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Al menos siete personas han fallecido en la región del Caribe por el paso del huracán 'Beryl', que ha alcanzado la categoría 5 (potencialmente catastrófico). Se ha convertido en el huracán de mayor intensidad en la historia del Atlántico en el mes de junio-julio.

Hay tres fallecidos en Granada y Venezuela, cada uno, y otra víctima en San Vicente y las Granadinas, donde ha sido especialmente dura su llegada y ha dejado a muchos de sus residentes sin casa. La tormenta ha provocado deslizamientos de tierra, numerosos daños y destrucción de hogares y cortes tanto de energía como de las líneas de comunicación.

Jamaica, Haití y la Península de Yucatán, en México, se preparan para su inminente llegada, donde se espera que pierda algo de intensidad. Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, esta temporada de huracanes, que va desde principios de junio hasta finales de noviembre, se pronostica especialmente intensa por el aumento de las temperaturas en el Atlántico y el impacto directo del fenómeno de La Niña en el Pacífico.

Los familiares de las más de 2.000 personas sepultadas por un enorme deslizamiento de tierra en una localidad remota de Papúa Nueva Guinea continúan esperando la llegada de ayuda mientras intentan llegar a los desaparecidos con palas, bastones e incluso con sus propias manos. Mientras, la ONU estima que hay 7.849 personas afectadas por el alud de tierra ocurrido tras un fuerte terremoto el viernes 24 de mayo en la provincia de Enga, al norte del país.

Tanto China como Nueva Zelanda y Australia han prometido que enviarán ayuda al país insular en el que viven nueve millones de personas, la mayoría en extrema pobreza. Sin embargo, la remota ubicación de la zona afectada, la inestabilidad del terreno y la violencia tribal están dificultando las labores de rescate y recuperación de cuerpos.

Una avalancha de tierra y rocas en un radio de más de 200 kilómetros cuadrados ha dejado varias aldeas sepultadas en Papúa Nueva Guinea. El desastre ocurrió de madrugada tras un terremoto, en una provincia rural a 600 kilómetros de la capital del país. Allí vivían, según el censo, 4.000 personas. 700 podrían haber muerto según una agencia de la ONU. Hasta el momento solo se han podido recuperado cinco cadáveres.

Foto: Mohamud Omer/International Organization for Migration/AFP