantes

El fenómeno se observa claramente en municipios del área metropolitana de Barcelona, como L’Hospitalet de Llobregat. Es la ciudad de entre las 20 más pobladas de España que tiene menor porcentaje de población nacida en su misma provincia, apenas un 45%, y dos de cada tres mayores de 65 vienen de otro lugar de España.

Cataluña es además la segunda comunidad con la tasa más alta de población extranjera, con un 16,2%, solo por detrás de Baleares, que llega casi al 19%, según el padrón de 2022. De los 1,6 millones de nacidos en el extranjero, la principal colonia, con diferencia, es la de Marruecos, con 256.000 habitantes, seguida de Argentina (87.000) y Rumanía (74.000).

Ha sido precisamente este intenso fenómeno migratorio el que explica el aumento de población, ya que el crecimiento natural -la diferencia entre nacimientos y defunciones- es negativo en Cataluña, así como en España, desde 2018, según el Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat). También ha crecido el envejecimiento, aunque la comunidad tiene una tasa por debajo de la media nacional.

A la cabeza de España por una larga tradición industrial

Fue esa “amplia tradición industrial”, que empezó con el algodón a principios del siglo XIX, lo que explica en gran parte la histórica prosperidad de Cataluña, una de las regiones más pujantes de España desde hace dos siglos, según explica a RTVE.es Josep Lladós, profesor de Economía de la Universitat Oberta de Catalunya. Otros factores incluyen la “formación de capital humano”, que se ha impulsado desde hace tiempo a través de un sistema de investigación y universitario “muy potente” o la “orientación al exterior” de la economía y la “capacidad de atracción de talento” de otros lugares, tanto de personas como de inversiones.

Las cifras dan cuenta de esta mirada hacia el exterior de la economía catalana. Es la primera comunidad en España en volumen de exportaciones, más de 100.000 millones de euros en 2023, representado una cuarta parte del total nacional. Exporta esencialmente productos químicos -sobre todo medicamentos-, automoción y textiles, según CaixaBank Research.

Aquella industrialización motivó la pujanza económica. El peso de la industria, que era sobre todo manufacturera, llegó a suponer un 45% del PIB a mediados del siglo pasado. Se ha ido reduciendo en las últimas décadas -como ha ocurrido en todas las comunidades industrializadas-, y ahora es del 18,7%, algo por encima de la media nacional, pero a pesar de esa reducción, y a diferencia de otras comunidades también con gran peso industrial, como el País Vasco, Cataluña ha logrado diversificar su economía

Aunque se ha orientado hacia los servicios, una tendencia general en toda España y los países desarrollados, tiene “más diversidad incluso” dentro de este sector, apunta Lladós, con un peso destacado de “los servicios intensivos de conocimiento, muchos de ellos también orientados al exterior”, como el I+D o la ingeniería. Todos ellos comparten la característica de que un uso intensivo de capital humano con alta capacitación. 

Gracias en parte al dinamismo de estos sectores, Cataluña tiene un paro por debajo de la media, del 8,9% frente a 11,8% nacional, y destaca especialmente Lleida, con una de las tasas más bajas del país, del 5,4%. También destaca positivamente la tasa de actividad, la segunda más alta de España, solo por detrás de la Comunidad de Madrid.

El turismo: pilar de la economía que “tensiona” la vivienda

Pero el gran pilar de la economía catalana es el turismo, que representa casi un 15% del PIB. Es el primer destino nacional en atracción de turistas extranjeros (las llegadas a Cataluña son un 20% del total), pero su éxito también tiene contrapartidas. El principal destino catalán, Barcelona, se sitúa como una de las ciudades europeas más saturadas: con apenas 1,6 millones de habitantes, recibió el año pasado 15,6 millones de visitantes, según el Observatori de Turisme de Barcelona.

