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Terremoto en Turquía y Siria

Localizar, ladrar y rescatar: el crucial trabajo de los perros para encontrar supervivientes

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Los perros de los equipos españoles han protagonizado algunos rescates clave
Los perros de los equipos españoles han protagonizado algunos rescates clave

Además del trabajo de los miles de rescatistas de todo el mundo desplazados a Turquía y Siria, la labor de los perros que les acompañan está siendo vital para encontrar supervivientes. La esperanza de hallar personas vivas entre los escombros se estrecha a cada momento, especialmente ya pasadas las 72 horas desde el primer terremoto, por lo que el olfato canino es ahora aún más importante.

Los cuatro perros de Bomberos Unidos Sin Fronteras (BUSF), una ONG de Huelva desplegada en Turquía, llevan trabajando día y noche desde que llegaron poco después del seísmo, y estarán allí hasta el próximo martes, momento a partir del cual será "prácticamente imposible" encontrar supervivientes más allá de algún milagro. "Hasta que nos vayamos no vamos a parar de intentarlo. No perdemos la esperanza y los perros son capaces de encontrar cualquier rastro de vida", explica a RTVE.es Antonio Nogales, presidente de la organización.

Lo demostraron en la tarde del miércoles, cuando uno de estos canes ladró avisando que había encontrado a alguien en las ruinas de un edificio en la ciudad de Elbistán. Tras 14 horas de desescombro, en la mañana del jueves, sacaron con vida a una joven de 24 años que llevaba más de tres días atrapada. Junto a ella, los cadáveres de su madre y su hermana.

Los perros que utiliza BUSF, así como la mayoría de los que están ahora en la zona afectada, son los llamados 'perros de vivos', especializados en encontrar únicamente a personas con vida. En los próximos días, cuando las posibilidades de supervivencia pasen a ser ínfimas, será el turno de los perros especializados en encontrar cadáveres.

"Es mucha responsabilidad determinar dónde hay alguien vivo, pero también dónde no lo hay, porque nosotros vamos batiendo estructuras y si decimos que en una no hay nadie con vida, va a venir una máquina excavadora para hacer un desescombro indiscriminado", señala Nogales.

"Perros valientes" entrenados con escombros

Para adiestrar a los perros, en el lugar de entrenamiento se recrean las circunstancias que se encontrarán en la búsqueda real. A los voluntarios de BUSF, por ejemplo, les avisan cuando hay un derribo de un edificio, para que puedan utilizar los escombros, mientras que en K9, un centro de entrenamiento de Málaga, añaden otros factores, como más personas, gritos, y otros perros, para reproducir el "estrés" al que deberán enfrentarse, asegura Marta Sainz, instructora canina.

En un proceso que puede durar entre unos seis meses o un año, el perro comienza aprendiendo que tiene que encontrar a una persona y ladrarle para conseguir un juguete. "Al principio trabajamos con las víctimas a la vista, luego semiocultas y al final ocultas, de manera que el perro aprenda a utilizar el olfato para llegar a ellas", asegura Alfredo Garrido, cabo primero instructor en el Centro Militar Canino de la Defensa.

Garrido imparte clases en el centro donde se ha formado la Unidad Militar de Emergencia (UME), desplegada en Turquía con cinco perros. Tres de ellos -Nico, Otan y Speed-, son "perros de vivos", mientras que otra, Chony, está entrenada para localizar fallecidos. Los animales, para llevar a cabo estas tareas, deben ser "valientes, sin miedos y sin inseguridades en cualquier escenario, porque tienen que trabajar en circunstancias de estrés, con sirenas, ruidos, chillidos…"

Se recurre a razas de trabajo, como pastores belgas malinois, pastores alemanes y perros de agua, sobre todo, aunque también labradores o sabuesos, según cada equipo y cada país. Perros activos y a los que les guste jugar, porque "para ellos no deja de ser un juego", según Garrido, aunque puntualiza que este juego siempre está estructurado para lograr los mejores resultados.

En BUSF recurren al llamado Método Arcón, según el cual entrenan a los perros para señalizar el olor de una persona viva y "discriminar los demás" -tanto de cadáveres, como de otros animales o cualquier otro tipo de olor-. El olor de persona viva es el "denominador común" en distintas fases y distintos escenarios del adiestramiento, por lo que el perro termina por distinguirlo.

"No es fácil que un perro sea un perro de rescate"

El trabajo de localizar supervivientes es duro -"el ejercicio del olfato cansa más que correr", según Sainz, por lo que los perros trabajan durante periodos cortos de máxima concentración, de 20 o 30 minutos como máximo, calcula Garrido. Después, descansan durante una hora o dos, idealmente en espacios protegidos donde puedan estar tranquilos. Por eso en cada equipo hay varios perros, que se van turnando para trabajar todas las horas posibles.

Perros descansan tras su turno de rescate

Perros descansan tras su turno de rescate

En general, cada perro tiene su propio guía, con quien establece un vínculo especial a lo largo del adiestramiento, lo que facilita después las labores de rescate. "Hacen una labor estupenda, pero al perro eso le da igual, él va con su guía a jugar", asegura la instructora de K9.

Explica, además, que el olfato de los perros, que pueden llegar a tener diez veces más receptores olfativos de los humanos, es tan "tremendamente selectivo", que son capaces de distinguir el olor de una persona incluso aunque una persona se haya echado "dos litros de colonia".

Mientras que para la localización de una persona concreta, como ocurre en el caso de un desaparecido conocido, se recurre a alguna prenda de ropa que tenga su olor, en situaciones como la que se vive en Turquía los perros son capaces de localizar a cualquier persona viva.

Por lo complejo del trabajo de rescate, a este tipo de catástrofes van "los mejores", asegura Sainz. Coincide Nogueras: "No es tan fácil que un perro sea un perro de rescate, muchas veces es difícil encontrarlo". Después de su entrenamiento, estos animales ponen a prueba ahora su capacidad para salvar vidas en medio de un panorama devastador, y con el reloj corriendo en contra.