Esta afluencia masiva, a pesar del retorno económico de 9,6 millones de euros, ha provocado malestar en los vecinos de las zonas más visitadas, pero su efecto más significativo se da sobre la vivienda. “Ha habido una dificultad considerable para conseguir gestionar el aumento de la demanda turística con los cambios en la oferta, esencialmente con la llegada de las plataformas de alojamiento como Airbnb”, apunta el profesor de la UOC. Estas plataformas “están tensionando el mercado de la vivienda, que ya estaba muy tensionado previamente” en la capital catalana y su área metropolitana.

Por ello, Cataluña ha sido la única comunidad que ha aplicado la recién aprobada ley de vivienda para regular los precios. Ha declarado como zonas tensionadas 140 municipios en los que viven tres cuartas partes de los catalanes, entre ellos prácticamente todos los del área metropolitana de Barcelona y los del litoral de la provincia, además de localidades muy turísticas como Lloret de Mar, Salou o Cambrils. En muchos de ellos, los hogares dedican a pagar el alquiler un 60% o un 70% de la renta, muy por encima del 30% que establece el índice de referencia de precios del Gobierno para declarar una zona como tensionada. 

El debate sobre el turismo es el que, en última medida, ha acabado por tumbar los últimos presupuestos catalanes y detonar el adelanto electoral por el actual Govern de ERC. La razón definitiva fue el rechazo de los Comunes a apoyar el proyecto del macrocomplejo de ocio y juego Hard Rock en Tarragona, por la cantidad de visitantes que atraería en un contexto de grave sequía.

El ‘procés’ y la larga lucha con Madrid por la primacía económica

Históricamente Cataluña ha sido la comunidad que más aportaba a la riqueza nacional, representando alrededor de un 19% del PIB nacional. Sin embargo, en 2012 la Comunidad de Madrid, tras un rápido crecimiento, la adelantó por primera vez, y ahora mantiene el primer puesto por unas décimas. Ha coincidido con los años del ‘procés’ independentista, que para los empresarios catalanes y algunos expertos supuso un freno al crecimiento económico. 

El Cercle d’Economia ha lamentado que, todavía en 2024, persisten los efectos de la “fuga de empresas” a raíz del ‘procés’ y "el efecto reputacional" que este ha tenido para atraer centros de decisión empresariales. Con el referéndum ilegal de 2017, destacadas compañías cambiaron su sede social de Barcelona -aunque no necesariamente sus lugares de trabajo- a ciudades como Madrid, Valencia o Palma. Fue el caso de CaixaBank, Banco Sabadell, Allianz Seguros, Naturgy o el Grupo Planeta.

Para Lladós, el ‘procés’ influye en la pérdida de peso de Cataluña respecto a la capital española, pero no es la única razón. “Madrid tiene varias cosas que le favorecen, como la cercanía con el poder político. Es un sitio donde se sitúan muchas sedes centrales de las empresas”, señala, mientras que las “distorsiones del sistema de financiación autonómico” permiten que la comunidad aplique una “política fiscal que sea mucho más atractiva” y el sistema de infraestructuras de transporte radial también le beneficia. Además, la fuerte base industrial y el perfil exterior de la economía catalana hace que sea más vulnerable a crisis internacionales y tensiones geopolíticas, añade el economista.

En términos de evolución económica, durante los años del ‘procés’ el crecimiento del PIB fue algo menor de la tasa nacional: en 2017 creció un 2,8% en Cataluña y un 3% en España, mientras que al año siguiente el crecimiento fue de un 2,3% y de un 2,8% respectivamente. Pero en 2019 y tras la crisis de la pandemia, la riqueza aumentó más en la comunidad catalana que en el conjunto del país. 

Una Cataluña a distintas velocidades marcada por la pujanza de Barcelona

Pero hablar en general de riqueza catalana esconde las importantes diferencias dentro de la comunidad. Barcelona y su zona de influencia, donde viven más del 60% de catalanes, tira con fuerza del carro de la economía, mientras que otras zonas están más atrasadas. Se aprecia por ejemplo en el nivel de renta: mientras que Barcelona es la única que supera la media de la comunidad y se sitúa entre las cinco provincias más ricas, Tarragona está al nivel de Castilla y León o Galicia. La gran importancia de la Ciudad Condal, un nodo clave en la economía europea e incluso mundial, respecto al resto de Cataluña, ha llevado a algunos estudiosos a hablar de macrocefalia.

Para el profesor Josep Lladós, el posible desequilibrio por el gran crecimiento de Barcelona, que lleva dos siglos atrayendo población, “se ha ido corrigiendo con éxito gracias al impulso de las infraestructuras de transporte”, que han beneficiado a “la primera y segunda columna metropolitana, que es donde realmente está la industria”, por lo que existe un área metropolitana “grande pero policéntrica”. De hecho, la población en Barcelona capital ha crecido apenas un 7% en las dos últimas décadas respecto al resto de capitales de provincia, mucho más dinámicas: la población de Girona ha aumentado un 33%, mientras que la de Lleida lo ha hecho un 22% y la de Tarragona un 15%, según Idescat.

De lo que adolecen el resto de focos económicos alejados de la región metropolitana es que son “menos diversos y mucho más especializados”, lo que hace que estén “más en riesgo”, según Lladós. Es el caso del sector petroquímico en Tarragona, el mayor polo del sur de Europa, el turismo en la costa de Girona o el sector agroalimentario en Lleida. 

Renovables y sequía, las asignaturas pendientes en materia ambiental para Cataluña

En materia energética, Cataluña destaca a la baja en cuanto a implantación de renovables. La comunidad está en la mitad de la tabla por producción de energías limpias, con una generación de 6.000 GWh. Representa el 4% del total nacional, cuando su población supone el 16% de la española y su economía el 19%, por lo que está muy por debajo de su demanda. La oposición local frenó muchos proyectos y durante una década de parálisis total, entre 2012 y 2022, no se instaló prácticamente un molino eólico. 

En los dos últimos años, sin embargo, la Generalitat sí que ha desbloqueado un centenar de proyectos que suman unos 1.600 MW, aunque sigue muy por debajo de la energía que consume. “No puede ser que estemos a la cola de la generación [renovable] por discusiones políticas, por desacuerdos, o sencillamente por no ser valiente y tomar las medidas que son necesarias”, expone Lladós.

El otro gran freno climático al crecimiento es la sequía, la más grave en los dos últimos siglos según algunos estudios, y que ya entra en su cuarto año, obligando a aplicar restricciones a más del 70% de los catalanes. Aunque aún es pronto para cuantificar los daños, BBVA Research ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento en Cataluña para 2024 hasta el 1,4% en parte por este fenómeno.

El catalán mantiene su uso, aunque más en Girona que en L’Hospitalet 

Décadas de inmersión lingüística en Cataluña y políticas a favor de la normalización del uso del catalán han permitido un alto grado de conocimiento del idioma. En 2021, el 95,9% de la población de Cataluña mayor de dos años entendía el catalán, y cerca de un 90% sabía hablarlo y leerlo, según Idescat. 

En cuanto a su uso, el porcentaje es menor, y se ha mantenido estable en las últimas décadas. En el trabajo o en la escuela, un 28% lo utilizaba siempre, el 32,6% frecuentemente y el 18,6% alguna vez. Algo similar ocurre entre amigos, donde el 26,2% lo utilizaba siempre, el 28,2% frecuentemente y el 23,3% a veces, mientras que en familia el porcentaje de los que lo utilizan siempre sube hasta casi el 34% y baja en cambio hasta el 15,6% frecuentemente y el 18,2% alguna vez. Por territorios, se escucha hablar más catalán en ciudades como Sant Cugat del Vallès, Girona, Manresa o Lleida, y muy poco en el área metropolitana de Barcelona, en municipios como Santa Coloma de Gramanet, L'Hospitalet de Llobregat o Cornellà.